Estados Unidos est¨¢ de vuelta (m¨¢s o menos)
Si Biden logra sellar acuerdos con aliados y competidores, ?qui¨¦n puede garantizar que su sucesor no los abandone, como hizo Trump? La pol¨ªtica exterior de su pa¨ªs sufre de una inconsciencia end¨¦mica

En el primer discurso sobre pol¨ªtica exterior de su presidencia, Joe Biden tuvo un mensaje simple para el mundo: ¡°Estados Unidos est¨¢ de vuelta¡±. Pero restablecer la credibilidad de la diplomacia norteamericana e implementar una pol¨ªtica exterior efectiva ser¨¢ una batalla cuesta arriba.
A su favor hay que decir que Biden est¨¢ tomando medidas para revertir muchas de las pol¨ªticas m¨¢s perjudiciales de Donald Trump. Como observ¨® en su discurso, ya firm¨® los papeles para volver a sumarse al acuerdo clim¨¢tico de Par¨ªs y ha reanudado las relaciones con la Organizaci¨®n Mundial de la Salud.
Biden tambi¨¦n anunci¨® la suspensi¨®n de la retirada de tropas de Alemania planeados por Trump ¡ªun intento evidente de tranquilizar a los aliados europeos distanciados de Estados Unidos¡ª. Asimismo, advirti¨® al presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, que los d¨ªas en que Estados Unidos ¡°daba vuelta la cara frente a las acciones agresivas de Rusia¡ se terminaron¡±. Y prometi¨® que Estados Unidos dejar¨ªa de apoyar la ofensiva liderada por los saud¨ªes en Yemen y fortalecer¨ªa la diplomacia para poner fin a la guerra catastr¨®fica.
Al mismo tiempo, Biden parece inclinado a defender algunas de las pol¨ªticas m¨¢s sensatas de Trump. En particular, Trump fue firme en su deseo de evitar guerras ¡°est¨²pidas e interminables¡± en Oriente Pr¨®ximo, y retir¨® las tropas estadounidenses de Siria, Irak y Afganist¨¢n, resign¨¢ndose al retorno al poder de los talibanes afganos.
Probablemente Biden adopte una estrategia similar (que, sin duda, comenz¨® con el antecesor de Trump, Barack Obama). Y por buenos motivos: Estados Unidos ha derramado grandes cantidades de sangre y dinero en Oriente Pr¨®ximo, y tiene muy pocos resultados que mostrar.
En cuanto al conflicto palestino-israel¨ª, Biden ha refrendado los Acuerdos de Abraham negociados por Trump entre Israel y varios pa¨ªses ¨¢rabes, aunque representaron un retroceso estrat¨¦gico para la causa palestina. Si bien no se espera que respalde el espurio plan de paz palestino-israel¨ª de Trump, tambi¨¦n parece improbable que invierta mucho capital pol¨ªtico en defender la soluci¨®n de dos estados ¡ªa esta altura, una causa perdida¡ª.
Pero sigue habiendo pruebas importantes por delante para la pol¨ªtica exterior. Empezando por Ir¨¢n, que Biden apenas mencion¨® en su discurso reciente. Durante su campa?a, Biden prometi¨® regresar al acuerdo nuclear iran¨ª de 2015, el llamado Plan de Acci¨®n Integral Conjunto, que Obama negoci¨® y Trump abandon¨®. Con este objetivo, la Administraci¨®n Biden tendr¨¢ que persuadir a Ir¨¢n de dejar de enriquecer uranio m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites impuestos por el Plan y acordar nuevas negociaciones, antes de que Estados Unidos levante sus sanciones econ¨®micas penalizadoras al pa¨ªs. Por supuesto, Ir¨¢n quiere que primero se distiendan las sanciones, pero un acuerdo es absolutamente alcanzable.
El mayor desaf¨ªo ser¨¢ superar la resistencia de los aliados regionales de Estados Unidos, especialmente Israel, cuyo ej¨¦rcito ya se est¨¢ preparando para una posible acci¨®n ofensiva contra Ir¨¢n. La viabilidad estrat¨¦gica de este tipo de ofensiva no es para nada clara. En 2012, el entonces ministro de Defensa israel¨ª, Ehud Barak, concluy¨® que el programa nuclear de Ir¨¢n ya se estaba acercado a la ¡°zona de inmunidad¡±, donde un ataque no podr¨ªa desbaratarlo, debido al ¡°know-how, las materias primas, la experiencia y el equipamiento¡± acumulados del pa¨ªs.
De todos modos, el primer ministro israel¨ª, Benjamin Netanyahu, tiene un historial probado de saboteador, y la Administraci¨®n Biden debe tener cuidado de no permitirle retomar ese rol. A pesar de verse afectado por las sanciones, Ir¨¢n conserva un poder de negociaci¨®n considerable. Cuenta con el respaldo de Rusia y China, y Biden parece reconocer que Estados Unidos no se puede permitir entablar otra guerra en Oriente Pr¨®ximo.
Si bien Biden le dedic¨® algo de atenci¨®n a Ir¨¢n en su discurso, no mencion¨® a Corea del Norte en absoluto. Aqu¨ª, el dilema ya no es c¨®mo revertir la nuclearizaci¨®n, sino m¨¢s bien c¨®mo mitigar cualquier amenaza a los aliados de Estados Unidos y al territorio norteamericano. La diplomacia ha fracasado de manera consistente y, considerando que una acci¨®n militar es sin duda una absoluta calamidad, la Administraci¨®n Biden tiene muy pocas opciones favorables.
Finalmente, est¨¢ el desaf¨ªo de China. En su discurso, Biden prometi¨® ¡°confrontar¡± los abusos econ¨®micos de China, ¡°contrarrestar su acci¨®n agresiva y coercitiva¡± y ¡°rechazar¡± sus ¡°ataques¡± a los derechos humanos, la propiedad intelectual y la gobernanza global. Pero tambi¨¦n prometi¨® trabajar junto con China ¡°cuando hacerlo sea para beneficio de Estados Unidos¡±.
Transitar esta l¨ªnea no ser¨¢ f¨¢cil. Una estrategia excesivamente mesurada le permitir¨¢ a China incursionar a¨²n m¨¢s en territorio de los aliados de Estados Unidos en Asia, erosionar el liderazgo de Estados Unidos en industrias de alta tecnolog¨ªa y desafiar la primac¨ªa del d¨®lar estadounidense. Pero una estrategia excesivamente dura descartar¨ªa la cooperaci¨®n tan necesaria en retos compartidos como el cambio clim¨¢tico, y aumentar¨ªa el riesgo de una confrontaci¨®n militar potencialmente catastr¨®fica.
Para Estados Unidos, la clave para equilibrar estos riesgos es centrarse en gestionar una competencia estrat¨¦gica, no en hacer valer el predominio. Los d¨ªas de la hegemon¨ªa norteamericana quedaron atr¨¢s y el sistema pol¨ªtico disfuncional de Estados Unidos es incapaz de contrarrestar la estrategia de desarrollo de China, ni siquiera si mejorara su propia infraestructura obsoleta. La ¨²nica manera de frenar a una China cada vez m¨¢s asertiva es a trav¨¦s de la cooperaci¨®n con aliados empoderados. Afortunadamente, Biden es consciente de las deficiencias de Estados Unidos y ha prometido construir una alianza global de democracias precisamente con el objetivo de competir con China.
Pero fijar objetivos es s¨®lo el primer paso. Si Estados Unidos pretende trabajar de manera efectiva con aliados, sin hablar de competidores, necesita credibilidad. Y eso no abunda por estos d¨ªas.
La credibilidad internacional de un pa¨ªs ¡ªy, por ende, la efectividad de su pol¨ªtica exterior¡ª debe construirse sobre cimientos dom¨¦sticos s¨®lidos. Pero, desde su respuesta fallida a la pandemia hasta el ataque al Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero, la disfunci¨®n pol¨ªtica de Estados Unidos recientemente ha quedado expuesta a la vista de todos. La ¡°ciudad sobre una colina¡± ha perdido su brillo.
La pol¨ªtica exterior de Estados Unidos sufre de una inconsistencia end¨¦mica. A¨²n si Biden logra sellar acuerdos con aliados y competidores, ?qui¨¦n puede garantizar que su sucesor no los abandone, como hizo Trump durante su mandato? El Senado de Estados Unidos ha votado para absolverlo de incitar a la multitud el 6 de enero, de modo que Trump puede volver a postularse a la presidencia en 2024. Y bien podr¨ªa ganar, sobre todo porque tal vez no enfrente a un candidato en funciones. (A los 78 a?os, Biden ya es el presidente de mayor edad en la historia de Estados Unidos).
De manera que, s¨ª, Estados Unidos va camino a volver a integrarse al resto del mundo. Pero todav¨ªa est¨¢ por verse si el poder de su ejemplo, como espera Biden, convencer¨¢ a los socios esc¨¦pticos.
Shlomo Ben-Ami, ex ministro de Relaciones Exteriores israel¨ª, es vicepresidente del Centro Internacional Toledo para la Paz. Es el autor de Scars of War, Wounds of Peace: The Israeli-Arab Tragedy.
Copyright: Project Syndicate, 2021. www.project-syndicate.org
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.