Magia y despotismo en Managua
La creaci¨®n de un ministerio de Asuntos del Espacio Ultraterrestre acelera la identificaci¨®n de Nicaragua como rep¨²blica alien¨ªgena, sin barreras institucionales ni moral que impidan a Ortega y Murillo gobernar a su antojo
La creaci¨®n de un Ministerio de Asuntos del Espacio Ultraterrestre en un pa¨ªs pobre y reprimido acelera la identificaci¨®n de Nicaragua como rep¨²blica alien¨ªgena, sin barreras institucionales ni moral que impidan a Daniel Ortega y Rosario Murillo gobernar a su antojo y sumarse a la colonizaci¨®n de Marte. La ley es tan estrafalaria que los pasmados a¨²n cavilan sobre sus verdaderos prop¨®sitos, m¨¢s all¨¢ de considerarlo otra creatura del despotismo presidencial, y de las pr¨¢cticas esot¨¦ricas de la vicepresidenta consorte, motejada en algunos ¨¢mbitos como la Gran Hermana.
La novela de Orwell que nos desazon¨® con la ubicua polic¨ªa del Pensamiento y una sociedad donde se manipula la informaci¨®n y se practica la vigilancia masiva y la represi¨®n pol¨ªtica y social, extrapolaci¨®n del comunismo y del fascismo, encuentra su plasmaci¨®n terrenal en la tinta de calamar despedida, en a?o electoral, por el nuevo ministerio de Managua, tan asombroso como las carteras del Amor, la Paz, la Abundancia y la Verdad de 1984.
No es posible abordar sin sarcasmos una iniciativa que remite al Tratado sobre el Espacio, suscrito en 1967 entre EE UU, el Reino Unido y la URSS, y en Nicaragua, a las maquinaciones del matrimonio en su planetario particular para no compartir el poder, recuperado en 2007 gracias a las componendas, entre ellas la urdida con la Iglesia cat¨®lica a cambio de penalizar el aborto. Las ciencias del espacio m¨¢s desarrolladas por las excrecencias del sandinismo son los o¨ªdos sordos a las denuncias, el matonismo parapolicial y el taponamiento de los espacios del pluralismo.
Desde hace dos a?os, un pelot¨®n de amanuenses desplegado en los poderes del Estado sirve a sus se?ores destruyendo el universo de las libertades con leyes amedrentadoras, suficientemente imprecisas como para amnistiar a pistoleros encapuchados y criminalizar a la oposici¨®n cuando convenga de aqu¨ª a las generales del 7 de noviembre: la Ley de Regulaci¨®n de Agentes Extranjeros; la Ley Especial de Ciberdelitos, trituradora de la libertad de expresi¨®n; la reforma del Art¨ªculo 37 de la Constituci¨®n; o la Ley de Defensa de los derechos del pueblo a la independencia, la soberan¨ªa y autodeterminaci¨®n para la paz, que incorpora la cadena perpetua. Todas consagran las trampas sem¨¢nticas necesarias para inhabilitar y encarcelar con cargos de golpismo y traici¨®n a la patria.
Resulta indignante la desfachatez de reglamentos que proscriben las protestas antigubernamentales, invalidan los procesos electorales y acorralan a la prensa y organizaciones de derechos humanos, tan imprescindibles ahora como cuando Ortega y Murillo reclamaban su solidaridad para derrocar al tirano. La comunidad internacional, que en 1979 aplaudi¨® la revoluci¨®n sandinista y la ca¨ªda de Somoza, no sale de su asombro al ver el da?o causado a la democracia y la decencia por la extra?a pareja.
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