Sarkozy: la justicia act¨²a en Francia
La condena a un exjefe de Estado muestra el vigor de la separaci¨®n de poderes en la democracia francesa
Nadie est¨¢ por encima de la ley. Este es el principal mensaje que env¨ªa la justicia francesa al condenar por corrupci¨®n y tr¨¢fico de influencias a Nicolas Sarkozy, presidente de la Rep¨²blica entre 2007 y 2012. Sarkozy particip¨®, seg¨²n el tribunal, en un ¡°pacto de corrupci¨®n¡± junto a su abogado y amigo ¨ªntimo, Thierry Herzog, y un abogado general de la Corte de Apelaci¨®n, Gilbert Azibert. A cambio de sonsacar informaci¨®n de Azibert sobre un caso que afectaba a Sarkozy, Herzog prometi¨® ayudar al abogado general a obtener un cargo en el Principado de M¨®naco. Los investigadores descubrieron el plan escuchando las conversaciones entre Sarkozy y Herzog en un tel¨¦fono m¨®vil secreto, contratado expresamente para escapar del escrutinio de la justicia.
La sentencia es recurrible y no es m¨¢s que una etapa en la larga batalla que enfrenta al expresidente franc¨¦s con jueces y fiscales. Pero tiene un efecto ejemplarizante. Primero, porque supone una respuesta contundente del poder judicial a las repetidas intimidaciones por parte de Sarkozy, convencido de que es v¨ªctima de una conspiraci¨®n en su contra. Segundo, la propia sentencia deja claro que reviste ¡°una gravedad particular¡± el hecho de que el condenado sea un exjefe de Estado, quien mientras ejerc¨ªa sus funciones era ¡°el garante de la independencia de la justicia¡±. Y tercero, el tribunal deja claro que en democracia nadie escapa al peso de la ley.
No es la primera condena a un jefe de Estado en Francia bajo la V Rep¨²blica, el r¨¦gimen presidencialista fundado en 1958 por el general De Gaulle. En 2011, Jacques Chirac fue condenado a dos a?os de prisi¨®n por malversaci¨®n de fondos p¨²blicos y abuso de confianza cuando era alcalde de Par¨ªs, que no cumpli¨® por su estado de salud y por su edad. En ambos casos, los hechos ocurrieron antes o despu¨¦s de que los condenados ocuparan la silla presidencial. Pero la Constituci¨®n francesa prev¨¦ que el jefe del Estado pueda ser juzgado, una vez haya abandonado el cargo, por hechos ocurridos durante el mandato que no est¨¦n relacionados con el ejercicio de sus funciones.
Francia tiene un problema cuando dos de los cuatro ¨²ltimos jefes de Estado han sufrido condenas. Una explicaci¨®n puede ser la intoxicaci¨®n del poder y un sistema, el de la V Rep¨²blica, que debilita a los contrapoderes, dota al presidente de un aura casi mon¨¢rquica y facilita conductas como las de Sarkozy. Pero este caso tambi¨¦n demuestra que la Rep¨²blica francesa dispone de los mecanismos para perseguir estas conductas hasta la m¨¢s alta magistratura del Estado. Como indica el tribunal, nada hay m¨¢s grave que sea el garante de la independencia judicial quien vulnere la ley, y nadie m¨¢s que ¨¦l debe dar ejemplo a la hora de cumplirla.
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