Estoy feliz y agradecido, me acaban de vacunar
Si Bolsonaro tach¨® de cobardes a los que se preocupan por el virus, yo me siento hoy muy feliz de pertenecer a ese ej¨¦rcito
Acabo de vacunarme contra la covid-19 y mis amigos me piden que cuente en esta columna mi experiencia. Acabo de hacerlo en la peque?a y bella ciudad de Saquarema, en la regi¨®n de los Lagos. Es la suerte de vivir en una peque?a ciudad del interior donde a¨²n existe humanidad y la gente se saluda en la calle. La organizaci¨®n de la vacunaci¨®n fue perfecta al lado de la preciosa laguna. Esper¨¦ solo cinco minutos y las enfermeras fueron unos ¨¢ngeles.
Aprovecho para felicitar a la alcaldesa Manuela que cuida con tanto mimo y cari?o de su ciudad. En esos cinco minutos de espera pens¨¦ en la larga lista de personas que la pandemia se llev¨®, pienso que aqu¨ª en Brasil muchas estar¨ªan vivas de no haber existido la pol¨ªtica tozuda del presidente Bolsonaro con su negacionismo desde el primer d¨ªa y ahora con el boicot a la vacuna. Pensaba en el dolor de las miles de familias que perdieron a los suyos. Pens¨¦ en la tragedia de los padres de los cuatro peque?os de dos a?os que el virus se llev¨® en Santa Catarina.
Si Bolsonaro tach¨® de cobardes a los que se preocupan por el virus, yo me siento hoy muy feliz de pertenecer a ese ej¨¦rcito. Nada m¨¢s deshumano que el desprecio por la vida. Pensaba que el Gobierno de Bolsonaro en vez de preocuparse por armar a la gente debi¨® haberse enfocado en traer la vacuna para todos.
Mejor siempre apostar por la vida que por la guerra, por la solidaridad que por el odio.
Yo vi hoy la cara de felicidad de los ancianos que esperaban para vacunarse y el agradecimiento que manifestaban a las enfermeras. Estamos en un mundo y en un momento de crisis donde todos necesitamos dosis de confianza y la posibilidad de poder volver a la vida normal. La vacuna es la ¨²nica forma hoy, seg¨²n la ciencia, de hacer frente a tanta muerte y sufrimiento.
S¨¦ que envenenados por el negacionismo del Gobierno muchos se niegan a vacunarse y es el fruto amargo de la postura suicida de quien deber¨ªa dar ejemplo. En todos los otros pa¨ªses los primeros que quisieron ser vacunados fueron los jefes de Estado y lo hicieron ante las c¨¢maras de televisi¨®n para dar ejemplo.
En Brasil fue al rev¨¦s. El presidente se adelant¨® a decir en p¨²blico: ¡°Yo no me vacuno y basta¡±. Triste ejemplo para un pa¨ªs que ha preferido siempre apostar por la vida y donde los que a¨²n pasan hambre prefieren la comida que las armas. El profeta Jes¨²s proclam¨®: ¡°Yo soy la vida¡±. Si hubiese apostado por la muerte quiz¨¢s no lo hubiesen crucificado.
A todos mis amigos lectores les digo hoy que estoy feliz y agradecido de haberme vacunado y a los que est¨¦n tentados a no hacerlo, deber¨ªan pensar en los otros, hacerlo por solidaridad. Cada persona que se niegue a vacunarse terminar¨¢ siendo un peligro mortal para todos.
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