La trola de Lola Flores con ¡®The New York Times¡¯
La c¨¦lebre frase ¡°ni canta ni baila, no se la pierdan¡± se sigue adjudicando err¨®neamente al diario estadounidense
No hay quiz¨¢s un peri¨®dico en Espa?a que no haya publicado alguna vez que The New York Times (NYT) difundi¨® esto con motivo de una actuaci¨®n de Lola Flores en la Gran Manzana: ¡°Ni canta ni baila, pero no se la pierdan¡±. EL PA?S lo ha recogido en reiteradas ocasiones. La ¨²ltima, el mes pasado. Se trata, se dec¨ªa en el texto, de una ¡°archiconocida¡± frase sobre la artista espa?ola. S¨ª, tan archiconocida como falsa. El lector ?ngel Redondo me alert¨® del fiasco y he seguido la pista.
El excelente buscador del NYT facilita la localizaci¨®n de cualquier referencia en su centenaria colecci¨®n. Hay solo tres menciones a Lola Flores: un breve en una lista de nueve espect¨¢culos en el Calendario de la semana para anunciar una actuaci¨®n suya en el Teatro San Juan (1 de noviembre de 1953); una cr¨ªtica sobre un espect¨¢culo de Frank Moore titulado Crankhouse en el que sonaban m¨²sicas de Peggy Lee, Abe Burrows y ¡°Lola Flores, una artista espa?ola de flamenco¡± (3 de junio de 1988); y la necrol¨®gica de La Faraona, titulada Lola Flores, 72, Spain?s definitive flamenco singer, (insuperable cantante de flamenco) (17 de mayo de 1995). No hay m¨¢s.
Pues bien, seg¨²n unos peri¨®dicos, la famosa cr¨ªtica apareci¨® en el NYT en 1953 y, seg¨²n otros, como EL PA?S ahora, fue en 1979 ¡°cuando un cr¨ªtico de The New York Times escribe la archiconocida sentencia que resume ese valor intangible que hizo de Lola Flores una artista ¨²nica e irrepetible¡±. Ni en 1953 ni en 1979. Nunca.
La paparrucha, sin embargo, ha hecho furor y varios medios la usaron como titular ¨CLola Flores, la artista espa?ola que ¡®ni cantaba ni bailaba¡¯¨C a ra¨ªz de un teletipo de Efe distribuido el 21 de enero de 2016. Wikipedia lo incluye en la biograf¨ªa de Flores y, para sustentar el bulo, se remite a un art¨ªculo de 2013 de Albore¨¢, la Revista del Instituto Andaluz del Flamenco, editada por la Junta de Andaluc¨ªa, que reproduce la falsa historia.
EL PA?S ha puesto la an¨¦cdota m¨¢s que en duda al menos dos veces. En noviembre de 2016, Diego A. Manrique, cr¨ªtico musical de EL PA?S, escribi¨®: ¡°El mensaje es ingenioso y contundente, as¨ª que decid¨ª buscar el texto original. Gran chasco¡±. En junio del a?o pasado, insisti¨® en lo mismo Francisco Peregil en El Pa¨ªs Semanal.
?ngel Redondo ha recordado ahora la columna de Manrique: ¡°Podemos deducir¡±, me escribi¨® el lector, ¡°que dicha cr¨ªtica musical (del NYT) nunca existi¨® o, al menos, ninguno de los muchos que la han citado ha logrado mostrarla¡±. El lector Jaime Garc¨ªa tambi¨¦n record¨® ese escrito de Manrique en la zona de Comentarios de la web de EL PA?S: ¡°Seguimos con la matraca, aunque no se compadezca con la realidad¡±.
Lo corrobora una experta en la materia. La catedr¨¢tica Cristina Cruces Rold¨¢n, de la Universidad de Sevilla, ha respondido por correo: ¡°Se trata de una de esas muchas mentiras tan bien tra¨ªdas que merecer¨ªa la pena que fueran ciertas. Es mentira, seguro¡±. Cruces Rold¨¢n fue distinguida en noviembre con el IV Premio de Investigaci¨®n del Flamenco Ciudad de Jerez. ?C¨®mo se titula su trabajo premiado? ¡°Ni canta¡ ?ni baila? El baile flamenco de Lola Flores en la cinematograf¨ªa de la hispanidad (1953-1956)¡±.
Tras conocer las quejas de los lectores, la autora de la reciente informaci¨®n de EL PA?S asume el desliz: ¡°Esa cita pertenece a la familia de citas ap¨®crifas que conviene remarcar como tal; nunca fue un titular textual publicado en The New York Times. El gran Carlos Cano la usaba mucho para referirse al arte inigualable y singular de La Faraona y mucha gente la ha asumido como original de Lola Flores. No obstante, los lectores tienen toda la raz¨®n¡±.
Lo ocurrido con este bulo no es solo una an¨¦cdota. Al contrario. ?C¨®mo es posible que se haya publicado tantas veces sin ninguna comprobaci¨®n previa? ?Qui¨¦n copi¨® a qui¨¦n en esta cadena sin fin? Manrique comenta ahora que ¡°aceptar tan r¨¢pido cosas como esa dice mucho de nosotros¡±. S¨ª, y nos ocurre por incumplir una doble norma b¨¢sica del oficio: confirmar antes de publicar y citar el origen de las informaciones.
El art¨ªculo del mes pasado de EL PA?S inclu¨ªa tambi¨¦n esta¡ sorpresa: ¡°Lola Flores fue un volc¨¢n que lleg¨® a provocar grandes crisis en clubes de f¨²tbol como el Bar?a por su relaci¨®n con Biosca (cuentan que el d¨ªa que el futbolista la dej¨® se coloc¨® un lazo negro en el pubis para escenificar el duelo)¡±. ?Cuentan? ?Qui¨¦nes? ?D¨®nde y cu¨¢ndo? El lector, dice el Libro de estilo, tiene derecho a saberlo. ?Se lo achacaremos tambi¨¦n alg¨²n d¨ªa a The New York Times? Ya puestos¡
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