La ¡°maldici¨®n federal¡± europea
Este virus consiste en el declive, la desaparici¨®n o la ca¨ªda a la irrelevancia de gobernantes contrarios al enfoque com¨²n sobre la recesi¨®n pand¨¦mica
Desde los a?os noventa se propag¨® entre las ¨¦lites de Europa una epidemia mal llamada ¡°maldici¨®n de Maastricht¡±: el mal de ojo aquej¨® a enemigos de la uni¨®n monetaria, euroesc¨¦pticos y populistas que frivolizaron contra el euro. Muchos gobernantes cayeron por culpa de ese alineamiento. El m¨¢s notorio, Silvio Berlusconi.
Ahora parece iniciarse algo parecido, corregido y aumentado. El momento Hamilton vivido por la UE en 2020, al lanzar el plan de recuperaci¨®n y su financiaci¨®n mediante los revolucionarios eurobonos; la unidad de los 27 frente al separatismo del Brexit, y la derrota de los seguidores locales de Donald Trump (y de este) se prolonga en 2021 bajo forma de una ¡°maldici¨®n federal¡±.
Consiste este virus en el declive, desaparici¨®n o ca¨ªda a la irrelevancia de gobernantes contrarios al enfoque com¨²n sobre la recesi¨®n pand¨¦mica, anclados en viejas recetas soberanistas, y reticentes a culminar, redondear y expandir los avances federalizantes esbozados en 2020.
El primer signo lo dio Alemania. La democracia cristiana eligi¨® como sucesor de Angela Merkel al frente del partido a un centrista de l¨ªnea europe¨ªsta, exeurodiputado en Estrasburgo, Armin Laschet, en rivalidad con el derechista austeritario Friedrich Merz. Y las recientes elecciones de los l?nder de Baden-W¨¹rttemberg y Renania-Palatinado, aparte de las variaciones en los partidos vencedores, arrojan un dato clave: la ca¨ªda de la ultraderecha antieuropea, Alternativa para Alemania, desde el 15,1% (y 12,6%) de los votos al 9,7% (y 7,6%). Y con ello, su desplome como opci¨®n para encabezar el conservadurismo.
En Holanda, el liberal-conservador Mark Rutte acaba de renovar su liderazgo. Pero su socio dem¨®crata cristiano, Wopke Hoekstra, que estigmatiz¨® al Sur al discutir el plan de recuperaci¨®n, cay¨® un 20%; el segundo partido, el del ultra Geert Wilders, pas¨® a cuarto y logra su plaza el liberal-progresista D-66, al mando de una prometedora Sigrid Kaag: europe¨ªsta y anrirracista.
En Italia, a la elecci¨®n como primer ministro de quien rescat¨® el euro, Mario Draghi, se le unen los nuevos liderazgos en el Movimiento 5 Estrellas, con Giuseppe Conte ¡ªsin resabios antieuropeos¡ª, y en el PD, con Enrico Letta, cuyo ¨²ltimo cargo ha sido el de presidente del Instituto Jacques Delors.
Mientras, los aut¨®cratas eurohostiles polacos cosechan otros fracasos en el Tribunal de la UE y los h¨²ngaros tienen que abandonar el grupo parlamentario del PPE. Hermoso vendaval.
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