Anormalidad democr¨¢tica
La gesti¨®n de Iglesias en asuntos sociales ha sido magra, pues el cacareado ¡®escudo social¡¯ no parece demasiado s¨®lido. En cambio, su hiperactividad pol¨ªtica ha resultado desbordante
La despedida de las ministras de Unidas Podemos a su vicepresidente segundo result¨® tan sonrojante que causaba verg¨¹enza ajena, pues con su coro de alabanzas hiperb¨®licas m¨¢s parec¨ªa propia de una secta religiosa adorando a su gur¨² espiritual. Pese a lo cual, y aunque sea en otro tono bien distinto, aqu¨ª me voy a sumar al rito de hacer balance de su ef¨ªmera trayectoria gubernamental, de la que escapa con la coartada del salvapatrias para descender a la segunda divisi¨®n de la liga pol¨ªtica.
Su gesti¨®n como vicepresidente de asuntos sociales ha sido magra, pues el cacareado escudo social no parece demasiado s¨®lido, a juzgar por el frustrante ingreso m¨ªnimo vital. En cambio, su hiperactividad pol¨ªtica ha resultado desbordante, supliendo con creces el indolente marianismo del presidente S¨¢nchez, que prefiri¨® ponerse fotog¨¦nicamente de perfil para que fuera su vicepresidente quien corriera con todo el gasto del trabajo sucio. Y parece que lo ha logrado, pues Pablo Iglesias se puso a pisar todos los charcos entrando en faena como elefante en cacharrer¨ªa, hasta quedar quemado antes de tiempo.
En este campo, su principal activo ha sido hacer posible sin apenas contribuci¨®n presidencial el primer gobierno de coalici¨®n, con el impulso suficiente para aprobar los Presupuestos y enfrentarse a la pandemia con relativo ¨¦xito, visto el tono general de la UE. S¨®lo por eso ya merece reconocimiento como el mejor pe¨®n de brega, ya que en tierra de ciegos el tuerto es rey. Pero en casi todo lo dem¨¢s, el hiperactivismo del exvicepresidente ha resultado lamentable, pues con sus peores excesos (como su est¨¦ril cruzada contra una Corona que se desmorona) est¨¢ agravando el r¨¢pido deterioro de nuestra democracia.
Aqu¨ª merece especial atenci¨®n el ¨²nico discurso pol¨ªtico, de los muchos y tantas veces falaces que ha verbalizado el exvicepresidente, con el que cabe estar de acuerdo: y es el de la anormalidad democr¨¢tica de nuestro pa¨ªs. No en su sentido t¨¦cnico-institucional, pues Espa?a figura por delante de Francia, EE UU o Italia en las dos mejores clasificaciones de calidad democr¨¢tica que acaban de salir: el brit¨¢nico de EIU y el sueco de V-Dem. Pero s¨ª en cuanto a las reglas informales no escritas, que caracterizan a nuestra cultura pol¨ªtica como la m¨¢s destructiva de todas las democracias occidentales. Es lo que Levitsky y Ziblatt llaman ¡°juego duro (in)constitucional¡±, que viola el esp¨ªritu de las leyes para incurrir en el exceso de ¡°jugar para ganar¡±, cruzando los l¨ªmites que impiden el abuso de poder con tal de vencer y excluir al rival.
Aqu¨ª todos los actores practican el juego duro, ensuciando el debate p¨²blico hasta el extremo de indignar a una ciudadan¨ªa que cada vez desconf¨ªa m¨¢s de la pol¨ªtica. Y parad¨®jicamente, pese a su denuncia de la anormalidad democr¨¢tica, ha sido el exvicepresidente con su hiperactivo Juego de tronos quien m¨¢s ha contribuido a pervertirla y degradarla. Que el pueblo le juzgue. La cuesti¨®n es c¨®mo seguir¨¢ gobernando S¨¢nchez sin el concurso parlamentario de Iglesias, que urdi¨® para ¨¦l la mayor¨ªa Frankenstein de la moci¨®n de censura.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.