Biden y el marxismo cubano
Las relaciones con el Congreso y los ¡®lobbies¡¯ determinan las pol¨ªticas de la Casa Blanca, pero las coyunturas cambian: cabe suponer que el deshielo se implementar¨¢ a cuentagotas y con requisitos
El comunismo cubano hubiera deseado inaugurar su octavo Congreso con se?ales de que Joe Biden continuar¨¢ la distensi¨®n de Barack Obama, fundamental para evitar el desmoronamiento econ¨®mico, pero se topa con un escenario muy distinto: el presidente norteamericano no levanta ninguna de las 280 sanciones decretadas por la ¨²ltima Administraci¨®n republicana, asumi¨® un informe que define a Cuba como una dictadura que viola sistem¨¢ticamente los derecho humanos, y el secretario de Estado, Antony Blinken, no se ha reunido con el canciller cubano pese a haberlo hecho con decenas de ministros de otros pa¨ªses.
Las relaciones con el Congreso, los c¨¢lculos de la gobernabilidad y los lobbies determinan las pol¨ªticas de la Casa Blanca, pero las coyunturas cambian: cabe suponer que el deshielo se implementar¨¢ a cuentagotas y con requisitos: primero, la retirada de Cuba de la lista de naciones patrocinadoras del terrorismo, una de las ¨²ltimas medidas de Trump, y despu¨¦s, la reanudaci¨®n de viajes y remesas. Si no es as¨ª, la mayor de las Antillas regresar¨¢ a su hist¨®rica rutina: crisis, desabastecimiento y atrincheramiento ideol¨®gico. Los reformistas del partido, que los hay, asumieron el astuto armisticio de Obama: Estados Unidos no tiene la capacidad de imponer cambios, no quiere imponer su sistema pol¨ªtico y econ¨®mico y el modelo a seguir depender¨¢ del pueblo cubano.
Parece obvio que el modelo preferido por pueblo cubano es m¨¢s capitalista que marxista leninista, a juzgar por su dinamismo, la envergadura de la di¨¢spora, los 600.000 emprendedores privados, el 13% la poblaci¨®n laboralmente activa, y la memoria de los fracasos sovi¨¦ticos. Aunque la transparencia no es virtud del Buro Pol¨ªtico y ni del Comit¨¦ Central, la realidad afrontada por el congreso es cristalina: escasez de bienes de consumo y salarios sin capacidad adquisitiva, incluidos los devengados por los delegados. M¨¢s all¨¢ de combatir la subversi¨®n pol¨ªtico-ideol¨®gica de las redes, el Congreso jubilar¨¢ a Ra¨²l Castro, que continuar¨¢ todopoderoso. Ser¨ªa deseable que la reuni¨®n partidista licenciara el inmovilismo, y Estados Unidos garantizase que no aprovechar¨¢ las liberalizaciones para menoscabar los logros en los sectores de la sanidad y la educaci¨®n.
Las transformaciones estructurales no admiten demoras porque el embargo no es el principal responsable de las colas, la contracci¨®n inversora y un hundimiento del PIB sin precedentes en tres decenios. El estrangulamiento siempre fue la opci¨®n de Washington pese a que las pol¨ªticas coercitivas de once Administraciones tuvieron el efecto de abortar las t¨ªmidas reformas econ¨®micas de los noventa en la isla. Contrariamente, a principios de 2016, los cauces abiertos por distensi¨®n bilateral multiplicaron el acceso a Internet y un cierto repliegue de la represi¨®n y la mordaza. Una avalancha de intercambios y esquemas capitalistas de dif¨ªcil contenci¨®n invadi¨® la isla y el discurso oficial, y alert¨® a los ortodoxos del PCC: el sector privado, la quinta columna concebida por Obama, cobraba fuerza. No se equivocar¨ªa el presidente norteamericano si anulara las sanciones de Trump, reanuda la normalizaci¨®n diplom¨¢tica y, desde el entendimiento, fomenta la libertad econ¨®mica y pol¨ªtica de Cuba.
Conviene ponderar que Biden no es Obama, ni Ra¨²l es Fidel. Dos herederos sin el carisma de sus antecesores pero con capacidad suficiente para reconducir una confrontaci¨®n vecinal avivada por el radicalismo de Miami y los flancos estalinistas de La Habana. Aunque Ra¨²l Castro quiera tumbarse a la bartola, para leer y cuidar de los nietos, no podr¨¢ hacerlo despreocupadamente, ni esa es su intenci¨®n. Deng Xiaoping imper¨® en China sin cargos. Miguel D¨ªaz-Canel le consultar¨¢ antes de acometer cualquier medida susceptible de atentar contra las esencias revolucionarias. Nada trascedente escapar¨¢ al escrutinio del anciano comandante de Sierra Maestra. Alejandro Castro Esp¨ªn, jefe del Consejo de Defensa y Seguridad, que coordina los cuerpos de espionaje y contrainteligencia de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, se encargar¨¢ de mantener informado a su padre.
Las pol¨ªticas de Estados Unidos para asfixiar a Cuba, entre ellas las leyes del embargo, fueron de aprobaci¨®n bipartidista, pero el poder Ejecutivo marca la diferencia, m¨¢s notablemente en el segundo mandato de su titular, muy lejos del horizonte de Biden, que har¨ªa bien en aprovechar el primero para reanudar las negociaciones con el mandam¨¢s cubano, que no es inmortal. Ministro de Defensa durante cinco d¨¦cadas, garantizar¨ªa el marco de la transici¨®n hacia pluralismo de una naci¨®n geoestrat¨¦gica para Estados Unidos, a un tiro de piedra de Key West.
No resulta descabellado aventurar una dispersi¨®n del poder a la muerte del dirigente que en junio cumple 90 a?os; eventualmente se registrar¨¢n cambios en la correlaci¨®n de las fuerzas civiles y militares, disputas en la nomenclatura del partido y el surgimiento de facciones interesadas en administrar el conglomerado de empresas estatales GAESA, presidido por el general Luis Alberto Rodr¨ªguez, ex marido de una hija de Ra¨²l Castro. En el peor de los escenarios, violencia la calles sin un l¨ªder a quien la Casa Blanca pueda dirigirse para pacificarlas.
El acad¨¦mico Jorge Dom¨ªnguez se pregunta: ?Cu¨¢l es el inter¨¦s nacional de Estados Unidos con respecto a Cuba? ?Disuadir, bloquear y castigar a las organizaciones criminales transnacionales que buscar cruzar el espacio terrestre, mar¨ªtimo o a¨¦reo de Cuba para entrar en Estados Unidos ?Asegurar una frontera terrestre a lo largo de la periferia de la base estadounidense cerca de Guant¨¢namo?, ?Conseguir la cooperaci¨®n del gobierno cubano para prevenir la migraci¨®n indocumentada a trav¨¦s del Estrecho de Florida? ?Prevenir y detener ataques terroristas por aire, tierra y mar? Si la respuesta es afirmativa, se?ala, conviene que Washington reanude los acuerdos de finales de 2016 y enero de 2017. Y si las relaciones bilaterales mejoran, la represi¨®n pierde excusas y las pol¨ªticas aperturistas del r¨¦gimen ser¨¢n m¨¢s factibles en todos los ¨¢mbitos.
Todos los Congreso del PCC han incidido en la necesidad de actualizar el modelo econ¨®mico y cambiar lo cambiable sin las presiones del Estados Unidos. Pero la gesti¨®n de la econom¨ªa seguir¨¢ siendo estatal. ¡°No somos ingenuos, ni ignoramos la influencia de poderosas fuerzas externas que intentan empoderar a los sectores privados, para generar agentes de cambio en la esperanza de acabar con la Revoluci¨®n¡±, proclam¨® Ra¨²l Castro. Efectivamente, esa es la intenci¨®n. Y si el relevo generacional no acomete en el Congreso un reforma del Estado, un proyecto pol¨ªtico y econ¨®mico viable, generador de libertades, bienestar y justicia, no har¨¢ falta que el imperio empodere al sector privado para liquidar la revoluci¨®n. La matar¨¢n el centralismo y los planes quinquenales imposibles.
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