Vacunas sin histeria
Frenar la inmunizaci¨®n conlleva m¨¢s muerte y dolor que continuarla
En una situaci¨®n en la que lo m¨¢s urgente es acabar de vacunar a los grupos de poblaci¨®n m¨¢s vulnerables, en particular a las personas mayores, la suspensi¨®n de las vacunas de AstraZeneca y Janssen en Europa y Estados Unidos supone un obst¨¢culo en s¨ª misma y, peor a¨²n, genera dudas entre la poblaci¨®n y desincentiva su disposici¨®n a pincharse seg¨²n qu¨¦ producto. El par¨®n se entiende mal, porque no se sustenta en argumentos s¨®lidos. Es cierto que se han detectado algunos trombos singulares con ambas vacunas, pero su proporci¨®n respecto a la poblaci¨®n inmunizada (entre 0,001% y 0,0001%) los excluye como factor de riesgo seg¨²n todos los criterios t¨¦cnicos y ¨¦ticos existentes. Ni siquiera hay una categor¨ªa que acoja esas cifras para ponerla en un prospecto, que es en lo que probablemente acabar¨¢ este asunto. Se trata de un riesgo min¨²sculo en comparaci¨®n con los trombos que producen la propia covid y f¨¢rmacos tan universales como los anticonceptivos orales o el ibuprofeno. La alarma actual se erige sobre cimientos muy endebles.
Parte del problema es pol¨ªtico, como muestra el caso europeo con AstraZeneca. La EMA (agencia europea del medicamento) est¨¢ investigando los casos de trombos, como es su deber, pero en ning¨²n momento ha recomendado suspender la vacunaci¨®n con ese producto anglosueco. Su argumento es de granito: que los beneficios superan a los riesgos. El riesgo de morir por pon¨¦rsela es enormemente inferior al de morir por no pon¨¦rsela. Pese a ello, los gobiernos de la UE han ca¨ªdo como fichas de domin¨® uno detr¨¢s de otro en la suspensi¨®n total de AstraZeneca o en administrar el f¨¢rmaco seg¨²n los grupos de edad, una tentaci¨®n irresistible para un pol¨ªtico que quiere guardarse las espaldas. El par¨®n de Janssen en EE UU se entiende a¨²n peor, pues en este caso s¨ª proviene de sus agencias cient¨ªficas, y sigue sin comprenderse cuando se miran las cifras: seis casos de trombos en siete millones de dosis administradas.
El principio de precauci¨®n ¡ªante la duda, pararlo todo¡ª no sirve para garantizar la adopci¨®n de la mejor pol¨ªtica sanitaria. Pararlo todo, en este caso, implica m¨¢s muerte y dolor. Tal vez evite demandas y castigos electorales, pero la obligaci¨®n de un gobernante es tomar la mejor decisi¨®n para los ciudadanos. El par¨®n de AstraZeneca y Janssen se debe, en ¨²ltimo t¨¦rmino, a la excelente farmacovigilancia que se ha aplicado a estos productos. La farmacovigilancia (a veces llamada fase cuatro) es el seguimiento de un medicamento aprobado cuando sale de ensayos cl¨ªnicos y se enfrenta al mundo real, en este caso inyect¨¢ndose a millones de personas. Es l¨®gico que en esta fase surjan complicaciones muy infrecuentes, que normalmente se resuelven a?adiendo una advertencia en el prospecto. Lo que no es l¨®gico es perjudicar a millones de personas para beneficiar a unas pocas. Las pandemias no se resuelven as¨ª.
La segunda cuesti¨®n es la m¨¢s grave. Las agencias norteamericanas y europeas decidir¨¢n su posici¨®n la semana que viene. Lo m¨¢s probable es que las campa?as se reanuden, pero entonces habr¨¢ que enfrentarse a la desconfianza de amplios sectores de la poblaci¨®n. Mucha gente no toma sus decisiones estudiando argumentos y haciendo n¨²meros, sino gui¨¢ndose por lo que ve a su alrededor. Si una docena de pa¨ªses europeos ha suspendido la vacunaci¨®n con AstraZeneca, se dice, por algo ser¨¢, como ser¨¢ por algo el par¨®n a Janssen que proviene de EE UU. Este da?o es muy dif¨ªcil de reparar. Espa?a ha administrado ya 12,3 millones de dosis en un contexto europeo en el que, tras diversas dificultades en el suministro y por estos parones, la vacunaci¨®n hab¨ªa empezado a tomar por fin buen ritmo. Es fundamental acelerarlo sin histerias, y guiarse tan solo por los correctos fundamentos cient¨ªficos.
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