Amartya Sen, tres ni?os y una flauta
Los cr¨ªos necesitan adquirir capacidades que les permitan ejercer sus derechos, orientarse en el ruido premeditado y una educaci¨®n
Anne, Bob y Carla son tres ni?os que disputan una flauta. Anne dice que deber¨ªa ser suya, pues solo ella sabe tocarla. Bob, el m¨¢s pobre, argumenta que la merece m¨¢s porque, a diferencia de sus dos amigas, ¨¦l no tiene juguetes. Carla tiene tambi¨¦n un argumento poderoso: ha construido la flauta con sus manos, y deber¨ªa ser su leg¨ªtima due?a. El dilema que plantea la escena muestra por qu¨¦ necesitamos una teor¨ªa sobre la justicia, o as¨ª lo cree el ¨²ltimo premio Princesa de Asturias de las Ciencias Sociales, Amartya Sen. La decisi¨®n sobre qui¨¦n merece la flauta apunta a tres sentidos diferentes de la justicia, todos perfectamente imparciales y, sin embargo, en conflicto. ?Queremos una sociedad que busque la realizaci¨®n humana, la eliminaci¨®n de la pobreza, o salvaguardar el derecho a disfrutar del trabajo que hacemos?
El autor de La idea de la justicia defiende que los derechos tienen m¨¢s que ver con el hacer que con el tener. La justicia vela por que podamos hacer cosas, y las oportunidades se refieren m¨¢s a la capacidad para hacerlas que a aquello que poseemos. Al final, todo repercute en la autoestima, y por eso no solo es importante velar por lo que tenemos sino por c¨®mo somos tratados. Sabemos, adem¨¢s, que las oportunidades educativas nos capacitan de diferente manera. Lo vemos en Madrid, una de las regiones con m¨¢s segregaci¨®n escolar de la UE, seg¨²n la OCDE. Y sabemos tambi¨¦n que la capacidad para hacer una flauta, jugar con ella o aprender a tocarla depende del acceso que tengamos a otros bienes sociales, como la sanidad. Pero en Madrid van a cerrar 41 centros de atenci¨®n primaria, la que proporcionan los m¨¦dicos que nos cuidan a largo plazo porque conocen nuestra historia de vida. La administraci¨®n local, que es el Estado, favorece o restringe la justicia con sus acciones. Por ejemplo, las ca?as, los toros, ir a misa, participan de esa colecci¨®n de sensaciones positivas que hemos a?orado durante esta pandemia, centr¨¢ndose en un prop¨®sito enunciado en negativo: impedir que otros interfieran en nuestra actividad. Pero es la segregaci¨®n de los servicios, una estrategia empleada con profusi¨®n en Latinoam¨¦rica, y no la fatiga pand¨¦mica, la que ha dado la victoria a Ayuso, convirti¨¦ndola en la ¨²nica capital europea donde gobierna la derecha con el apoyo de la ultraderecha.
Anne, Bob y Carla merecen esa flauta, y saber que sus vidas estar¨¢n marcadas por los principios que defendamos al asignar los recursos, principios que, como recuerda Amartya Sen, determinar¨¢n libertarios o igualitaristas. Esos ni?os necesitan adquirir capacidades que les permitan ejercer sus derechos, orientarse en el ruido premeditado que rodea a las teor¨ªas que nos ayudan a saber qu¨¦ decisiones son m¨¢s equitativas y adecuadas. Y merecen, sobre todo, una educaci¨®n donde se lea a autores como Amartya Sen.
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