Situaci¨®n insostenible en la atenci¨®n primaria
Hacen falta inversiones y reestructurar un sector que ha quedado exhausto por los retos de la pandemia
Los centros de atenci¨®n primaria han entrado en Espa?a en un peligroso c¨ªrculo vicioso que conduce al des¨¢nimo y la frustraci¨®n. La pandemia ha provocado un aumento de la carga asistencial sobre unas plantillas que ya eran insuficientes antes de que llegara la covid y que ahora se encuentran absolutamente desbordadas. Esta sobrecarga se traduce en un mayor n¨²mero de bajas por agotamiento entre el personal sanitario y en la p¨¦rdida de atractivo para los nuevos profesionales sanitarios, que buscan otros destinos profesionales menos estresantes y con mejores expectativas profesionales. La situaci¨®n es insostenible, hasta el punto de que son muy frecuentes las demoras de m¨¢s de 15 d¨ªas para conseguir visita, incluso telef¨®nica, con el m¨¦dico de cabecera. En algunos lugares, como el ¨¢rea gestionada por la Direcci¨®n Asistencial Centro de Madrid, en la que en los pr¨®ximos meses se plantea el cierre total o parcial de servicios en 41 de los 49 consultorios por falta de profesionales, la cuesti¨®n es a¨²n m¨¢s grave.
A esta situaci¨®n se ha llegado por una serie de circunstancias adversas mal gestionadas que han agravado deficiencias estructurales diagnosticadas hace mucho tiempo y que resulta urgente abordar. La primera de ellas es el d¨¦ficit de plantillas. Ya antes de la pandemia, los sindicatos estimaban un d¨¦ficit de 15.500 enfermeras, y la Confederaci¨®n Estatal de Sindicatos M¨¦dicos calcula que tendr¨ªan que incorporarse 5.000 m¨¦dicos de familia para hacer frente a la demanda. Pese al discurso dominante que abogaba por incrementar su peso en el presupuesto sanitario, la atenci¨®n primaria sufri¨® una mayor descapitalizaci¨®n que el resto del sistema durante la crisis econ¨®mica. Si el presupuesto sanitario, seg¨²n la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial, cay¨® un 12,24% entre 2009 y 2014, el de atenci¨®n primaria lo hizo un 16,17%. Ahora apenas representa el 16% del gasto sanitario total cuando, para equipararse con Europa, deber¨ªa ser el 25%.
Sobre esa precariedad, la medicina de familia ha tenido que asumir retos derivados de la pandemia que la colocan en un estado de estr¨¦s permanente. Primero tuvo que asumir la atenci¨®n m¨¦dica de las residencias de ancianos, luego el control de nuevos contagios y sus contactos y m¨¢s tarde la descompensaci¨®n de muchos pacientes cr¨®nicos cuya asistencia se hab¨ªa pospuesto. Ahora tiene que afrontar las campa?as de vacunaci¨®n y la llamada covid persistente, que deja secuelas insidiosas y en muchos casos invalidantes en un 10% de los infectados. Y hay un problema nuevo: el incremento de los trastornos de salud mental. Demasiadas cargas sobre una estructura profesional mermada y exhausta. Es una situaci¨®n explosiva que puede tener grav¨ªsimas consecuencias. Un c¨ªrculo vicioso del que hay que salir con urgencia con fuertes inversiones y una decidida reestructuraci¨®n organizativa.
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