La pandemia sume a la atenci¨®n primaria en una saturaci¨®n permanente

Los sanitarios de la atenci¨®n primaria est¨¢n al l¨ªmite de sus fuerzas. ¡°Agotados¡±, ¡°desanimados¡± y ¡°extenuados¡±, repiten una y otra vez. En la primera ola, fueron el muro de contenci¨®n contra la epidemia; en la segunda, vig¨ªas de la covid a pie de calle y centinelas de las residencias. Y en el tercer envite del virus, han asumido tambi¨¦n la campa?a de vacunaci¨®n y la atenci¨®n a los enfermos desplazados por la pandemia. En el ¨²ltimo a?o, la presi¨®n asistencial que arrastraban desde antes de la crisis sanitaria se ha recrudecido y los centros de salud se han instalado en un estado de saturaci¨®n permanente. ¡°Cada vez m¨¢s tareas y con los mismos recursos¡±, resume Jos¨¦ Polo, portavoz de la Sociedad Espa?ola de M¨¦dicos Generales (Semergen). Y eso pasa factura: a los profesionales, que notan un empeoramiento de su salud mental, y a los pacientes, que se pierden por el camino o llegan tarde y en peor estado a la consulta.

En la sala de espera del centro de atenci¨®n primaria Creu Alta de Sabadell, Josefa Cerezo, de 76 a?os, y su hija Marga matan el tiempo mirando a ninguna parte. ¡°Me ha costado venir. Para comunicarme con el centro de salud es dif¨ªcil porque los tel¨¦fonos est¨¢n saturados. Ten¨ªa una ci¨¢tica para morirme y acab¨¦ yendo a urgencias. Hoy vengo a controlar la tensi¨®n¡±, explica Josefa. Apenas hay pacientes en los pasillos. Para evitar contagios y optimizar los recursos, las consultas telef¨®nicas han desplazado a las presenciales. No hay tanto bullicio en las salas de espera, pero de puertas a dentro de la consulta, el ritmo es fren¨¦tico. ¡°El acceso ha cambiado, pero seguimos atendiendo demanda aguda que no es grave, como una infecci¨®n de orina, a los pacientes cr¨®nicos y el seguimiento al final de vida a trav¨¦s de la atenci¨®n domiciliaria¡±, explica ?ngeles Zamora, enfermera del centro. En la planta baja est¨¢, adem¨¢s, la zona covid. ¡°En la primera ola ven¨ªan casos m¨¢s graves. Ahora hay m¨¢s contagios familiares, pero m¨¢s leves. La gente sigue teniendo miedo al virus y viene asustada y con ansiedad¡±, apunta la enfermera Laura Estirado, enfundada en un mono de protecci¨®n individual y doble mascarilla.

La atenci¨®n primaria es la puerta de acceso al sistema sanitario, pero la pandemia ha creado un cuello de botella dif¨ªcil de salvar. Las cargas de trabajo se han multiplicado: adem¨¢s de hacerse cargo de la detecci¨®n y control de los casos con covid-19 y sus contactos, los m¨¦dicos y enfermeras de familia visitan a sus pacientes habituales, recuperan a aquellos que la pandemia dej¨® atr¨¢s, hacen consultas domiciliarias y cuidados paliativos, coordinan la atenci¨®n en las residencias de su ¨¢rea de referencia y asumen las campa?as de vacunaci¨®n, de la gripe y de la covid. Todo, advierten, con casi los mismos recursos que antes de la pandemia. ¡°Tal y como estamos es casi imposible asumirlo todo. Enfermer¨ªa hace al a?o 130 millones de consultas y la vacunaci¨®n de la covid-19 a la poblaci¨®n general implicar¨ªa 50 millones de consultas m¨¢s. Es decir, significar¨ªa aumentar un 50% la actividad. Necesitas recursos¡±, apunta Salvador Tranche, presidente de la Sociedad Espa?ola de Medicina Familiar y Comunitaria.

Los sanitarios no dan abasto y la pandemia no hace sino agudizar las carencias de un sector diezmado por los recortes desde hace 10 a?os. ¡°Antes de la pandemia calculamos que hac¨ªan falta 15.500 enfermeras m¨¢s en atenci¨®n primaria. Ahora, la carencia solo en enfermer¨ªa es bestial. Es imprescindible aumentar los recursos humanos¡±, sostiene Mar¨ªa Jos¨¦ Garc¨ªa, portavoz del sindicato de enfermer¨ªa Satse. Seg¨²n un informe de la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial (OMC), la partida para la sanidad p¨²blica se redujo en 8.636 millones de euros (un 12,24% menos) entre 2009 y 2014. Pero en la atenci¨®n primaria el tijeretazo fue m¨¢s duro, del 16,17% (1.742 millones menos). ¡°Tenemos las agendas desbordadas y personas ya de baja por problemas ps¨ªquicos. La precariedad va aumentando. Como esto siga as¨ª, la atenci¨®n primaria no va a aguantar¡±, lamenta Mar¨ªa Justicia, responsable de atenci¨®n primaria en el sindicato madrile?o de m¨¦dicos Amyts.

El auge de la tercera ola ha vuelto a poner en jaque a los centros de salud. Tienen m¨¢s experiencia, recursos diagn¨®sticos (pueden hacer test, que en la primera ola no pod¨ªan) y equipos de protecci¨®n, pero faltan manos. ¡°Estamos absolutamente desbordados y superados¡±, resume Rosa Magall¨®n, presidenta de la Red Espa?ola de Atenci¨®n Primaria de la Sociedad Espa?ola de Salud P¨²blica (Sespas).

Y eso se nota, sobre todo, en el acceso al sistema de los pacientes no covid. Algunos llegan en peor estado de salud y los enfermos cr¨®nicos, m¨¢s descompensados. Otros, perdidos en el miedo o el entramado burocr¨¢tico, ni siquiera han llegado. ¡°Las demoras diagn¨®sticas que tenemos son bestiales. Hay pruebas hospitalarias que se est¨¢n retrasando y nos encontramos tumores muy avanzados o alteraciones importantes en la calidad de vida a causa de alguna patolog¨ªa¡±, avisa Tranche. Las intervenciones han ca¨ªdo un 36% en el primer semestre de 2020 con respecto al mismo per¨ªodo de 2019 y las demoras se han disparado¡ªla espera media para una pr¨®tesis de rodilla es de 183 d¨ªas, por ejemplo¡ª. ¡°Vemos muchas quejas de pacientes por retrasos en pruebas y operaciones. Una catarata no es una patolog¨ªa urgente, pero el paciente no ve¡±, apunta Polo.

Tranche se?ala que la dificultad de acceso, ligada a la precariedad sanitaria, que provoca mucha movilidad de personal, dificulta la continuidad asistencial, pieza clave de la atenci¨®n primaria. Magall¨®n coincide: ¡°Tienes que doblar turnos, ves pacientes que no conoces por el discontinuum [la discontinuidad] asistencial y se producen retrasos. Porque no hemos tenido tiempo de ver bien a los pacientes. Otros retrasos tambi¨¦n se producen porque los enfermos no quieren venir a los centros sanitarios¡±.

El hartazgo de los pacientes ha convertido los aplausos de las ocho en reproches. ¡°La poblaci¨®n est¨¢ cabreada. Nos ri?en porque no se sienten atendidos¡±, asume Tranche. ¡°Est¨¢n hura?os, enfadados y rebotados¡±, tercia Polo. Sin embargo, Zamora opina que esa actitud ¡°no es descontento, sino miedo: est¨¢n asustados, temen perder la accesibilidad¡±.

Sanitarios quemados

Trabajar bajo una atm¨®sfera de presi¨®n asistencial continua tampoco es inocua para los profesionales. ¡°Llegamos a la consulta antes y salimos a la hora que se puede. Nadie nos lo pide ni nadie nos lo retribuye, pero lo hacemos. Y eso te va quemando. Hay mucha sobrecarga. Los profesionales est¨¢n desesperanzados y llegan al trabajo sufriendo¡±, apunta C¨¢ndido Peque?o, jefe de servicio del centro de salud de Cee, en A Coru?a.

Dos estudios de investigadores del Hospital del Mar de Barcelona revelan que casi la mitad de los profesionales sanitarios presenta un riesgo alto de trastorno mental a causa de la pandemia. ¡°Hay un porcentaje cada vez m¨¢s alto de sanitarios que est¨¢n tomando ansiol¨ªticos y antidepresivos y gente de baja por estr¨¦s postraum¨¢tico¡±, sostiene Mar¨ªa Justicia. Y avisa: ¡°No somos una goma el¨¢stica. Los sanitarios somos humanos y si siguen estirando, alg¨²n d¨ªa nos vamos a romper¡±.