Los sepultureros del derecho comunitario
El auge de la nacionalizaci¨®n de la pol¨ªtica de inmigraci¨®n demuestra la miseria intelectual y humana de Europa sobre este asunto
El Gobierno conservador griego contin¨²a violando el derecho de los peticionarios de asilo en frontera, expuls¨¢ndolos ilegalmente sin previo examen a fondo de su solicitud, sin garant¨ªas. Lo hace, a menudo, con el benepl¨¢cito de la poblaci¨®n local, o buscando su apoyo electoral. El Gobierno dan¨¦s, tras haber ideado el apartheid social y urbano para aislar a los inmigrantes en barrios espec¨ªficos, acaba de aprobar una legislaci¨®n cruel que da una vuelta de tuerca a la ret¨®rica de la exclusi¨®n: contener a demandantes de protecci¨®n internacional, incluso refugiados ya reconocidos, en campos de concentraci¨®n fuera de la Uni¨®n Europea, comprando a gobiernos autoritarios y complacientes para esa sucia labor. Esta decisi¨®n favorecer¨¢ evidentemente a las compa?¨ªas privadas multinacionales, disfrazadas a menudo de ONG, reforzando la tendencia a la subcontrataci¨®n mercantil del control de los humanos ¡°excedentes¡±. Otros Gobiernos de la UE no vacilan en devolver brutalmente, tambi¨¦n en frontera, en flagrante violaci¨®n de las reglas de Schengen, a migrantes que circulan legalmente en sus territorios, a los que denominan ¡°migrantes secundarios¡± tras obtener debidamente la autorizaci¨®n en un primer pa¨ªs de entrada. Mientras tanto, la t¨¦cnica de la devoluci¨®n a golpes ¨Del push back caracter¨ªstico de la agencia policial Frontex¨D, no ha dejado de crecer al tiempo que decae el deber de diligencia de las instituciones comunitarias para paralizar esta grav¨ªsima deriva del derecho comunitario de la UE. Lo saben. Pero nada se hace. En resumidas cuentas, impera la hipocres¨ªa, el doble discurso, y se fragua, poco a poco, un c¨ªnico relato de temor, desde los ¨®rganos institucionales de los Estados miembros y de la propia UE, respecto a los refugiados e inmigrantes.
El auge de la nacionalizaci¨®n de la pol¨ªtica migratoria europea se ha debido a la incapacidad de la UE para elaborar una posici¨®n com¨²n sobre el asilo y, m¨¢s profundamente, sobre la inmigraci¨®n como variable clave en las relaciones geopol¨ªticas con los pa¨ªses de origen. No cabe olvidar tampoco la confluencia de esas pol¨ªticas y din¨¢micas con la violencia paralela de los pa¨ªses de origen y/o de tr¨¢nsito. En el Mediterr¨¢neo, utilizan la inmigraci¨®n como moneda de cambio en sus relaciones con los pa¨ªses europeos, con fin de conseguir recursos a?adidos y posiciones de poder.
La par¨¢lisis de la negociaci¨®n intereuropea sobre el ¡°pacto migratorio¡± resulta precisamente de esta falta de visi¨®n global y prospectiva, m¨¢s all¨¢ de la cuesti¨®n de las migraciones secundarias. Situaci¨®n que demuestra, al fin y al cabo, la miseria intelectual y humana de Europa sobre la inmigraci¨®n. Por otro lado, los acuerdos de Schengen nunca hab¨ªan sido tan vaciados de contenido. La realidad es dram¨¢ticamente inquietante para el Estado de derecho en Europa: reinan en varios pa¨ªses europeos medidas represivas propuestas por la extrema derecha europea, como si ¨¦sta ya hubiera alcanzado el poder. De Dinamarca a Austria, los Gobiernos democr¨¢ticos se dedican a ponerla en pr¨¢ctica. As¨ª que los sepultureros del derecho comunitario no son necesariamente los que cre¨ªamos y pens¨¢bamos.
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