Pedro de Aragorn
S¨¢nchez ha evitado todos los conflictos internos de la coalici¨®n de Gobierno, de la subida del SMI y la reforma de las pensiones a la ¡®ley trans¡¯. Elude el problema y aparece con la soluci¨®n
En su labor de gobierno, Pedro S¨¢nchez se parece cada d¨ªa m¨¢s a Viggo Mortensen en el papel de Aragorn de El Se?or de los Anillos. Y no lo digo por lo que intuyen sus admiradores (un innegable atractivo f¨ªsico) ni por lo que sospechan sus cr¨ªticos (un camale¨®nico talento interpretativo). Tampoco porque, como Mortensen, da igual qui¨¦n est¨¦ en una escena: S¨¢nchez siempre se come el plano. Atrae todas las c¨¢maras y titulares.
No, me refiero a dos caracter¨ªsticas peculiares del personaje de Tolkien. Como Aragorn analizando las huellas de caballos en la arena y la direcci¨®n del viento en las alturas, no hay mejor rastreador que S¨¢nchez. Nadie interpreta con m¨¢s tino por d¨®nde sopla la voluntad popular. Como sucede con Aragorn, la gente a su alrededor no lo ve, pero ¨¦l percibe el camino correcto.
Un ejemplo es su ascenso al liderazgo del PSOE primero y del Ejecutivo despu¨¦s. Casi todo el mundo, incluidos los grandes barones del partido, pensaban que el camino exitoso pasaba por el centro. S¨¢nchez mismo hab¨ªa transitado por el valle central de la pol¨ªtica. Era un socioliberal, en l¨ªnea con Tony Blair o Renzi. Pero decidi¨® cambiar de rumbo y subirse a la empinada monta?a de la izquierda. Vio antes que el resto que ese territorio, agreste para la aristocracia socialista, era el que ten¨ªa que conquistar. Fue al encuentro con Podemos y convirti¨® a su rival Iglesias en escudero. Luego, trenz¨® una coalici¨®n de Gobierno con juncos muy distintos, que se doblan continuamente, pero no se rompen.
Algo parecido ocurri¨® con los indultos. S¨¢nchez entrevi¨® luz cuando las se?ales eran oscuras y las encuestas hostiles. Y es posible que tambi¨¦n suceda con la remodelaci¨®n del Gobierno. Calvo, Redondo, ?balos, Iceta¡ el baile de nombres que nos desconcierta a todos es un sudoku que encaja en la visi¨®n de futuro de S¨¢nchez.
La segunda cualidad que el presidente comparte con Aragorn es que ambos eligen bien sus batallas. Luchan las decisivas y llegan justo en el momento crucial. S¨¢nchez ha evitado todos los conflictos internos de la coalici¨®n de Gobierno, de la subida del SMI y la reforma de las pensiones a la ley trans. Elude el problema y aparece con la soluci¨®n, anunciando con solemnidad un acuerdo con la Comisi¨®n o la no necesidad de llevar mascarilla en la calle. S¨®lo la historia dir¨¢ si S¨¢nchez es gran estadista, pero de momento es un gran personaje. @VictorLapuente
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