Paliar la pobreza en Espa?a

El Instituto Nacional de Estad¨ªstica public¨® ayer unos inquietantes datos en materia de pobreza en Espa?a. La encuesta de condiciones de vida registra un considerable incremento de la poblaci¨®n en situaci¨®n de carencia material grave, subiendo del 4,7% registrado en 2019 al 7% de 2020, con datos recogidos en el ¨²ltimo trimestre. Este indicador tiene una doble lectura. Por un lado, constata que las medidas puestas en marcha por el Estado y la UE en medio del brutal descalabro socioecon¨®mico vinculado a la pandemia ¡ªcon una contracci¨®n del PIB de alrededor del 11% en Espa?a en 2020¡ª han atenuado un impacto que podr¨ªa haber sido dram¨¢ticamente superior. Por el otro, que aun as¨ª, hay una cuota inaceptablemente elevada de la sociedad espa?ola en situaci¨®n de sufrimiento. El 7% de la poblaci¨®n, que significa m¨¢s de tres millones de personas, corresponde al nivel que la misma encuesta detect¨® en 2014, pico cr¨ªtico de la anterior crisis.

La recuperaci¨®n econ¨®mica en marcha sin duda promover¨¢ una mejora en la reducci¨®n de personas en esa situaci¨®n grave. Pero ser¨ªa un error confiar en la mera reactivaci¨®n general de la econom¨ªa. Es en cambio necesario insistir en afilar la eficacia de varias prestaciones e instrumentos de apoyo social. En primer lugar, debe mejorarse la erogaci¨®n del Ingreso M¨ªnimo Vital, importante y acertada medida aprobada con un inusual consenso parlamentario, que sin embargo ha sufrido problemas en su implementaci¨®n. Es innegable que no era f¨¢cil ponerla en marcha, y que era oportuno proceder con cautela para garantizar que no haya fraudes, pero tambi¨¦n lo es que el despliegue ha sido lento. Actualmente hay unos 320.000 beneficiarios. El objetivo a medio plazo es 800.000.

En segundo lugar, a nivel auton¨®mico, es necesario que las comunidades apuesten decididamente por los servicios sociales. En este terreno, hay situaciones dispares. El ¨ªndice DEC 2020, referencia en esta materia, constataba recientemente que la senda de mejora emprendida en los ¨²ltimos a?os se mantiene, permitiendo recuperar el terreno perdido por el impacto de la crisis de 2008. Pero esta mejora es muy paulatina, probablemente insuficiente en t¨¦rminos globales, y contiene adem¨¢s realidades muy distintas, con comunidades como Madrid o Murcia en niveles muy bajos.

El nuevo consenso que ha cristalizado en Occidente ¡ªpol¨ªticas muy expansivas para la reactivaci¨®n, fuerte protecci¨®n social, mayor exigencia ante empresas que contribuyen demasiado poco¡ª debe mantenerse. Ser¨ªa un error congelarlo demasiado pronto, con los primeros s¨ªntomas de recuperaci¨®n. La cohesi¨®n social no est¨¢ solo en el inter¨¦s de los m¨¢s desfavorecidos, sino en el del conjunto de la sociedad que se beneficia de esa armon¨ªa. Los datos del INE no permiten evaluar el impacto de la pandemia en cuanto a desigualdad. Pero datos preliminares del Banco de Espa?a apuntan a un fuerte incremento.

En el caso de Espa?a, cabe recordar que se halla por debajo de la media de recaudaci¨®n sobre PIB con respecto a las econom¨ªas de Europa occidental comparables, y que hay ah¨ª un margen de actuaci¨®n para disponer de recursos para sostener esas prestaciones sociales sin abultar en exceso una deuda que, como se?al¨® ayer la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, coloca a las administraciones p¨²blicas y a las comunidades aut¨®nomas ¡°en una posici¨®n de gran vulnerabilidad¡±.