As¨ª se les roba a los j¨®venes su futuro
La reforma de pensiones pactada por Gobierno y agentes sociales endosa un coste a las nuevas generaciones
El pasado 28 de junio Espa?a encaj¨® dos goles en propia meta. El primero lo vimos todos: un pase hacia atr¨¢s de Pedri que se le col¨® a Unai Simon por exceso de confianza. El segundo, menos comentado, fue juego de equipo: una obra conjunta del Gobierno, los sindicatos y la patronal en el acto de presentaci¨®n de la reforma de las pensiones. El primer gol qued¨® olvidado por las siguientes victorias de la selecci¨®n; del segundo, nuestros j¨®venes se acordar¨¢n toda la vida.
La reforma acordada por el Gobierno y los agentes sociales consiste en derogar aspectos clave de la anterior. Ha sido celebrada porque busca garantizar que las pensiones seguir¨¢n subiendo. Pero nada es gratis: alguien siempre debe pagar la fiesta.
En este caso, los paganos son los j¨®venes: el Gobierno acaba de endosar a cada uno de ellos una hipoteca de 100.000 euros hasta 2070. Eso es lo que, utilizando c¨¢lculos del economista ?ngel de la Fuente, le va a costar la reforma a cada espa?ol.
La caja de la Seguridad Social est¨¢ en d¨¦ficit desde 2011. Es decir, lo que se recauda por las cotizaciones de los trabajadores cada mes no cubre las pensiones de ese mes. En 2020 y en 2021, el d¨¦ficit en prestaciones contributivas ser¨¢ de unos 1.500 euros por a?o para cada uno de los 20 millones de trabajadores. Y este agujero aumentar¨¢ por el envejecimiento de la poblaci¨®n. El trabajador espa?ol cotiza alrededor de 35 a?os de media, seg¨²n Eurostat; su jubilaci¨®n durar¨¢ 22 a?os si es hombre y 27 si es mujer. Actualmente hay en Espa?a 3,4 personas en edad de trabajar por cada pensionista. Tambi¨¦n seg¨²n Eurostat, en 2050 habr¨¢ solo 1,7 personas por cada jubilado; es decir, la mitad.
Estas proyecciones muestran que el sistema avanza por una senda insostenible, y que es necesaria una reforma profunda. Sin embargo, el Gobierno se ha limitado a dar una patada hacia adelante y envolver el anuncio en propaganda, traspasando el problema a la pr¨®xima generaci¨®n.
El gran logro anunciado de la reforma es la derogaci¨®n del factor de sostenibilidad, que exig¨ªa que cualquier subida viniera acompa?ada de recursos para pagarla. El factor de sostenibilidad era una garant¨ªa para los j¨®venes, porque les dejaba un sistema de pensiones asumible.
El Gobierno anuncia que va a sustituirlo por un mecanismo de equidad intergeneracional. Pero, en vez aprobar el nuevo y derogar el viejo, simplemente deroga el viejo y dice que ya aprobar¨¢ uno nuevo. De hecho, como ya anuncian los socios de gobierno, es pr¨¢cticamente imposible que consiga aprobarse una alternativa, con lo que el agujero ir¨¢ creciendo exponencialmente.
Para cerrar el agujero, el Gobierno propone dos cosas. En primer lugar, cambiarlo de sitio: transfiere 14.000 millones de euros de pensiones no contributivas (de personas que cobran sin haber cotizado) este a?o y 22.000 millones al a?o a partir del siguiente, y lo endosa a los Presupuestos del Estado. D¨¦ficit de las pensiones solucionado. Ahora, en vez de tener el agujero en un sitio lo tenemos en otro, pero la forma de pagarlo cambia poco: habr¨¢ que subir impuestos o recortar otras pol¨ªticas.
Esta medida podr¨ªa parecer poco (o nada) eficaz, pero inocua. En realidad, en estos movimientos pol¨ªticos siempre hay alguien que gana. En este caso, los ganadores son los sospechosos habituales: las comunidades de r¨¦gimen foral, es decir, Pa¨ªs Vasco y Navarra. Todos los espa?oles contribuyen a la Seguridad Social por igual, independientemente de d¨®nde vivan. Pero la contribuci¨®n a los Presupuestos Generales del Estado de los territorios forales se rige por un cupo preacordado con el Estado, y no hay intenci¨®n de cambiarlo. A partir de ahora, las pensiones no contributivas, tambi¨¦n las que cobran navarros y vascos, las pagaremos solo los dem¨¢s espa?oles.
En segundo lugar, el Gobierno f¨ªa el ¨¦xito de su reforma a penalizar la jubilaci¨®n anticipada. Pero las penalizaciones no son tales. Como ha mostrado este diario, la medida introducida incrementa la penalizaci¨®n en solo dos supuestos, de forma que, para la mayor parte de los pensionistas, resulta a¨²n m¨¢s barato jubilarse anticipadamente.
En definitiva, el Gobierno gasta en contentar a los pensionistas, porque son los que m¨¢s votan, e ignora los problemas de los j¨®venes porque son menos y su participaci¨®n electoral es baja. En realidad, ning¨²n pensionista sale ganando si el sistema resulta insostenible y (como sucedi¨® en Grecia) de un d¨ªa para otro los mercados se niegan a financiar la deuda resultante. Ah¨ª s¨ª, de repente, vienen los grandes (e injustos) recortes.
Sin perspectivas, ni f¨®rmulas de soluci¨®n de los problemas de los j¨®venes, Espa?a no puede tener futuro. Si el plan del Gobierno es que los j¨®venes asuman un gasto de 100.000 euros por cabeza para que las pensiones sigan subiendo, no duden de que se hartar¨¢n y votar¨¢n con los pies. Es decir, saldr¨¢n huyendo hacia otros pa¨ªses que s¨ª les ofrezcan un futuro.
Luis Garicano es jefe de la delegaci¨®n de Ciudadanos en el Parlamento europeo y vicepresidente econ¨®mico y portavoz de Renew Europe.
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