Mujeres en poder, con poder
Desde M¨¦xico vemos con esperanza el proceso constituyente chileno y deseamos que el nuevo pacto social y pol¨ªtico que construyan sea la base para la igualdad entre las mujeres y los hombres
Algunas de mis compa?eras legisladoras recientemente fueron madres y, cada vez que las sesiones de la C¨¢mara de Diputados se prolongan m¨¢s de lo habitual, me toca verlas salir apresuradas a tomar el siguiente vuelo para regresar a su provincia. No es una realidad exclusiva de ellas, pues el trabajo de las diputadas, como de cualquier mujer, se ve condicionado por las tareas de cuidado y trabajo dom¨¦stico que recaen en nuestros hombros; la mayor¨ªa de ellas tiene que dejar su vida familiar ordenada durante los d¨ªas que van a la capital mexicana, a cubrir sus labores de representaci¨®n pol¨ªtica, esperando que los planes no cambien.
La primera vez que yo fui diputada, hace casi 15 a?os, tambi¨¦n ten¨ªa un hijo peque?o. Recuerdo las complicaciones log¨ªsticas y familiares para tratar de cumplir con mis actividades; era afortunada por contar con el apoyo de mi madre en casa y, en aquel entonces, cre¨ªa que con una buena planeaci¨®n personal era suficiente para poder asumir los m¨²ltiples roles que ten¨ªa. Hoy tengo otra visi¨®n.
La imposibilidad de desempe?ar las labores por las responsabilidades de cuidados puede afectar directamente a la participaci¨®n de las mujeres en los debates, deliberaciones y toma de decisiones en el Congreso, tal como sucede en otros ¨¢mbitos, as¨ª como respecto de temas legislativos con un impacto relevante en la sociedad. Las responsabilidades de cuidados no se resuelven solamente con un redistribuci¨®n de las tareas en el hogar, sino tambi¨¦n con pol¨ªticas p¨²blicas que contribuyan a la corresponsabilidad de los cuidados entre el Estado, el mercado, las comunidades y las familias, y en cada uno involucra tanto a las mujeres como a los hombres en su diversidad.
En M¨¦xico, despu¨¦s de muchos esfuerzos, alcanzamos una integraci¨®n paritaria a nivel federal en ambas C¨¢maras del Congreso, hay 241 mujeres diputadas de 500 curules, y 63 senadoras de 128 esca?os. Pero, si vemos las condiciones en las que las mujeres asumen la representaci¨®n pol¨ªtica, tenemos evidencia de que la paridad num¨¦rica no es suficiente para hablar de igualdad.
Las mujeres pol¨ªticas enfrentamos diferentes retos, casi los mismos que enfrenta cualquier mujer en nuestros d¨ªas, que se deben resolver de manera estructural para construir una igualdad sustantiva, de condiciones y oportunidades.
La Convenci¨®n Constitucional chilena tiene una gran oportunidad para que, en el nuevo pacto que se plantean, se sienten bases de convivencia, representaci¨®n y desarrollo chilenos que tengan al centro las demandas y necesidades de las mujeres para construir un pa¨ªs para todas y todos.
En este contexto, la integraci¨®n paritaria de la Convenci¨®n Constitucional chilena, con 77 mujeres y 78 hombres, es un gran comienzo para este proceso de construcci¨®n de una nueva Constituci¨®n y, justo ahora que se encuentran en la fase de la organizaci¨®n de los trabajos constitutivos, se deben tomar medidas para que las mujeres constituyentes participen en igualdad de condiciones, lideren e integren paritariamente las comisiones, para que sus voces y aportaciones tengan resonancia e impulsen una agenda com¨²n por la igualdad y autonom¨ªa de las mujeres.
Sin duda, los trabajos de la Convenci¨®n Constitucional chilena se ver¨¢n tocados por la nueva realidad y por eso la visi¨®n que las mujeres pueden aportar es fundamental, pues ellas pueden hablar en primera persona de c¨®mo las desigualdades se profundizaron con la emergencia sanitaria a ra¨ªz de la pandemia por covid-19, y se?alar c¨®mo el confinamiento en los hogares represent¨® un contexto muy dif¨ªcil para las mujeres en general, como es, precisamente, la sobrecarga de los cuidados, pero tambi¨¦n la p¨¦rdida de empleos formales e informales, la afectaci¨®n a la salud f¨ªsica y mental, la p¨¦rdida de oportunidades educativas y de desarrollo profesional, y el incremento de la violencia en los hogares, por mencionar algunas.
Por otra parte, las voces de las mujeres en la Convenci¨®n Constitucional chilena requieren tener peso y trascendencia para formar parte de las decisiones. La f¨®rmula es: mujeres en el poder, con poder; poder para transformar la vida de las mujeres.
La incorporaci¨®n paritaria de mujeres en las discusiones para la configuraci¨®n de la nueva Constituci¨®n es un asunto de representaci¨®n pol¨ªtica pero esencialmente da respuesta a la imperiosa necesidad de que cada uno de los temas cuenten con la visi¨®n, demandas y necesidades de las chilenas. Las constituyentes deben tener un poder real, no s¨®lo simb¨®lico, y la capacidad de poner sobre la mesa en cada uno de los temas, la perspectiva de las mujeres.
Otro tema central, es que la constituyente, como todo proceso pol¨ªtico pasar¨¢ por negociaciones y acuerdos, ante ello las constituyentes deben impulsar alianzas estrat¨¦gicas entre ellas y con otros actores pol¨ªticos y sociales, para tener el poder y la fuerza pol¨ªtica para colocar una agenda por la igualdad sustantiva y autonom¨ªa. Si las mujeres han de tomar partido, debe ser el de sus causas y de la igualdad; si han de hacer una bancada, no puede ser de un color u otro, sino debe ser su bancada.
La agenda que se impulse debe contener las reglas y normas que permitan a las mujeres su autonom¨ªa. De acuerdo con el Observatorio de Igualdad de G¨¦nero de Am¨¦rica Latina y el Caribe de la ONU, ¡°para el logro de una mayor autonom¨ªa se requieren muchas y diversas cuestiones, entre ellas liberar a las mujeres de la responsabilidad exclusiva por las tareas reproductivas y de cuidado, lo que incluye el ejercicio de los derechos reproductivos; poner fin a la violencia de g¨¦nero y adoptar todas las medidas necesarias para que las mujeres participen en la toma de decisiones en igualdad de condiciones¡±.
Desde M¨¦xico vemos con esperanza el proceso constituyente chileno y deseamos profundamente que el nuevo pacto social y pol¨ªtico que construyan sea la base para la igualdad entre las mujeres y los hombres, y una sociedad m¨¢s justa, equitativa e igualitaria, nunca m¨¢s sin nosotras.
Martha Tagle es diputada federal en M¨¦xico.
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