Aviones sin aeropuerto
Los pol¨ªticos eligen el rumbo, pero si tambi¨¦n dibujan el mapa no llegamos a buen puerto
En Espa?a hemos pasado de los aeropuertos sin aviones (Castell¨®n o Ciudad Real, entre otros) a los aviones sin un aeropuerto adecuado (El Prat). En los a?os del despilfarro, el territorio nacional se llen¨® de aer¨®dromos fantasma, para gloria de los pol¨ªticos que los inauguraban y la estupefacci¨®n de los economistas que no ve¨ªan una demanda objetiva. En tiempos de recuperaci¨®n, cuesta acometer la ampliaci¨®n del de Barcelona, largamente solicitada en Catalu?a. Y, en ambos casos, el mismo problema: los pol¨ªticos secuestran el ciclo natural de las decisiones p¨²blicas.
En democracia, la pol¨ªtica es conflicto. Solo los aut¨®cratas pueden decir ¡°que se haga una pir¨¢mide¡± y se hace. Pero, precisamente porque una democracia es un constante tira y afloja, el disenso tiene que sistematizarse. Y la discusi¨®n sobre c¨®mo incrementar las conexiones intercontinentales de El Prat, que se retrotrae a principios de este siglo, ha sido ca¨®tica. De momento, se ha resuelto con una reuni¨®n secreta entre el vicepresidente, Jordi Puigner¨®, y la ministra de Transportes, Raquel S¨¢nchez. Esto ha enfurecido a pol¨ªticos de los ayuntamientos afectados, que llevaban tiempo deliberando en una mesa de trabajo que, de repente, ha quedado obsoleta.
Naturalmente, los ecologistas tambi¨¦n han puesto el grito en el cielo. Alargar la tercera pista del aeropuerto deteriorar¨¢ un espacio natural protegido en el delta del Llobregat. Y m¨¢s aviones significa m¨¢s emisiones de efecto invernadero y m¨¢s turismo low cost.
Pocas decisiones recientes ejemplifican m¨¢s claramente el dilema econ¨®mico de nuestra era (crecimiento r¨¢pido versus sostenible) y el pol¨ªtico de nuestro pa¨ªs (Gobierno catal¨¢n versus Estado). Pocos debates deber¨ªan pues haberse tratado con m¨¢s mimo. Pero, tanto cuando llen¨¢bamos el desierto con obras p¨²blicas elefanti¨¢sicas como cuando vaciamos el mar con pistas de aterrizaje, nuestros pol¨ªticos toman una decisi¨®n y luego buscan el consenso con los afectados. Deber¨ªa ser al rev¨¦s. Primero, consultemos a expertos, que proyecten escenarios distintos en funci¨®n de priorizar m¨¢s la econom¨ªa o el medioambiente (por ejemplo, un aeropuerto ¡°verde¡±, uno ¡°amarillo¡± y uno ¡°rojo¡±). Y despu¨¦s decidamos en funci¨®n de criterios pol¨ªticos, dejando claro a qu¨¦ le damos m¨¢s importancia. Los pol¨ªticos eligen el rumbo, pero si tambi¨¦n dibujan el mapa no llegamos a buen puerto. Ni aeropuerto. @VictorLapuente
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