Gesto necesario
El Gobierno tiene que recuperar su plan de regularizar a menores inmigrantes
El Gobierno no ha resuelto su debate interno sobre el proyecto para facilitar el permiso de residencia en Espa?a a menores inmigrantes, y la medida ha sido aplazada por el Consejo de Ministros, sin fecha a¨²n para su aprobaci¨®n. La apuesta del titular de Migraciones, Jos¨¦ Luis Escriv¨¢, ha tropezado con las reticencias de Interior. No es raro que en los gobiernos surjan choques as¨ª por las diferentes prioridades ante la cuesti¨®n migratoria. Es incluso l¨®gico: los responsables de mantener el orden p¨²blico nunca van a enfocar igual el problema que otros departamentos centrados en los aspectos sociales.
Las suspicacias de la parte policial nacen del temor a que la posible regularizaci¨®n de 8.000 menores y de otros 8.000 j¨®venes extranjeros de hasta 23 a?os potencie el efecto llamada. No hay argumento m¨¢s socorrido cuando se habla de inmigraci¨®n, pese a la fragilidad de las pruebas emp¨ªricas para avalarlo. Espa?a ya endureci¨® en 2011 las normas de acogida para menores extranjeros y las llegadas no han dejado de crecer. El supuesto efecto llamada ser¨ªa m¨¢s bien un fen¨®meno permanente, ajeno a los vaivenes normativos, como lo ilustra cada historia de cada joven africano dispuesto a alcanzar Europa a cualquier precio y en cualquier circunstancia.
No hace falta mucha imaginaci¨®n para aventurar las reacciones ante una medida as¨ª de quienes explotan la xenofobia con esl¨®ganes falaces, cuando no inmorales. El Gobierno muestra valent¨ªa y convicciones al plantear una iniciativa como esta en el momento en que m¨¢s se agitan las banderas contra la inmigraci¨®n, hasta hace poco casi ausentes de la pol¨ªtica espa?ola. Un gesto como el propuesto por Escriv¨¢ supone una voluntad clara de combatir ese tipo de discursos y de contribuir a desmontar los bulos y la demagogia de la extrema derecha.
Desde un punto de vista social, facilitar esta regularizaci¨®n brindar¨ªa una oportunidad de labrarse un futuro a 16.000 menores que han llegado solos a Espa?a, sin que se vean cu¨¢les puedan ser los efectos problem¨¢ticos para nuestra sociedad. Es dif¨ªcil pensar que, pese al drama del paro juvenil, esos chicos ¡ªque, de aprobarse la medida, podr¨ªan acceder a permisos de trabajo y residencia¡ª vayan a competir por los mismos empleos que los espa?oles. La ultraderecha lleva tiempo esforz¨¢ndose en caricaturizar a estos j¨®venes como delincuentes en potencia. Pero la mejor ruta para arrojarlos a la marginalidad es precisamente la de cerrarles la puerta a trabajar de modo legal, justo lo que intenta resolver el proyecto del Gobierno.
Pedro S¨¢nchez inaugur¨® su mandato con un gesto, la acogida del Aquarius, para simbolizar el cambio que tra¨ªa el nuevo Gobierno progresista. Con el tiempo, el Ejecutivo ha acabado aplicando en ese ¨¢mbito algunas medidas indigestas para la izquierda como las devoluciones en caliente, que hab¨ªa cuestionado en la oposici¨®n y hab¨ªa prometido derogar. La apertura a la regularizaci¨®n de los menores de 23 a?os ofrece una buena oportunidad para demostrar que, frente al desaf¨ªo inesquivable de la inmigraci¨®n, hay margen para otras respuestas.
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