Retorno a Sefarad
Las descalificaciones contra el Gobierno de Espa?a por la aplicaci¨®n de la ley de nacionalidad a los sefard¨ªes son injustificadas
A lo largo de la Historia la relaci¨®n de Espa?a con el juda¨ªsmo ha combinado p¨¢ginas de profunda belleza con otras de terrible dolor y oscuridad.
El gen tolerante que se hab¨ªa desarrollado en los reinos peninsulares y que, con contradicciones y altibajos, aceptaba la realidad del que era diferente, sufre un golpe devastador en un momento y un lugar: junio de 1391 en la ciudad de Sevilla cuando el odio se desata y miles de jud¨ªos son masacrados por un desbocado furor antisemita que se extiende a otras muchas ciudades. Dos hechos nefastos como fueron el establecimiento de la Inquisici¨®n en 1478 y los Edictos de Expulsi¨®n de 1492 son hijos espurios de esa hoguera encendida en 1391.
La expulsi¨®n genera la p¨¦rdida de Sefarad y un profundo sentido de nostalgia hacia una tierra amada que los sefard¨ªes seguir¨¢n evocando en sus romances y cantigas. Tras ella, cuatro siglos de oscuridad, silencio y desencuentro¡
Pero afortunadamente, el gen tolerante forjado en la convivencia medieval no se agost¨® y el siglo XIX, tan pr¨®digo en contrastes, nos ofrece el regalo de un cierto filosefardismo que va surgiendo en Espa?a a mediados de la centuria en ambientes intelectuales y liberales. Dignos representantes de ese esp¨ªritu fueron Emilio Castelar, uno de los Presidentes de la I Rep¨²blica, y el Senador ?ngel Pulido que en los albores del siglo XX escribi¨® una obra esencial: Los espa?oles sin patria y la raza sefard¨ª.
Esa Historia de amor y de reencuentro va ganando en intensidad conforme avanza el siglo XX con hitos relevantes como el Decreto de 1924 que abr¨ªa la posibilidad de que los sefard¨ªes obtuvieran la nacionalidad espa?ola. Este fue el soporte jur¨ªdico para que, a?os despu¨¦s y en el transcurso de la 2? Guerra Mundial, un grupo de miembros del Servicio Exterior de Espa?a decidieran no pasar de largo ante el sufrimiento humano y propiciaran la salvaci¨®n de miles de jud¨ªos europeos durante la barbarie del Holocausto. Entre ellos destac¨® la labor en Budapest de D. ?ngel Sanz Briz de bendita memoria.
La transici¨®n espa?ola y la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n de 1978 consagran un Estado aconfesional que reconoce la pluralidad de las confesiones religiosas y colabora con todas ellas. Esto se plasma definitivamente en los Acuerdos del 1992 que desarrollan ese mandato constitucional de promover el ejercicio efectivo de la libertad religiosa.
Con especial regocijo los jud¨ªos espa?oles vivimos el tantas veces deseado momento en el que Espa?a e Israel establecieron relaciones diplom¨¢ticas plenas en enero de 1986. Desde entonces ambos Estados colaboran activamente y comparten multitud de intereses.
En los ¨²ltimos a?os el reencuentro entre Espa?a y sus jud¨ªos se acelera y lo hace adem¨¢s dentro de un esp¨ªritu de consenso de las fuerzas pol¨ªticas y de los gobierno de distintos colores.
En 2006 se fija para cada 27 de enero un acto de Estado en el que Espa?a conmemora el D¨ªa Internacional de la Memoria del Holocausto y la prevenci¨®n de cr¨ªmenes contra la Humanidad.
Ese mismo a?o se crea una instituci¨®n tan querida para nosotros como es Centro Sefarad-Israel que se ha convertido ya en un referente de primer orden en la relaci¨®n entre Espa?a y el Mundo Jud¨ªo.
Llegamos as¨ª a una ma?ana de noviembre de 2012 en la sede de Centro Sefarad-Israel cuando los ministros de Justicia y de Asuntos Exteriores presentan la iniciativa de desarrollar una Ley que conceda la nacionalidad espa?ola a los descendientes de los expulsados.
Una vez finalizados los tr¨¢mites parlamentarios de la misma, varios invitados sefard¨ªes fueron testigos desde la tribuna del Congreso de los Diputados del momento hist¨®rico en el que las Cortes Generales aprobaban definitivamente la Ley 12/2015, de 24 de junio, en materia de concesi¨®n de la nacionalidad espa?ola a los sefard¨ªes originarios de Espa?a.
Los jud¨ªos espa?oles tenemos sinceras palabras de agradecimiento hacia esta iniciativa del Gobierno y nos emociona especialmente que la Ley fuera aprobada por unanimidad de todos los grupos parlamentarios.
Asimismo, en la presentaci¨®n oficial de dicha Ley en el Palacio Real el rey Felipe VI lanz¨® un mensaje a los descendientes de los expulsados: ¡°la perspectiva de los siglos y los propios estudios historiogr¨¢ficos demuestran una conclusi¨®n que podr¨ªa resumirse en esta idea: ?Cu¨¢nto os hemos echado de menos!¡±. Se trata de un bello mensaje que ha calado profundamente en el coraz¨®n de los sefard¨ªes.
Hemos asistido en las ¨²ltimas semanas a ciertas cr¨ªticas en diversos medios de comunicaci¨®n sobre la aplicaci¨®n de la Ley. Como Presidente de la FCJE considero desproporcionadas dichas cr¨ªticas y me sustento en los siguientes argumentos.
Espa?a dio un paso al frente y afront¨® un asunto de enorme calado hist¨®rico. Lo sencillo hubiera sido no hacer nada, no complicarse la vida y pasar de largo frente a esta cuesti¨®n. Pero Espa?a dio la cara.
Se ha argumentado que los requisitos de la Ley son exigentes y prolijos y no ser¨¦ yo quien lo niegue. Pero cualquier Estado tiene derecho a establecer el marco que regule un bien tan preciado como es su propia nacionalidad. Evidentemente, es mejor una Ley exigente que un vac¨ªo legal.
Todo proceso similar conlleva adem¨¢s complicaciones y casu¨ªsticas que se han intentado resolver de la mejor manera posible con un considerable esfuerzo por parte del Gobierno al que la Federaci¨®n de Comunidades Jud¨ªas de Espa?a ha contribuido en el papel a ella asignado emitiendo 93.000 certificados de origen sefard¨ª. A esas dificultades intr¨ªnsecas se han unido adem¨¢s las provenientes de la pandemia de la covid-19 que han ralentizado la tramitaci¨®n de los expedientes.
En buena medida puedo entender la desaz¨®n de aquellos que en los ¨²ltimos meses han visto denegada su solicitud pero creo firmemente que un Estado de Derecho, como el que afortunadamente rige en Espa?a, goza de los instrumentos para permitir el recurso ante las decisiones de la Administraci¨®n que el ciudadano considere contrarias a sus intereses.
En todo caso, nada de esto justifica una descalificaci¨®n al Gobierno de Espa?a o a la Ley 12/2015 con calificativos fuera de lugar como actos antisemitas o nueva inquisici¨®n utilizados de manera irresponsable.
En la citada presentaci¨®n oficial de la Ley en el Palacio Real el rey Felipe VI afirmaba tambi¨¦n: ¡°a trav¨¦s de esta norma regresa, formalmente, al tronco com¨²n de la naci¨®n espa?ola una de sus ramas que, en su d¨ªa, fue tristemente separada¡±. Es responsabilidad de todos hacer que esto sea una realidad consagrando definitivamente el reencuentro entre Espa?a y sus jud¨ªos. Desde esta tribuna reitero el compromiso de la Federaci¨®n de Comunidades Jud¨ªas de Espa?a para que as¨ª sea.
Isaac Benzaqu¨¦n Pinto es presidente de la Federaci¨®n de Comunidades Jud¨ªas de Espa?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.