Al Qaeda, entonces y ahora
Dos d¨¦cadas despu¨¦s del 11-S, la ¡®guerra contra el terror¡¯ ha fracasado, la organizaci¨®n de Bin Laden persiste como estructura global y compite por la hegemon¨ªa yihadista con el ISIS, lo que anticipa m¨¢s terrorismo en Occidente
Hace hoy 20 a?os, cuando tuvieron lugar los atentados del 11 de septiembre de 2001, hablar del yihadismo global y de su inherente amenaza terrorista era b¨¢sicamente hablar de Al Qaeda. Era una organizaci¨®n con estructura unitaria que hab¨ªa sido fundada en 1988, en las postrimer¨ªas de la contienda que la invasi¨®n sovi¨¦tica desencaden¨® en Afganist¨¢n a lo largo de ese decenio, como matriz de un movimiento transnacional inspirado en las actitudes y creencias del salafismo yihadista. Esta ideolog¨ªa, una variante del salafismo de acuerdo con la cual el concepto isl¨¢mico de yihad debe ser entendido exclusivamente en su acepci¨®n belicosa, justifica moral y utilitariamente el terrorismo con el objetivo ¨²ltimo de instaurar un califato o suerte de imperio panisl¨¢mico de orientaci¨®n fundamentalista.
Al Qaeda, pese a que era una organizaci¨®n unitaria y a que desde 1996 desarrollaba sus actividades al amparo del primer r¨¦gimen de los talibanes, contaba antes del 11-S con c¨¦lulas propias en distintos pa¨ªses del mundo. Tambi¨¦n en pa¨ªses occidentales, como puso de manifiesto su c¨¦lula en Hamburgo en la preparaci¨®n y ejecuci¨®n de los atentados simult¨¢neos en las Torres Gemelas de Nueva York y el Pent¨¢gono en Washington. En 1994 inici¨® sus actividades la c¨¦lula de la cual dispuso en Madrid hasta que fue desarticulada policialmente en noviembre de 2001, precisamente al hallarse evidencia de su conexi¨®n con la c¨¦lula de Hamburgo. Esa operaci¨®n policial fue de hecho el mayor golpe policial asestado en Europa occidental a Al Qaeda tras el 11-S.
Para ser m¨¢s preciso, la realidad es que hablar del yihadismo global y de su inherente amenaza terrorista hace 20 a?os era hablar de algo m¨¢s que la organizaci¨®n liderada entonces por el saud¨ª Osama bin Laden. Era tambi¨¦n hacerlo de un elenco limitado y diverso de entidades yihadistas activas desde la d¨¦cada de los noventa en varios pa¨ªses musulmanes. Algunas hab¨ªan sido establecidas por retornados de Afganist¨¢n o Pakist¨¢n y eso las hac¨ªa afines a Al Qaeda. Otras se hallaban asociadas a esta ¨²ltima tras la constituci¨®n en 1998 del autodenominado Frente Isl¨¢mico Mundial para la Yihad contra Jud¨ªos y Cruzados. En conjunto, Al Qaeda y esas otras organizaciones yihadistas afines o asociadas aglutinaban, a fecha del 11 de septiembre de 2001, algunas decenas de miles de militantes.
Dos d¨¦cadas despu¨¦s, ese yihadismo global alineado con Al Qaeda ha multiplicado por entre cuatro y seis el n¨²mero de sus activistas y est¨¢ mucho m¨¢s extendido geogr¨¢ficamente. Ocurre, para empezar, que la propia Al Qaeda nunca dej¨® de existir ni se diluy¨® en un fen¨®meno amorfo sin l¨ªder, sino que se transform¨® en una estructura global. A fin de adaptarse a un entorno que le fue muy adverso tras el 11-S dej¨® de ser una organizaci¨®n unitaria y se descentraliz¨®. Su mando central opera desde 2002 en el noroeste de Pakist¨¢n y zonas adyacentes de Afganist¨¢n, protegido en ambos pa¨ªses por talibanes, con Ayman al Zawhairi como m¨¢ximo dirigente desde que unidades especiales de las Fuerzas Armadas estadounidenses abatiesen en 2011 a Bin Laden en el escondite de Pakist¨¢n donde se encontraba.
Entre 2003 y 2018, a lo largo las dos d¨¦cadas transcurridas desde el 11-S, Al Qaeda consigui¨® establecer hasta siete ramas territoriales, en ocasiones a partir de cuadros y militantes propios establecidos en un pa¨ªs o una regi¨®n del mundo con poblaci¨®n mayoritariamente musulmana; otras veces, mediante acuerdos de fusi¨®n con entidades yihadistas ya activas en alguna demarcaci¨®n de inter¨¦s. Estas ramas territoriales est¨¢n subordinadas al mando central de Al Qaeda, con el cual mantienen un contacto regular sus respectivos mandos y a cuya estrategia general coadyuvan, pero con una autonom¨ªa operativa considerable. En la actualidad destacan, por la frecuencia e intensidad de los ataques y atentados que llevan a cabo, las ramas territoriales de Al Qaeda en el Magreb y el conjunto de ?frica occidental, as¨ª como en Oriente Medio y el este de ?frica. De esa estructura fue expulsada en 2013, despu¨¦s de nueve a?os de actividad, su rama iraqu¨ª, por desobedecer al mando central.
En tanto que estructura global descentralizada con las seis ramas territoriales que mantiene, la propia persistencia de Al Qaeda denota el fracaso de la denominada guerra contra el terror tal y como ha sido conducida internacionalmente por iniciativa sobre todo militar de Estados Unidos tras los atentados del 11-S. Otro indicador de lo fallido y contraproducente del modo en que hasta ahora se ha desarrollado esa estrategia contra el terrorismo queda reflejado en el hecho de que dentro del yihadismo global existen hoy m¨¢s organizaciones afines o asociadas con Al Qaeda que hace 20 a?os.
?Qu¨¦ ha cambiado a lo largo de esas dos d¨¦cadas en la estrategia de Al Qaeda? ?Por qu¨¦ en los ¨²ltimos 10 a?os esta estructura yihadista global no ha recibido en los pa¨ªses occidentales en general y europeos en particular la atenci¨®n p¨²blica que tuvo durante el decenio posterior al 11-S? Ello obedece en buena medida a los cambios en la l¨ªnea de actuaci¨®n de Al Qaeda. Inicialmente, en el espacio de tiempo que transcurri¨® entre la p¨¦rdida de su santuario afgano en 2002 y la muerte de Bin Laden en 2011, el directorio de Al Qaeda mantuvo un enfoque dual en su estrategia: dirigi¨® su terrorismo no s¨®lo contra el enemigo lejano, todos los gobiernos occidentales y principalmente Estados Unidos, sino tambi¨¦n contra el enemigo cercano, es decir los reg¨ªmenes del mundo ¨¢rabe.
Fue a lo largo de esa d¨¦cada posterior a los atentados en Nueva York y Washington cuando, ante las crecientes dificultades que Al Qaeda encontraba para actuar en suelo norteamericano, los atentados contra el enemigo lejano empezaron a materializarse en Europa occidental. El mando central de Al Qaeda, con el concurso de organizaciones asociadas capaces de movilizar localmente a sus miembros en la preparaci¨®n y ejecuci¨®n de atentados, intervino en la planificaci¨®n de matanzas terroristas como las del 11-M en Madrid o las del 7-J en Londres. Al mismo tiempo, comenz¨® a emplazar a sus partidarios radicados en pa¨ªses europeos a llevar a cabo actos de terrorismo por cuenta propia. En 2013, al a?o siguiente de iniciada la guerra en Siria, Zawahiri orden¨® conceder prioridad a avanzar en el asalto a los enemigos cercanos m¨¢s d¨¦biles, como de Mal¨ª o Somalia.
En la actualidad se empieza a constatar la reorientaci¨®n de Al Qaeda hacia, de nuevo, una estrategia dual. A trav¨¦s de los medios que sol¨ªa utilizar ha vuelto a incitar a sus seguidores radicados en pa¨ªses occidentales a que cometan atentados. Hace unos d¨ªas, felicit¨¢ndose por el acceso al poder de los talibanes en Afganist¨¢n, por cierto con la colaboraci¨®n de la propia estructura yihadista global, ha instado a que sus partidarios se preparen para ¡°un nuevo estadio de la lucha¡±. Una apelaci¨®n as¨ª, viniendo de una organizaci¨®n yihadista especializada en la pr¨¢ctica del terrorismo, anticipa terrorismo. Y se produce en un contexto de rivalidad con su otrora rama iraqu¨ª, convertida en Estado Isl¨¢mico (ISIS), por la hegemon¨ªa del yihadismo global. Una competici¨®n entre organizaciones yihadistas que practican el terrorismo se trasladar¨¢ a Europa occidental en forma de terrorismo.
Fernando Reinares es director del Programa sobre Radicalizaci¨®n Violenta y Terrorismo Global en el Real Instituto Elcano y catedr¨¢tico de la Universidad Rey Juan Carlos. Su ¨²ltimo libro es 11-M. La venganza de Al Qaeda (Galaxia Gutenberg).
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