No hay camino
?Por d¨®nde avanzar en la mesa de di¨¢logo si no hay meta legal ni destino posible?
Atacada a dos bandas por la condena de la derecha espa?ola y el boicot de la catalana, la mesa de di¨¢logo sobre el futuro de Catalu?a entre el Gobierno de coalici¨®n y la mitad del Govern secesionista ha echado a andar. Y lo ha hecho con los buenos auspicios de ambos presidentes que bien pueden catalogarse de senderistas, pues si Aragon¨¦s ha sostenido la necesidad de ¡°conseguir avances¡±, S¨¢nchez ha a?adido: ¡°hemos coincidido en que la mesa de di¨¢logo es el mejor camino¡±. Una apreciaci¨®n que cabr¨ªa calificar de machadiana, si recordamos los versos del poeta: ¡°caminante, no hay camino, se hace camino al andar¡±.
Pues, efectivamente, no hay camino. Y no lo hay porque no pueden darse ¡°avances¡± hacia la amnist¨ªa ni la autodeterminaci¨®n, doble meta de llegada que tanto los secesionistas sentados a la mesa como los que desean hacer astillas con ella consideran condici¨®n necesaria, aunque no suficiente, para proseguir su recorrido. O al menos, no pueden darse avances legales hacia esa meta inconstitucional, una dist¨®pica quimera a la que s¨®lo cabr¨ªa acercarse mediante avances ileg¨ªtimos en tanto que revolucionarios, golpistas y antidemocr¨¢ticos. Hay que insistir en este punto, recordando los l¨ªmites del derecho a decidir.
El Estado espa?ol es una casa com¨²n cuyos copropietarios horizontales son los distintos pueblos que la edificaron: es decir, las poblaciones que habitan en las 17 comunidades aut¨®nomas. Y si alguna de estas desease realizar reformas estructurales en dicho edificio administrativo, como retirar sus cuotas de contribuyente neto a la hacienda p¨²blica y a la seguridad social, lo que sin duda amenazar¨ªa la sostenibilidad del edificio, necesitar¨ªa para ello la aprobaci¨®n por mayor¨ªa cualificada de todos los copropietarios del inmueble, tal como previene la Ley sobre propiedad horizontal. Es decir, la secesi¨®n de una parte s¨®lo puede decidirse por referendo vinculante del conjunto de las comunidades aut¨®nomas, y no de la interesada en llevarlo a cabo por si sola, lo que acarrear¨ªa la quiebra del edificio que construyeron nuestros antecesores en com¨²n, arruinando en consecuencia los cimientos y las vigas maestras del Estado de bienestar.
Por lo tanto, no hay ning¨²n camino democr¨¢tico que permita avanzar hacia la autodeterminaci¨®n de Catalu?a, perjudicando unilateralmente a las dem¨¢s poblaciones espa?olas que sostienen la hacienda p¨²blica. Y esta constataci¨®n nos deber¨ªa llevar a un invencible escepticismo sobre la suerte que le aguarda al recorrido futuro de la mesa de di¨¢logo. ?Por d¨®nde avanzar, si no hay meta legal ni destino posible? Ahora bien, situados en esta encrucijada, tampoco debemos dejarnos paralizar por el pesimismo de la lucidez, pues si escuchamos al poeta siempre podremos tratar de hacer camino al andar, inventando y descubriendo al recorrerlo sobre la marcha un nuevo sendero que nos siga permitiendo avanzar juntos hacia donde quiera que nos lleven nuestros pasos. Lo que solo llegaremos a saber en el futuro, cuando ¡°al volver la vista atr¨¢s se vea la senda que nunca se ha de volver a pisar¡±.
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