La bomba bajo el brazo de Michel Barnier (y el futuro de la CDU y el PP)
Las propuestas en materia migratoria del pol¨ªtico franc¨¦s encarnan una v¨ªa para desactivar a la ultraderecha muy peligrosa
Como es notorio, a veces surte m¨¢s efecto un caballo de Troya que un gran asedio. Dejando al margen el Brexit, episodio sui generis, la Uni¨®n Europea ha resistido razonablemente bien la embestida de formaciones nacionalistas del continente que, con distinta intensidad, han buscado un repliegue del proyecto en los ¨²ltimos a?os. Hubo partidos que coqueteaban con la salida de sus pa¨ªses de la Zona Euro o con la reducci¨®n de competencias comunes (sopesando en la intimidad opciones m¨¢s radicales a¨²n). Pero haber domesticado de momento esta clase de amenaza extramuros no significa que no puedan aparecer problemas vinculados a ella desde dentro del propio per¨ªmetro europe¨ªsta. Michel Barnier, convencido sostenedor del proyecto comunitario y solvente negociador del Brexit en nombre de los Veintisiete, anda con uno de ellos de tama?o XL bajo el brazo. Una aut¨¦ntica bomba.
Barnier es uno de los varios aspirantes a hacerse con el papel de candidato de Los Republicanos ¨Cconservadores tradicionales- en las elecciones presidenciales francesas de la pr¨®xima primavera. Entre sus propuestas, destaca la promesa de ¡°retomar el control de la pol¨ªtica migratoria¡±. Con ese fin, plantea una moratoria para frenar lo que define como ¡°autorizaciones autom¨¢ticas¡± ¨Cpor ejemplo, endureciendo criterios de reagrupamiento familiar-, aprobar una ley constitucional que proteja esas medidas impidiendo a la justicia francesa tumbarlas en nombre de los compromisos internacionales de Francia y organizar un refer¨¦ndum para respaldar todo ello. La maniobra supondr¨ªa proclamar la superioridad del derecho nacional sobre el comunitario en materia migratoria. Un ataque frontal a un pilar esencial del edificio comunitario.
La l¨®gica de Barnier es clara. Con raz¨®n o no, hay una amplia inquietud social en esta materia; hay que evitar que la capitalice la extrema derecha. Para ello, el pol¨ªtico supuestamente conservador moderado asume ret¨®rica (¡±reprendre en main¡±, eco del c¨¦lebre ¡°take back control¡±) y contenidos (coger de la UE lo que interesa, descartar lo que no) de sabor muy brexitero. Pero el precio de desactivar a la extrema derecha de esa manera se parece bastante al triunfo de sus ideas y a una herida brutal al proyecto europeo.
Bajo el liderazgo de Angela Merkel, los democristianos alemanes han optado por una estrategia bien diferente en su manejo del desaf¨ªo ultraderechista: cord¨®n sanitario en t¨¦rminos de gesti¨®n; distancia sideral en t¨¦rminos de valores. No todo es oro molido (v¨¦ase la llamativa tolerancia hacia V¨ªktor Orb¨¢n que la CDU ha apadrinado durante a?os) pero en su conjunto ha sido una posici¨®n de notable altura pol¨ªtica. En t¨¦rminos absolutos; y a¨²n m¨¢s en t¨¦rminos relativos, si se compara con maniobras a lo Barnier, con el desacomplejado abrazo de Forza Italia a la Liga y a Hermanos de Italia o a la actitud del PP en Espa?a.
La CDU afronta este domingo unas elecciones en las que los sondeos prev¨¦n un mal resultado. Caso de confirmarse, ser¨¢ fundamental para toda Europa que ello no genere un viraje de la formaci¨®n que la aleje de la moderaci¨®n. El PP, por su parte, celebra en los pr¨®ximos d¨ªas su convenci¨®n nacional en medio de inquietantes s¨ªntomas de aceptaci¨®n de posiciones extremas. La infiltraci¨®n de ciertas ideas en el n¨²cleo central de la pol¨ªtica europea es un riesgo enorme. La propuesta de Barnier acarrear¨ªa grav¨ªsimas consecuencias en t¨¦rminos de conflicto pol¨ªtico y legal. Otros podr¨ªan tener la tentaci¨®n de afirmar la superioridad del derecho nacional sobre el comunitario en la misma, u en otras ¨¢reas. Timeo danaos et dona ferentes (¡°temo a los griegos incluso cuando traen regalos¡±), alert¨® sabiamente Laocoonte a los troyanos en la Eneida de Virgilio.
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