Cambio de juego en Eurasia
La retirada de Afganist¨¢n puede alterar la proyecci¨®n continental de China, mientras la firma del pacto defensivo Aukus busca frenar la oce¨¢nica
Robert Kaplan apostaba en La geograf¨ªa del poder chino, art¨ªculo de Foreign Affairs publicado en 2010, por la actualidad de las viejas tesis de Mackinder, centradas en la f¨®rmula de que quien controle el coraz¨®n territorial de Eurasia, controlar¨¢ el mundo. Al encontrarse en un enclave axial mundial, expon¨ªa, quien domine su centro o heartland podr¨¢ ejercer una supremac¨ªa global. Su estimaci¨®n no se vio comprobada en el pasado siglo, y la tesis de John Spykman, que defend¨ªa la primac¨ªa estrat¨¦gica de los litorales por su orientaci¨®n mar¨ªtima, pareci¨® reemplazarla. Actualmente, China, con su proyecto de interconectividad regional, la Nueva Ruta de la Seda, se encuentra en ciernes de lograr la posici¨®n nuclear a la que se refer¨ªa Mackinder y, de este modo, convertirse en una potencia capaz de materializar la uni¨®n de Europa y Asia, conectarla desde Pek¨ªn a la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. Si a?adimos su estatus de potencia mar¨ªtima, con una fachada oce¨¢nica de 14.000 kil¨®metros de costa en el Pac¨ªfico, la capacidad de influencia de China no tendr¨¢ equivalente: pasar¨¢ a controlar el coraz¨®n de Eurasia, su cintur¨®n exterior y la periferia pac¨ªfica. ¡°El don del cielo¡±, su afortunada geograf¨ªa, le permite potenciar ambos planos, continental y oce¨¢nico, que no son excluyentes sino complementarios, como pueden serlo las tesis de Mackinder y Spykman.
En este sentido, Afganist¨¢n, por su ubicaci¨®n lim¨ªtrofe con Asia Central, su vecindad con Pakist¨¢n ¡ªvector del corredor econ¨®mico que da acceso al Oc¨¦ano ?ndico¡ª, y sus recursos minerales, no puede ser ignorado. Si hay algo que Pek¨ªn necesita para llevar a cabo su ambiciosa iniciativa es seguridad y estabilidad en los pa¨ªses de tr¨¢nsito. Estabilidad para garantizar la circulaci¨®n de mercanc¨ªas por las redes de ferrocarriles y carreteras. Seguridad frente a la amenaza del separatismo y extremismo. Hasta agosto, la presencia de EE UU en Afganist¨¢n como gendarme en la lucha contra el terrorismo internacional cubr¨ªa esa necesidad. As¨ª lo reconoc¨ªa Kaplan en el citado art¨ªculo: ¡°La geograf¨ªa estrat¨¦gica de China¡±, afirmaba, ¡°se ver¨ªa mejorada si EE UU estabiliza Afganist¨¢n¡±. Qu¨¦ necesidad, por lo tanto, de allanar el camino a Pek¨ªn para que construya sus rutas imperiales. A pesar de las buenas relaciones con los talibanes, la retirada de Afganist¨¢n no solo acaba con la perspectiva de una pax americana rentable para China; la presencia de un poder talib¨¢n incrementar¨¢ veros¨ªmilmente la inestabilidad en los pa¨ªses perif¨¦ricos por los que discurre la Nueva Ruta de la Seda. El anterior presidente de Ir¨¢n, Ahmadineyad, expresaba una aventurada previsi¨®n en una entrevista televisada, al proponer que los talibanes supon¨ªan la mayor amenaza para la regi¨®n y su pa¨ªs, y que aquellos que aplaud¨ªan su regreso hab¨ªan ca¨ªdo en la ¡°trampa americana¡±.
Decisi¨®n sopesada o beneficio colateral, la retirada de Afganist¨¢n puede alterar la proyecci¨®n continental de China, mientras que la firma del pacto defensivo Aukus, busca frenar la oce¨¢nica.
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