El puercoesp¨ªn da una voltereta
Los modelos de inflaci¨®n son peor que in¨²tiles. Hacen que los bancos centrales se sientan satisfechos consigo mismos
Si alguien se pregunta por qu¨¦ los modelos de la pandemia han fallado tanto, que eche un vistazo a los modelos de inflaci¨®n. En comparaci¨®n con ellos, la verdad es que los primeros no son tan malos. Es cierto que casi siempre se equivocan, pero lo hacen en el sentido normal en que se equivocan los modelos: a veces son demasiado pesimistas, y a veces demasiado optimistas.
Los modelos macroecon¨®micos de inflaci¨®n tienen la singular distinci¨®n de ser err¨®neos y tendencios...
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Si alguien se pregunta por qu¨¦ los modelos de la pandemia han fallado tanto, que eche un vistazo a los modelos de inflaci¨®n. En comparaci¨®n con ellos, la verdad es que los primeros no son tan malos. Es cierto que casi siempre se equivocan, pero lo hacen en el sentido normal en que se equivocan los modelos: a veces son demasiado pesimistas, y a veces demasiado optimistas.
Los modelos macroecon¨®micos de inflaci¨®n tienen la singular distinci¨®n de ser err¨®neos y tendenciosos. Funcionan peor que cualquiera de estas cosas: un generador de n¨²meros aleatorios, un adivino con una gran bola o un mono con una diana. No estoy insinuando que los bancos centrales sustituyan a los economistas en plantilla por monos. Pero si lo hicieran, lo primero que notar¨ªamos ser¨ªa una moderada disminuci¨®n del sesgo de las previsiones. Err¨®neo e imparcial es mejor que err¨®neo y tendencioso.
Este gr¨¢fico es una versi¨®n esquem¨¢tica de lo que ha ocurrido en la zona euro y lo que preveo que va a ocurrir. La parte izquierda es lo que se llama gr¨¢fico del puercoesp¨ªn. En ¨¦l, las l¨ªneas de puntos representan los pron¨®sticos en diferentes momentos; la l¨ªnea azul, la tasa de inflaci¨®n; y la l¨ªnea roja, el objetivo de inflaci¨®n. F¨ªjense en que las previsiones siempre se equivocaban en el mismo sentido. Esto se debe a que los modelos de inflaci¨®n est¨¢n programados para predecir que esta volver¨¢ al objetivo del 2% establecido por el Banco Central Europeo. Esto es un ejemplo de sesgo condicionado por la pol¨ªtica. Si se predijera cualquier otra cifra, se estar¨ªa reconociendo indirectamente que la pol¨ªtica no es la correcta.
La pregunta que he estado haci¨¦ndome es si podr¨ªamos ver el puercoesp¨ªn totalmente invertido, es decir, con las p¨²as hacia abajo, como se representa en la parte derecha del gr¨¢fico. Si los pron¨®sticos siguen apuntando a la media, como creo que ocurrir¨¢, preveo que volver¨¢n a ser demasiado optimistas, esta vez en sentido contrario.
Aparte del sesgo condicionado por la pol¨ªtica, hay otra raz¨®n por la que los modelos predictivos de los bancos centrales funcionan tan mal. Las simulaciones no est¨¢n dise?adas para un entorno inestable por naturaleza, como es la econom¨ªa mundial desde la crisis financiera. Los modelos no tienen forma de abordar los terremotos financieros, las pandemias y las crisis mundiales de la cadena de abastecimiento con efectos duraderos. En ellos existen las crisis, pero su efecto neto a largo plazo es nulo. La d¨¦cada de 1970 no existe en estos modelos. La estanflaci¨®n es imposible. Es un universo paralelo sin crisis financiera ni pandemias.
Los que nos preocupamos por la inflaci¨®n, lo hacemos precisamente por cuestiones que est¨¢n fuera de los modelos. Si no hubiera habido perturbaciones en la cadena de suministro, escasez de semiconductores ni subida del precio de la energ¨ªa, no habr¨ªa motivo para suponer que el entorno deflacionario de la d¨¦cada pasada iba a convertirse de repente en inflacionario en la d¨¦cada de los 20. No estoy seguro de que las perturbaciones que estamos viendo en estos momentos vayan a durar, pero lo que me llega de fuentes de la industria es que ellos creen que s¨ª que durar¨¢n. Los modelos dan por sentado impl¨ªcitamente que estas fuentes se equivocan: lo que no aparece en la simulaci¨®n, seguramente no puede ocurrir.
Si los modelos cient¨ªficos funcionaran tan mal, ya se hubiera prescindido de ellos hace tiempo. Pero los economistas y los bancos centrales han invertido tanto en esta clase de proyecciones que, si las desecharan, quedar¨ªan en rid¨ªculo. Los bancos centrales se aferran a una extra?a definici¨®n de la credibilidad. No son la clase de personas que dicen: ¡°Lo hemos intentado y no ha funcionado. Ahora vamos a intentar algo diferente¡±. Igual que un jugador que ve que va a arruinarse, doblan la apuesta.
El BCE ha llegado incluso a hacer que su decisi¨®n de interrumpir las compras de activos y subir los tipos de inter¨¦s dependa de que el pron¨®stico del modelo se sit¨²e por encima del objetivo de 2% hasta la mitad del horizonte de previsi¨®n. Pero dado que los pron¨®sticos est¨¢n programados para volver al objetivo, es posible que las condiciones formales para un aumento de los tipos de inter¨¦s nunca se cumplan, independientemente de la tasa de inflaci¨®n.
Una manera m¨¢s apropiada de analizar los pron¨®sticos es tratarlos como una informaci¨®n adicional secundaria. Una caracter¨ªstica de los buenos gobernadores de los bancos centrales es que conocen en profundidad la econom¨ªa real: la productividad y los mercados laborales, la elasticidad de los precios y los salarios, los flujos financieros y sus repercusiones, y los mecanismos de transmisi¨®n de las pol¨ªticas. Un gobernador de un banco central perezoso intelectualmente se f¨ªa de los modelos que explican un mundo de incertidumbres desconocidas con certezas conocidas.
Para el resto de nosotros, los modelos y la manera en que los utilizan los bancos centrales solo contienen una informaci¨®n ¨²til: nos dicen que nos abrochemos los cinturones de seguridad si los gobernadores de los bancos centrales no levantan el pie del acelerador.