Orgullo de apellidos
Debido a nuestra capacidad para el autoenga?o, nos resulta bastante invisible el mecanismo discriminatorio, pero si uno se fija, reparar¨¢ en detalles bien evidentes
Los arrebatos de orgullo patrio suenan algo destemplados cuando se refieren a haza?as del pasado remoto. Nos queda, eso s¨ª, el deporte, el sector que lava m¨¢s blanco. Aunque en los ¨²ltimos Juegos Ol¨ªmpicos ya vimos c¨®mo costaba felicitar las medallas ganadas por algunos de nuestros atletas negros, como si cotizaran bajo en patriotismo quien no lleva los apellidos comunes. En el caso que hoy nos ocupa, el orgullo no puede ser m¨¢s espa?ol, pues lleva dos apellidos que son compartidos por cientos de nosotros: Gonz¨¢lez P¨¦rez. Es una abogada nacida en C¨¢ceres pero afincada en Pa¨ªses Bajos desde la infancia. Se llama Eva Gonz¨¢lez P¨¦rez y capitane¨® el caso contra el Gobierno holand¨¦s por abuso de poder y discriminaci¨®n en el departamento tributario. Es un proceso callado y poco glamuroso. Por desgracia no har¨¢n una buena serie de televisi¨®n con ello porque no hay tiros ni narco, aunque contiene una vivisecci¨®n de nuestra sociedad. Una cuarentena de personas acudi¨® a su despacho para defenderse de la acusaci¨®n de estar percibiendo ayudas sociales de manera fraudulenta. El Gobierno les hab¨ªa arrebatado su salario social y los acusaba de enga?o. Despu¨¦s de ganar aquellos primeros casos, la abogada Gonz¨¢lez P¨¦rez se top¨® con que hab¨ªa m¨¢s de 30.000 damnificados, casi todos ellos de origen inmigrante. Tirando del hilo, se descubri¨® que el origen extranjero de los apellidos hab¨ªa servido para proceder al embargo de cuentas por parte de la Agencia Tributaria.
Fue un caso delirante que termin¨® con la dimisi¨®n del Gobierno. Bast¨® que se movilizara la prensa, una parte de la pol¨ªtica y que se formara la comisi¨®n de investigaci¨®n para empezar a percibir el tufo discriminatorio. El problema parec¨ªa haberse resuelto con la dimisi¨®n en pleno del Gabinete. Volvi¨® a formarse uno y el olvido comenz¨® a realizar su labor de enterramiento. Pero en las ¨²ltimas semanas, el caso ha hecho aflorar algo a¨²n m¨¢s grave que la mera persecuci¨®n por fraude a inocentes, algo m¨¢s hiriente que la discriminaci¨®n institucional por raz¨®n de origen. Se ha sabido que m¨¢s de mil ni?os que formaban parte de estos hogares afectados fueron separados de sus padres y tutelados por los servicios sociales durante los ¨²ltimos cinco a?os. Unos padres que no hab¨ªan cometido ninguna estafa se vieron adem¨¢s despojados de lo ¨²nico que les quedaba, el v¨ªnculo familiar.
Debido a nuestra capacidad para el autoenga?o, nos resulta bastante invisible el mecanismo discriminatorio. No lo percibimos alrededor de nosotros, convencidos de que en el mundo libre, el origen y los apellidos ya no tienen la importancia desmedida de anta?o. Pero si uno se fija, reparar¨¢ en detalles bien evidentes. Basta un poco de atenci¨®n. Incluso llegados a los chistes de sal gorda, conviene no olvidarse de que un partido plante¨® su publicidad electoral en la Comunidad de Madrid bajo el reclamo de que un menor no protegido recibe una cantidad sustanciosa de dinero frente a las desamparadas viudas nacionales. El error fue pretender que aquel cartel se prohibiera, lo inteligente habr¨ªa sido desnudar la carga racista que lo dictaba. Es exactamente la misma que dirigi¨® el algoritmo de los muy rectos funcionarios de la Agencia Tributaria holandesa al culpabilizar el tener apellidos extranjeros sin mayor escrutinio. Por eso, los espa?oles tendr¨ªamos que festejar la labor de la abogada Gonz¨¢lez P¨¦rez con cierto orgullo de emigrantes.
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