Salud mental: la urgencia de lo importante
El confinamiento, la incertidumbre y la crisis han hecho evidente la necesidad de reforzar la atenci¨®n p¨²blica a los problemas de ansiedad y depresi¨®n; hemos pasado del silencio al debate social y ahora, a la acci¨®n
¡°La vieja compa?era¡±. As¨ª llam¨® el periodista Anxo Lugilde a su depresi¨®n en el acto que tuvo lugar en el palacio de La Moncloa el pasado 9 de octubre, cuando presentamos el Plan de Acci¨®n de Salud Mental y covid-19, destinado a atender el impacto de la pandemia en la salud mental de la poblaci¨®n.
El tiempo que estamos atravesando es muy complejo. Hemos asistido a enormes y veloces transformaciones en nuestros h¨¢bitos y modos de vida. El confinamiento, la incertidumbre y la crisis que ha causado la pandemia agudizaron y alumbraron muchos de los problemas que ya ten¨ªamos como sociedad. Hicieron que lo que ya sab¨ªamos que era importante se convirtiera en urgente y se volviera visible.
Convivimos a diario con personas que tienen problemas para conciliar el sue?o, inseguridad, miedo, sensaci¨®n de falta de control, tristeza, desesperanza o se sienten solas. Es verdad que esas sensaciones forman parte de la vida. Pero no deber¨ªan, en ning¨²n caso, ser la norma para nadie, no deber¨ªan sufrirse en silencio, y no deber¨ªan estigmatizarse.
La Organizaci¨®n Mundial de la Salud dice que tener salud mental es tener un estado de completo bienestar f¨ªsico, mental y social. Pero ese bienestar no es f¨¢cil de conseguir. Y para algunas personas es pr¨¢cticamente imposible de alcanzar. Sin embargo, es algo a lo que deber¨ªamos aspirar, deber¨ªamos verlo posible, puesto que eso, ni m¨¢s ni menos, debe de ser la felicidad.
Esta realidad ha puesto en evidencia la necesidad de fortalecer la atenci¨®n a la salud mental, identificando las necesidades m¨¢s urgentes, tanto de la poblaci¨®n general como de los grupos m¨¢s vulnerables. La salud mental se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de las reformas del Sistema Nacional de Salud.
Hemos pasado del silencio al debate social porque no podemos normalizar que tantas personas necesiten medicarse para seguir viviendo. No podemos asumir que el trabajo produzca ansiedad o que el sufrimiento se viva en soledad y sin horizontes. Y as¨ª se est¨¢ reflejando en la agenda pol¨ªtica actual y en el inter¨¦s generalizado de toda la poblaci¨®n, que demanda un compromiso pol¨ªtico y social cada vez mayor.
Seg¨²n la OMS, en 2030 los problemas de salud mental ser¨¢n la principal causa de discapacidad en el mundo. El 12,5% de todos los problemas de salud est¨¢ representado por los trastornos mentales, una cifra mayor a la del c¨¢ncer y a la de los problemas cardiovasculares.
Que cerca del 11% de la poblaci¨®n espa?ola haya consumido tranquilizantes, relajantes o pastillas para dormir y el 4,5% haya tomado antidepresivos o estimulantes en el ¨²ltimo mes nos dice mucho del estado de salud de nuestra sociedad y de sus problemas estructurales. Tenemos que analizarlos y afrontarlos con toda la responsabilidad y el poder que tiene el Estado.
La OCDE tambi¨¦n ha puesto especial ¨¦nfasis en el estudio de la repercusi¨®n de la covid en la salud mental y, concretamente, en el apoyo a la salud de ni?os, ni?as y j¨®venes. Los problemas de salud mental no son ajenos a las condiciones de vida. La situaci¨®n revelada tras la pandemia sobre los colectivos m¨¢s vulnerables nos permite extraer dos conclusiones.
La primera es que hay un determinante socioecon¨®mico. Las condiciones de vida, la precariedad laboral y la incertidumbre aumentan el riesgo de padecer ansiedad, angustia o depresi¨®n. Ocho de cada diez personas con problemas de salud mental no tienen empleo. Y, desde que empez¨® la pandemia, el porcentaje de personas con pocos recursos que se han sentido deprimidas o faltas de esperanza casi duplica al de las personas con recursos.
La segunda conclusi¨®n es que los j¨®venes, las personas mayores, las mujeres y las personas con discapacidad son algunos de los grupos de poblaci¨®n que han visto m¨¢s afectada su salud en este ¨²ltimo a?o. Y quisiera subrayar la realidad de las mujeres, porque las desigualdades y las discriminaciones en el ¨¢mbito profesional, la carga de responsabilidades y cuidado familiar y la violencia de g¨¦nero han sido algunos de los principales factores que han agravado su salud.
En el a?o 2020, se registr¨® en Espa?a la cifra m¨¢s alta de suicidios: 3.941 personas pusieron fin a su vida de esta forma. Adem¨¢s, el suicidio es la primera causa de muerte entre los j¨®venes de 15 a 29 a?os. Y casi la mitad confiesa haber tenido alg¨²n problema de salud mental. Son m¨¢s de siete millones de j¨®venes. El 5,8% de la poblaci¨®n confiesa sufrir ansiedad. Y casi el mismo porcentaje sufre depresi¨®n, duplic¨¢ndose esta cifra en el caso de las mujeres. El 13,2% de los ni?os y ni?as entre 4 y 14 a?os est¨¢ en riesgo de mala salud mental.
Por todo esto, es tiempo ahora de pasar del debate a la acci¨®n: la atenci¨®n a estos problemas es ya una prioridad del Gobierno. Porque son un problema de salud p¨²blica. El Ministerio de Sanidad, en colaboraci¨®n con las Comunidades Aut¨®nomas, las sociedades cient¨ªficas y asociaciones de pacientes y familiares, ha reimpulsado la Estrategia de Salud Mental. Esta Estrategia se aprob¨® por primera vez en 2006, en 2009 se actualiz¨® y, desde 2019, hemos trabajado por su renovaci¨®n para convertirla en el marco que gu¨ªe las decisiones en esta materia hasta el a?o 2026. La Estrategia recoge el Plan de Acci¨®n Salud Mental y Covid-19, que tendr¨¢ una dotaci¨®n econ¨®mica de hasta 100 millones de euros.
El Plan incluir¨¢, en primer lugar, medidas encaminadas a la mejora de la Atenci¨®n a la Salud Mental de calidad en todos los niveles del Sistema Nacional de Salud. Incorporaremos la especialidad de psiquiatr¨ªa infantil y adolescente a la Formaci¨®n Sanitaria Especializada.
Vamos a realizar una importante campa?a para visibilizar los problemas de salud mental y reducir el estigma que sufren las personas con estos trastornos.
Queremos prevenir las conductas adictivas, especialmente aquellas relacionadas con las Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n y la Comunicaci¨®n.
Vamos a promocionar el bienestar emocional poniendo el foco en la infancia y en la adolescencia, pero tambi¨¦n en otros grupos vulnerables, como los mayores y las mujeres.
Y pondremos en marcha un tel¨¦fono de informaci¨®n 24 horas, gratuito y confidencial, para ofrecer atenci¨®n profesional y apoyo ante la conducta suicida a personas afectadas y a familiares, con capacidad de derivaci¨®n r¨¢pida a los servicios de emergencia correspondientes ante una situaci¨®n de crisis.
Necesitamos una sociedad que no discrimine, que facilite y alivie la vida de estas personas y de quienes las rodean. Solo mediante la concienciaci¨®n social y el compromiso sanitario y pol¨ªtico podemos afrontar este gran reto que tenemos por delante.
¡°Ante la vulnerabilidad que provoca una depresi¨®n, no sabemos c¨®mo reaccionar¡±, escribe Jos¨¦ Ignacio Carnero en su reciente novela Hombres que caminan solos, donde el joven autor ahonda en la depresi¨®n. As¨ª tambi¨¦n se manifestaba la deportista Victoria Cid, cuando no sab¨ªa lo que le suced¨ªa ni c¨®mo afrontarlo y tuvo que abandonar el remo de ¨¦lite porque sufr¨ªa ansiedad y depresi¨®n. Es nuestra responsabilidad ayudar a que todos aquellos y aquellas que sufren puedan poner nombre a lo que les pasa y encuentren la forma de curarse.
Este es el momento del reconocimiento de nuestras fragilidades, de tender una mano llena de opciones a esas personas que se sienten solas y aisladas cuando un problema de salud mental aparece y no saben a qui¨¦nes acudir. Queremos que su reacci¨®n sea pedir ayuda a profesionales, instituciones y sectores que se hagan cargo mediante un abordaje integral, que faciliten una red que sostenga el cuidado y garanticen el derecho de las personas a una atenci¨®n coherente y debidamente articulada. Para que ¡°la vieja compa?era¡±, como dec¨ªa Lugilde, se marche de nuestro lado cuanto antes.
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