Credibilidad socialdem¨®crata
La crisis de la pandemia ha propiciado el regreso de la confianza en el Estado como instrumento de justicia social
Los cantos funerarios van a tener que esperar. El ¨²ltimo ciclo electoral que ha vivido Europa ¡ªtambi¨¦n en Espa?a y Portugal, pasando por las elecciones municipales italianas¡ª ha dado un br¨ªo nuevo a la socialdemocracia tras la nefasta gesti¨®n de la crisis financiera de 2008, a¨²n viva cuando lleg¨® la pandemia en el invierno de 2020. La victoria del nuevo canciller socialdem¨®crata, Olaf Scholz, ha ratificado el cambio de expectativas de la socialdemocracia y, de momento, la inc¨®gnita por el futuro presidente de Francia juega en cualquier ecuaci¨®n a favor de Emmanuel Macron, un liberal que tambi¨¦n procede de las filas socialistas. Su proyecto pol¨ªtico para Europa sobre el salario m¨ªnimo europeo, el impuesto al carbono y el desarrollo de un brazo fiscal en la Uni¨®n, est¨¢ mucho m¨¢s pr¨®ximo a una sensibilidad socialdem¨®crata que a la de su propia familia pol¨ªtica.
La pandemia ha generado la oportunidad para exhibir credenciales sociales y respuestas m¨²ltiples a problemas interconectados. La fortaleza del Estado ha sido clave para garantizar la cobertura m¨¦dica y sanitaria pero tambi¨¦n la educaci¨®n y los servicios asistenciales. Ha regresado as¨ª, por la v¨ªa de los hechos, el cr¨¦dito que hab¨ªa dilapidado la socialdemocracia en buena parte de la ¨²ltima d¨¦cada, cuando la apuesta europea por la austeridad contra la crisis de 2008 castig¨® severamente a los pa¨ªses m¨¢s vulnerables sin que los presuntos beneficios se viesen por ning¨²n sitio. El efecto inmediato fue fortalecer a formaciones de ultraderecha populista que funcionaron como refugio del descontento y de la rabia. Incluso Angela Merkel tuvo que rectificar sus recetas. La presidencia de Joe Biden y su ingente plan multimillonario de protecci¨®n social va en la misma direcci¨®n con el fin de paliar los efectos m¨¢s destructivos de la pandemia.
La incertidumbre que el coronavirus ha generado a escala planetaria ha propiciado tambi¨¦n la visualizaci¨®n de otro futuro posible con la lucha contra el cambio clim¨¢tico como eje, sin olvidar a las v¨ªctimas de la deslocalizaci¨®n industrial, la globalizaci¨®n desregulada, la digitalizaci¨®n acelerada y la descarbonizaci¨®n. En campa?a, Olaf Scholz no olvid¨® hablar de la dignidad de todos los trabajos y traducirlo en medidas como la subida del salario m¨ªnimo a 12 euros la hora. Los fondos europeos de inversi¨®n plurianuales Next Generation son una oportunidad hist¨®ricamente ¨²nica para afrontar transformaciones profundas que den respuesta a la incertidumbre de los electorados ante un mundo en cambio constante. Ya no basta con defender conquistas sociales del pasado. La socialdemocracia debe articular una alternativa cre¨ªble de presente y de futuro y afrontar con valent¨ªa las tensiones migratorias que no van a cesar en Europa.
En un contexto en el que la derecha conservadora carece de un programa distinto al fracasado neoliberalismo, la socialdemocracia recupera el pulso con medidas sociales concretas. Es el ¨²nico camino, adem¨¢s, para hacer frente a la explosi¨®n populista ultra y sus propuestas demag¨®gicas y excluyentes. El famoso consenso progre retrata precisamente el ¨¦xito de las pol¨ªticas de la socialdemocracia, al haber sido asumidas en buena parte por partidos de otras familias, como los tories en el Reino Unido o la misma Merkel en Alemania. La pregunta que los socialdem¨®cratas tienen que responder en el inmediato futuro es si sabr¨¢n fortalecerse cuando deban afrontar el problema migratorio, las consecuencias desestabilizadoras de la lucha clim¨¢tica y la desigualdad como aceleradores de otra patolog¨ªa global: la pandemia de los populismos.
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