Super¨¢vit auton¨®mico
Algunos territorios no han invertido parte de los fondos de que dispon¨ªan, sin que sea imputable a los defectos del sistema
Las cuentas de las comunidades aut¨®nomas han registrado hasta final de septiembre un amplio super¨¢vit de 9.000 millones, un 0,76% del PIB. Es probable que esa cifra se reduzca al cerrar el ejercicio, pero la tendencia es esa, seg¨²n los ¨²ltimos datos disponibles. No ser¨ªa raro que este diciembre cierre uno de los mejores ejercicios auton¨®micos de la historia, cercano al equilibrio, en vez del agujero del 0,6% previsto oficialmente.
El super¨¢vit o el cierre equilibrado ofrecer¨ªa una doble lectura. Demuestra que el actual sistema de financiaci¨®n, pendiente de revisi¨®n desde 2014, es mejor de lo que frecuentemente se se?ala: en etapas de crecimiento se traduce en un aumento notable de los ingresos, ya sea por los impuestos propios, ya sea por los parcial o totalmente cedidos. El especial incremento de recursos a las comunidades promovido por el Gobierno central indica que puede afrontar adversidades cuando se aplica la flexibilidad necesaria o, incluso, obligada para evitar el colapso de los servicios sociales en pandemia. La dotaci¨®n de 16.000 millones al fondo de lucha contra el coronavirus estuvo en 2020 plenamente justificada por requerirlo las competencias auton¨®micas, exclusivas en lo sanitario y decisivas en otros ¨¢mbitos sociales (dependencia, exclusi¨®n). Y tambi¨¦n la de 14.000 millones de este a?o, a la que se a?aden los 7.000 millones destinados a las ayudas directas a empresas.
Con la situaci¨®n actual, las autonom¨ªas dif¨ªcilmente pueden discurrir por la ruta de la protesta por una presunta infrafinanciaci¨®n cong¨¦nita. Por el lado del Gobierno, s¨ª cabe la recriminaci¨®n de no haber establecido controles finalistas y rendiciones de cuentas detalladas del empleo de los nuevos fondos, aunque fuera extrema la urgencia de su despliegue. No es probable que vayan a hacerlo con la debida diligencia los Ejecutivos de las comunidades, por lo que vuelve a echarse de menos el funcionamiento del Senado como C¨¢mara territorial exigente.
De hecho, algunos barones auton¨®micos parecen querer aprovechar la sobrefinanciaci¨®n suministrada por el Gobierno no tanto para invertir m¨¢s y mejor, sobre todo en servicios sociales, como para rebajar sus propios impuestos. Las consecuencias de esas rebajas no ser¨¢n visibles hasta dentro de un par de a?os, dada la temporalidad de las liquidaciones del sistema de financiaci¨®n: gozan de m¨¢s ingresos exteriores ahora y difuminan el coste social de no aumentar o incluso reducir sus propios ingresos. Bastantes ignoran o minimizan la enorme cuant¨ªa de las transferencias recibidas del Gobierno, en vez de reconocer su sustancial aportaci¨®n de forma p¨²blica y franca. Incluso otros reclaman, antes de empezar el debate de fondo, que aumente a¨²n m¨¢s la tarta a distribuir como ¨²nico remedio para que todos ganen o, al menos, mantengan posiciones.
En lugar de perfilar mejor las asignaciones individuales seg¨²n criterios objetivos, esas actitudes enmascaran que muchos territorios todav¨ªa no han sabido o podido invertir los cuantiosos recursos recibidos. No es esa la mejor palanca para que la pr¨®xima Conferencia de Presidentes promueva un primer intercambio de ideas prometedor. Tampoco generan expectativas de que el debate sobre las necesidades y las posibilidades financieras de todos y cada uno sea serio, aunque es eso lo verdaderamente indispensable en v¨ªsperas de la reforma del sistema.
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