Rajoy y la caja b

Mariano Rajoy, presidente del Gobierno entre 2011 y 2018, acudi¨® el pasado lunes al Congreso para responder a las preguntas de los diputados que investigan desde hace casi un a?o el caso Kitchen, una operaci¨®n policial dirigida desde la c¨²pula del Ministerio del Interior a espaldas del juez para espiar a la familia del extesorero del PP Luis B¨¢rcenas.

El objetivo de ese despliegue ilegal en el que participaron decenas de agentes, la mayor¨ªa ignorantes del objetivo real de su trabajo, era robar documentaci¨®n que pudiera incriminar en delitos de corrupci¨®n al Gobierno de Rajoy y, de paso, obstruir la investigaci¨®n judicial abierta por la financiaci¨®n ilegal del PP, seg¨²n las pruebas acumuladas durante la instrucci¨®n. El juez ha procesado por estos hechos al que fuera ministro del Interior, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz; a su secretario de Estado, Francisco Mart¨ªnez, y a seis comisarios, entre ellos Jos¨¦ Manuel Villarejo, imputado y procesado en una treintena de investigaciones judiciales.

Rajoy era el ¨²ltimo de los comparecientes en la comisi¨®n parlamentaria creada para arrojar luz sobre la Operaci¨®n Kitchen, uno de los episodios m¨¢s oscuros y graves del Ministerio del Interior, financiado adem¨¢s con fondos reservados. El expresidente opt¨® por negarlo todo dentro de su leg¨ªtimo derecho a la defensa, aunque sali¨® del Gobierno a la fuerza por la primera moci¨®n de censura exitosa de la democracia, provocada por una sentencia donde se acreditaban numerosas corruptelas del PP. En esa representaci¨®n de su propia defensa lleg¨® a negar con persistente mendacidad que el PP hubiera tenido una caja b con la que se financi¨® ilegalmente, pese al refrendo por una condena firme del Supremo y dos sentencias de la Audiencia Nacional. La dignidad institucional del expresidente qued¨® tocada al pretender que B¨¢rcenas era tan magn¨¢nimo y generoso que dedic¨® m¨¢s de un mill¨®n de euros a pagar de su bolsillo las obras de reforma de la sede del PP, o cientos de miles de euros a dar sobresueldos a determinados dirigentes o a comprar acciones de un medio de comunicaci¨®n af¨ªn al PP. El expresidente se mantuvo en el mismo argumento desde que se destap¨® el esc¨¢ndalo y repiti¨® machaconamente durante los interrogatorios lo mismo que hab¨ªa mantenido como testigo en el juicio de la G¨¹rtel o de los Papeles de B¨¢rcenas: era falso, ¡°absolutamente falso¡±, que el PP tuviera una caja b.

La actuaci¨®n de Rajoy vuelve a revelar el irreversible deterioro de la comisi¨®n de investigaci¨®n como instrumento parlamentario. Su funcionamiento habitual empieza a convertirla en prescindible o incluso contraproducente. Los diputados buscan m¨¢s el lucimiento propio y el desgaste del adversario que el esclarecimiento de unos hechos generalmente desgraciados. Pese a ello, y tambi¨¦n en este caso, las comisiones de investigaci¨®n dejan a menudo luces encendidas en las tinieblas de la corrupci¨®n que favorecen la transparencia informativa aunque deval¨²en el procedimiento. El testimonio de los numerosos funcionarios de la Polic¨ªa que han pasado por esta comisi¨®n en concreto ha dejado un sinf¨ªn de pruebas de la operaci¨®n policial montada para salvar al Gobierno del PP. Ni la frivolidad ni la negaci¨®n de Rajoy ante sus se?or¨ªas pudieron impedir que cumpliese con su funci¨®n principal.