Chile: la roca en la cima
El pa¨ªs ha pasado de ser el modelo de progreso de Sudam¨¦rica a ejemplo de la creciente polarizaci¨®n vaticinada tras la pandemia
Los futur¨®logos ¡ªahora con el mejor nombre de ¡°prospectivos¡±¡ª vaticinaban que despu¨¦s de la pandemia mundial renacer¨ªa con m¨¢s fuerza la polarizaci¨®n galopante en muchos pa¨ªses de Occidente. Quiz¨¢s Chile se est¨¦ anticipando, con la segunda vuelta de la elecci¨®n presidencial del domingo 19, que es la m¨¢s polarizada desde la recuperaci¨®n de la democracia. Compiten un candidato al que sus adversarios denominan ultraizquierdista, Gabriel Boric, y otro al que sus enemigos denominan ultraderechista, Jos¨¦ Antonio Kast.
Es un hecho que la opini¨®n p¨²blica chilena los sit¨²a a ambos en la posici¨®n de ultras: en las puntas de la l¨ªnea que va de izquierda a derecha. Pero nadie duda de que ambos son dem¨®cratas, aunque, por razones opuestas, est¨¦n disgustados con diferentes resultados del proceso democr¨¢tico. La tentaci¨®n autocr¨¢tica revolotea en estos tiempos por sobre todos los aspirantes al Gobierno, pero, si acaso fuese esto lo que se juega en Chile, se lo hace con un considerable disimulo. El pr¨®ximo domingo ser¨¢ tan importante el resultado de la elecci¨®n como la forma en que la entiendan los vencedores.
Los de Boric votar¨¢n por un avance en la equidad social, asumiendo que ¨¦ste supone cambios institucionales (¡°estructurales¡±, en su lenguaje favorito). Los de Kast votar¨¢n por la restauraci¨®n de una paz social sostenida en el orden p¨²blico, asumiendo que tambi¨¦n esto implica cambios en las instituciones. Y una mayor¨ªa votar¨¢ sin gran identificaci¨®n: m¨¢s bien en contra del otro, por miedo al otro. Abundan tanto el alto entusiasmo como el ning¨²n entusiasmo.
?C¨®mo lleg¨® Chile a este punto de polarizaci¨®n despu¨¦s de ser el modelo de progreso de Sudam¨¦rica? El punto de quiebre fue la gran disrupci¨®n del 18 de octubre del 2019, acerca de la cual a¨²n no hay una interpretaci¨®n consolidada. En Chile se le llama ¡°estallido social¡±, pero este concepto tiene, en su aparente neutralidad, una carga interpretativa: la sociedad habr¨ªa ¡°estallado¡± en contra del modelo pol¨ªtico, econ¨®mico y social desarrollado en los 30 a?os posteriores a la restauraci¨®n democr¨¢tica de 1990. Hay algo de verdad, porque el ¡°estallido¡± tuvo intensos componentes antisist¨¦micos. Y hay algo falso, porque la dimensi¨®n violenta y vand¨¢lica fue rechazada por otra parte de la poblaci¨®n. La pandemia abri¨® un revulsivo per¨ªodo de esfuerzos por llevar una aplicaci¨®n forzada de estos puntos de vista a la pol¨ªtica ¡ªdos veces se intent¨® derribar constitucionalmente al jefe del Estado¡ª, hasta las recientes elecciones presidenciales y parlamentarias, que revelaron un empate entre ambos.
Eso es lo que se resolver¨¢ ¡ªprovisoriamente¡ª en el balotaje del domingo.
Cosa curiosa, tambi¨¦n en el Congreso se produjo un empate similar. Y esto ya significa que quien gane no s¨®lo tendr¨¢ que mantener los frondosos compromisos centristas adquiridos en un mes de campa?a, sino tambi¨¦n traspasarlos a su gesti¨®n legislativa.
Hasta cierto punto, esto limita el dramatismo de la elecci¨®n presidencial, porque el nuevo presidente no tendr¨¢ las libertades que quisiera; no hay una terra nullius a su disposici¨®n. Esta quiz¨¢s sea la forma m¨¢s rara de convocar a la moderaci¨®n: saber de antemano que el presidente, la figura m¨¢s poderosa en la tradici¨®n chilena, asumir¨¢ con un programa distante de sus deseos y, sobre todo, de sus coaliciones de origen. Boric se ha dedicado a quitar de la foto a los filocomunistas, y Kast, a los filofascistas, pero ellos siguen siendo las interpretaciones tajantes de la situaci¨®n de Chile y, en alguna medida, quienes los llevaron a esta extra?a segunda vuelta.
Transmitida hacia afuera, esta parece una confrontaci¨®n tremenda, llena de peligros para la democracia, la regi¨®n y ¡ªsi nos apuran¡ª hasta el mundo. Vista desde dentro, es varios grados menos: la m¨¢s radicalizada, s¨ª, pero con fuertes contrapesos institucionales y un par de a?os por delante de lucha por la estabilidad, con una econom¨ªa que gan¨® la batalla contra la covid-19, pero ha quedado llagada por las deudas y una caja fiscal exhausta. Que los candidatos le hayan tenido que reconocer al presidente Pi?era el ¨¦xito de su gesti¨®n contra la pandemia -despu¨¦s de haberlo zarandeado por dos a?os- dice mucho acerca de la volatilidad de las palabras fuertes en el Chile de estos d¨ªas. Es una elecci¨®n donde nadie ha mencionado al mundo, s¨ªntoma de lo mucho que tiene de parroquialismo, aunque tambi¨¦n de cierto grado de introspecci¨®n, como el del que cavila un momento antes de decidirse por un nuevo camino.
Hay quien sostiene que Chile es en verdad un modelo, pero no del tipo que se suele creer, sino del pa¨ªs partido en dos, que busca su identidad en la contradicci¨®n y que, como S¨ªsifo, va y vuelve con su roca sin encontrar descanso. Ahora es como si la roca estuviera en la cima, con la disyuntiva de rodar por una pendiente suave o despe?arse por alg¨²n abismo.
Ascanio Cavallo es periodista chileno, Premio Nacional de Periodismo 2021.
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