Desigualdad y mercado laboral
La crisis ha hecho evidente que los ERTE deben ser una herramienta permanente, lista para ser aplicada en futuras crisis, adem¨¢s de la necesidad de reformas contra el paro estructural
Nunca hubi¨¦ramos dicho que nuestro Estado de bienestar ser¨ªa capaz de resistir una situaci¨®n de estr¨¦s tan extrema como la que la pandemia ha producido. Extrema por la velocidad y virulencia del golpe que ha tenido que sustentar, y extrema porque el golpe se concentr¨® en algunos colectivos muy concretos, los m¨¢s d¨¦biles. El papel de la sanidad p¨²blica ha sido fundamental, pero perm¨ªtanme que ponga el foco en la enorme cantidad de dinero que se ha transferido a las personas m¨¢s afectadas por la crisis v¨ªa prestaciones de desempleo y v¨ªa los ERTE. El aumento de la desigualdad y el deterioro de la cohesi¨®n social que se habr¨ªa producido sin estos mecanismos podr¨ªa haber puesto en aprietos a nuestra joven democracia.
Perm¨ªtanme tambi¨¦n un apunte t¨¦cnico para justificar con algo m¨¢s de informaci¨®n unas afirmaciones que de otra manera pueden parecer infundadas y na¨ªf. Gracias a un proyecto pionero puesto en marcha desde la Barcelona School of Economics y CaixaBank Research, publicado en revistas acad¨¦micas internacionales de reconocido prestigio, en Espa?a ya se sabe de manera fehaciente el impacto que ha tenido la crisis sobre la desigualdad, y el efecto mitigador que han conseguido las transferencias realizadas por el sector p¨²blico. El proyecto es pionero porque aplica t¨¦cnicas de big data al an¨¢lisis de datos bancarios anonimizados para construir indicadores de desigualdad, que son representativos de lo que pasa en el conjunto de la poblaci¨®n, en tiempo real.
Los resultados son reveladores. Durante los primeros meses de la crisis, el indicador de referencia para medir la desigualdad, el ¨ªndice de Gini, aument¨® 11 puntos, una cifra nunca vista. El cambio en la desigualdad que se hubiera podido producir, ?en tan solo dos meses!, es como la diferencia de desigualdad que hay entre Suecia y EE UU. Pero las transferencias p¨²blicas amortiguaron el 80% del golpe. Si se hubieran evitado los retrasos en la gesti¨®n de las ayudas que se produjeron en muchas zonas, la capacidad para amortiguar el impacto todav¨ªa hubiera sido mayor. La digitalizaci¨®n de la administraci¨®n p¨²blica es clave, no solo por motivos de eficiencia, tambi¨¦n para que el Estado de bienestar pueda mejorar su eficacia en los momentos en los que es m¨¢s necesario.
M¨¢s all¨¢ del impacto a nivel agregado en el conjunto de Espa?a, se observan diferencias destacables en varias dimensiones. Por ejemplo, la presi¨®n sobre los distintos grupos de poblaci¨®n ha sido muy distinta, y las transferencias p¨²blicas no consiguieron frenar completamente el golpe. Las personas m¨¢s j¨®venes y las nacidas fuera de Espa?a fueron, con diferencia, las que m¨¢s sufrieron. Ello se debe a la elevada dualidad del mercado laboral espa?ol, que concentra el grueso de los contratos m¨¢s precarios entre las personas de menor edad y en los inmigrantes.
Tambi¨¦n es importante enfatizar que desde que la actividad se ha reactivado, la desigualdad se ha reducido r¨¢pidamente. Aunque todav¨ªa se mantiene algo por encima de los niveles previos a la pandemia, la tendencia reciente sugiere que esta vez el impacto de la crisis no se cronificar¨¢. Ello contrasta con lo que sucedi¨® despu¨¦s de la crisis inmobiliaria y financiera, cuando la desigualdad se redujo lentamente.
Una de las claves para entender esta diferencia est¨¢ en las medidas de urgencia que se han tomado en el mercado laboral. Una vez m¨¢s se ha puesto de manifiesto la estrecha relaci¨®n que hay entre la evoluci¨®n de la desigualdad y el empleo. M¨¢s concretamente, el 90% de los cambios en la desigualdad observados durante esta crisis, para mal al principio, para bien durante los ¨²ltimos meses, son debidos a las fluctuaciones del paro. As¨ª, la puesta en marcha de los ERTE, una herramienta con la que ya hace a?os que cuentan nuestros vecinos europeos y cuya eficacia era bien conocida, se ha demostrado que tambi¨¦n es muy ¨²til en Espa?a. Han ayudado a amortiguar el golpe, y a reactivar r¨¢pidamente la ocupaci¨®n cuando la actividad econ¨®mica ha empezado a recuperarse. Ahora ya no hay dudas de que es imprescindible que se conviertan en una herramienta permanente, lista para ser aplicada de forma ¨¢gil y eficaz en futuras crisis.
Ello ayudar¨¢ a reducir la volatilidad del paro, y tambi¨¦n de la desigualdad. Pero siguen siendo necesarias medidas que ayuden a reducir la inaceptablemente elevada tasa de paro estructural, y tambi¨¦n la elevada dualidad del mercado laboral. Ambos factores tienen un impacto directo y de primer orden sobre el nivel de desigualdad. Se trata de que cuando estalle la pr¨®xima crisis no haya diferencias tan grandes en el nivel de protecci¨®n con el que cuentan los trabajadores, y que la tasa de paro fluct¨²e entre el 6% y el 8%, no entre el 14% y el 16%. Solo as¨ª conseguiremos que los ¨ªndices de desigualdad se encuentren en niveles claramente inferiores a los actuales. Oportunidades para reformar el mercado laboral sabemos que hay pocas, solo hace falta echar la vista atr¨¢s. No podemos no ser ambiciosos.
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