Para una disputa serena
La propuesta de la Comisi¨®n Europea sobre la energ¨ªa nuclear y el gas no puede debilitar sus objetivos verdes
La Comisi¨®n Europea ha completado su propuesta de taxonom¨ªa verde, estableciendo los criterios t¨¦cnicos bajo los cuales las inversiones en gas natural y energ¨ªa nuclear pueden considerarse sostenibles. La clasificaci¨®n va a tener un importante efecto de arrastre al servir como referencia tanto para bancos, como para inversores privados y p¨²blicos, como para los fondos europeos de recuperaci¨®n.
El debate ha revelado profundas diferencias en el seno de la Uni¨®n: por un lado, una docena de pa¨ªses encabezados por Francia ha apostado por la inclusi¨®n de la tecnolog¨ªa nuclear. Por otro, Alemania, Grecia o Rumania han defendido el rol del gas natural como combustible de transici¨®n. Espa?a, junto a Austria y Luxemburgo, se ha desmarcado de estas posiciones. La Comisi¨®n, bajo criterios t¨¦cnicos y temporales, las ha admitido en una primera propuesta sometida a debate, pero queda por delante una fuerte pol¨¦mica.
La posici¨®n del Gobierno espa?ol a la propuesta de la Comisi¨®n es coherente con el Plan Nacional Integrado de Energ¨ªa y Clima que marca las l¨ªneas de la pol¨ªtica energ¨¦tica en Espa?a. No obstante, la necesaria transici¨®n exige abordar tambi¨¦n el debate de los ritmos y los tiempos, lo que lleva inevitablemente a valorar las alternativas existentes y examinar todas sus consecuencias. Nadie cuestiona hoy que el mix energ¨¦tico actual tendr¨¢ que seguir contando durante un tiempo con el gas y la nuclear como energ¨ªas de transici¨®n. Lo contrario ser¨ªa suponer que las renovables cubren ya todas las necesidades y est¨¢n plenamente implantadas, algo a todas luces irreal. De hecho, el debate que abre la Comisi¨®n no alude tanto a la existencia a corto plazo de estas energ¨ªas ¡ªcuesti¨®n que queda en el ¨¢mbito de cada Estado¡ª sino a su consideraci¨®n como ¡°verdes¡±, lo que les dar¨ªa acceso a financiaci¨®n espec¨ªfica, que se detraer¨ªa de otras energ¨ªas.
La seriedad de la amenaza clim¨¢tica y la envergadura y complejidad de la transici¨®n ecol¨®gica exigen adoptar diferentes medidas a corto y medio plazo sin rehuir debate alguno. Ahora bien, las medidas que se tomen con la mirada puesta en el corto plazo no pueden ser contraproducentes con el objetivo a largo, que no es otro que el de la descarbonizaci¨®n de la econom¨ªa y la neutralidad clim¨¢tica en busca de la sostenibilidad. De ah¨ª que, si es necesario apoyar al gas o a la energ¨ªa nuclear como energ¨ªas de transici¨®n en los pr¨®ximos a?os, esto no deba hacerse detrayendo recursos necesarios para el desarrollo ambicioso de las energ¨ªas renovables, riesgo en que se incurrir¨ªa si finalmente estas energ¨ªas fueran incluidas en la taxonom¨ªa como ¡°verdes¡±.
Por otro lado, Europa se juega su posici¨®n de liderazgo en esta materia. Las circunstancias especiales de Francia, con un 70% de la electricidad nuclear, o de Alemania, a¨²n dependiente del gas y en tr¨¢nsito hacia las renovables, no deber¨ªa echar por tierra el liderazgo mundial que la Uni¨®n ha adquirido en la sostenibilidad, algo que quedar¨ªa seriamente da?ado si finalmente estas energ¨ªas tienen la calificaci¨®n de ¡°verdes¡±.
Si la Comisi¨®n considera que la energ¨ªa nuclear y el gas necesitan apoyo como energ¨ªas de transici¨®n puede disponer de otros instrumentos que no mermen la financiaci¨®n de las renovables ni comprometan la credibilidad de la taxonom¨ªa, elemento clave del Pacto Verde Europeo.
Tanto en la posici¨®n de los pa¨ªses alineados en torno a Alemania, como en los que apoyan a Francia, late una preocupaci¨®n por la competitividad de sus respectivos sectores industriales, lastrada por los incrementos de los precios energ¨¦ticos y de las materias primas, as¨ª como por su impacto en los consumidores finales. Todo ello obliga a un debate sereno para buscar alternativas, y a valorar los ritmos de la transici¨®n, pero sin que el corto plazo suponga cambiar el rumbo de ad¨®nde se quiere llegar.
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