Tiempo de desescalar
La estrategia de disuasi¨®n frente a Rusia cohesiona a Europa y Ucrania con EE UU, pese a estar excluidas del di¨¢logo
La noticia m¨¢s esperanzadora del viernes es f¨¢cil de resumir: la v¨ªa diplom¨¢tica sigue abierta, tal como pudo deducirse del encuentro de 90 minutos en Ginebra entre el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el ministro de Exteriores ruso, Sergu¨¦i Lavrov. Durante al menos una semana m¨¢s, las cosas deber¨ªan seguir igual. Ese es el tiempo que tiene Washington para contestar por escrito a la propuesta de tratado con el que Mosc¨² pretende vetar cualquier ampliaci¨®n de la OTAN. En ella exige tambi¨¦n la retirada de las fuerzas atl¨¢nticas de todos los pa¨ªses que estuvieron bajo el yugo sovi¨¦tico hasta que termin¨® la Guerra Fr¨ªa. Es posible que para instalar el clima de un nuevo conflicto de esas caracter¨ªsticas, como pretende Putin, sea necesaria la amenaza de un punto caliente, y ese podr¨ªa ser el papel que Mosc¨² reserva a Ucrania.
Rusia ha seguido en su escalada militar, con acumulaci¨®n de tropas, blindados y aviones en las fronteras con Ucrania, maniobras navales pr¨¢cticamente en todos los mares y el uso de un lenguaje amenazador impropio de la diplomacia. No hay garant¨ªa alguna, por tanto, de que admita la respuesta que recibir¨¢ del Departamento de Estado de Estados Unidos a sus pretensiones de recuperar el espacio sovi¨¦tico, tal como sali¨® del mapa de Europa dibujado en Yalta por Stalin y Roosevelt en 1945. Con la v¨ªa diplom¨¢tica abierta, los aliados occidentales tendr¨¢n la oportunidad de demostrar hasta d¨®nde llega la unidad entre ellos y la solidaridad con Ucrania y en qu¨¦ medida pesan como obst¨¢culos las ansias de autonom¨ªa estrat¨¦gica o de angustia energ¨¦tica.
La Uni¨®n Europea ha quedado hasta ahora fuera del di¨¢logo. Tambi¨¦n ha sido excluido el Gobierno m¨¢s comprometido, que es el de Kiev. Putin sabe explotar estas dificultades para debilitar a sus adversarios, de ah¨ª que el cierre de filas entre la OTAN, la Uni¨®n Europea y los socios de ambas organizaciones sea m¨¢s necesario que nunca. Los protagonismos est¨¢n fuera de lugar porque una invasi¨®n militar tendr¨ªa consecuencias devastadoras para un pa¨ªs como Ucrania, pero tambi¨¦n para Europa entera, su econom¨ªa, su integraci¨®n pol¨ªtica y su arquitectura de seguridad. Nadie puede negar la necesidad de una mayor autonom¨ªa estrat¨¦gica de Europa, ni su vocaci¨®n protagonista en el tablero diplom¨¢tico internacional. Se trata de cuestiones que requieren voluntad, persistencia y tiempo, pero ahora no sirven para eludir el reto que Rusia plantea a todos los europeos y para hacerlo con una sola voz y la m¨¢xima resoluci¨®n. En ese sentido se encamina el Gobierno espa?ol al adelantar, de acuerdo con la decisi¨®n del comit¨¦ militar de la OTAN en diciembre, el env¨ªo de buques y aviones a la zona para reforzar la estrategia de la disuasi¨®n.
La respuesta que Blinken llevar¨¢ a Lavrov versar¨¢ sobre las garant¨ªas para la seguridad de todos en cuanto a desarme, transparencia y medidas de creaci¨®n de confianza. Seg¨²n el secretario de Estado, tambi¨¦n Rusia debiera estar interesada en la v¨ªa diplom¨¢tica, en vez de optar por la del conflicto, ¡°que precipita las amenazas que pretende evitar¡±. De la frase se deduce que la reacci¨®n a una acci¨®n militar conducir¨ªa a la inmediata ampliaci¨®n de la OTAN, al menos con la entrada de Suecia y Finlandia. Ante el di¨¢logo que Washington ofrece, la respuesta acorde de Mosc¨² ser¨ªa el inicio de la retirada de sus tropas de las fronteras ucranias.
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