Kiev, en el punto de mira
La capital de Ucrania ha sido muchas veces golpeada por la historia, como cont¨® en su d¨ªa Manuel Chaves Nogales
El maestro Juan Mart¨ªnez estuvo all¨ª, en Kiev. Era un bailaor flamenco, de Burgos, se ganaba la vida junto a Sole, su mujer, trabajando en los cabarets. Tuvo mucho ¨¦xito algunas veces; otras, lo pas¨® bastante mal. Una parte de su historia la cont¨® aquel enorme periodista que fue Manuel Chaves Nogales. Enorme periodista y enorme escritor, un gran cronista de aquella Espa?a que sali¨® de la dictadura de Primo de Rivera, conquist¨® la Rep¨²blica y termin¨® embarrada en una tr¨¢gica Guerra Civil. Al maestro Juan Mart¨ªnez le dio la palabra para que recordara los episodios en los que anduvo envuelto desde que un buen d¨ªa de 1914 dej¨® las calles de Montmartre, donde hab¨ªa triunfado en lugares tan c¨¦lebres como el Moulin Rouge, y se fue hacia Constantinopla y desde all¨ª a Rusia, de donde no saldr¨ªa ya hasta 1921. La Gran Guerra estall¨® enseguida, y tanto ¨¦l como su mujer fueron empujados a una vida errante, a dar saltos de mata, a sobrevivir como fuera. Llegaron a Kiev por primera vez hacia octubre de 1916, el zar pas¨® entonces por all¨ª y lo vitorearon por las calles. Al poco tiempo iba a pasar a la historia.
El peculiar artefacto literario que concibi¨® Chaves Nogales en El maestro Juan Mart¨ªnez que estaba all¨ª le permite situar a aquel bailar¨ªn de cabaret en el momento apropiado en aquellos lugares en los que ocurr¨ªa algo decisivo. Estuvo en San Petersburgo, por ejemplo, cuando se produjo la toma del Palacio de Invierno: ¡°Yo me encontr¨¦ en medio de la calle vestido de corto, con chaquetilla de terciopelo y alamares. Un traje a prop¨®sito para una revoluci¨®n¡±. El libro recoge as¨ª una catarata de acontecimientos que cuenta un tipo que vive en los m¨¢rgenes, que toca la guitarra y baila, que confiesa no tener ninguna idea pol¨ªtica y que se ve arrastrado por la marea de vaivenes de una ¨¦poca tumultuosa. Y Kiev, en esas p¨¢ginas, es uno de los lugares que padecen con mayor intensidad los azotes de la violencia y la guerra.
En estos momentos es posible que mucha gente de Kiev est¨¦ inquieta ante la presencia amenazadora de tropas rusas en las fronteras de Ucrania y con mil y un temores ante la posibilidad de una guerra. La que cuenta Juan Mart¨ªnez es la que libraron los rojos contra los blancos poco despu¨¦s de la revoluci¨®n. Lo relevante de su testimonio es que se trata del que hace un hombre cualquiera, que poco sabe de intereses geopol¨ªticos y al que sobre todo le interesa salir vivo de aquel horror. Un d¨ªa descubre que Kiev es el para¨ªso de los burgueses, y otro tiene la impresi¨®n de que sus habitantes se han ¡°disfrazado de mendigos como obedeciendo a una consigna¡±. Hay ¨¦pocas en las que ondea la bandera imperial zarista y otras en que lo hace la bandera roja.
No se sabe lo que har¨¢ Putin, si se atrever¨¢ a provocar alg¨²n conflicto en Ucrania o si ensayar¨¢ otro tipo de estrategia, menos lesiva en vidas humanas. La amenaza que est¨¢ ah¨ª, en cualquier caso, es la de la guerra. Y conviene acordarse de lo que dec¨ªa ese Juan Mart¨ªnez que estuvo ah¨ª. ¡°Uno cree que esto de morir es m¨¢s complicado y dif¨ªcil. Se imagina las ejecuciones como algo terrible y solemne. No hay tal cosa¡±. Luego dice que ¡°los bolcheviques mataban, sencillamente, porque cre¨ªan que hab¨ªa que matar, sin concederle ninguna importancia¡±. Lo mismo hac¨ªan los blancos y los verdes y los negros. Cuando empieza una guerra, la vida no vale nada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.