El sesgo social del c¨¢ncer
Existe una relaci¨®n probada entre la vulnerabilidad socioecon¨®mica y la probabilidad de sufrir determinados tumores
Las mejoras tanto en el diagn¨®stico precoz del c¨¢ncer como en su tratamiento son incontestables mientras las tasas de supervivencia no han hecho m¨¢s que crecer en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Pese a ello, el c¨¢ncer sigue siendo una enfermedad temible que en 2020 caus¨® en Espa?a m¨¢s de 113.000 muertes y para este a?o se prev¨¦n 280.000 nuevos diagn¨®sticos que tendr¨¢n un fuerte impacto, tanto en la vida personal de los afectados como en el ¨¢mbito social y econ¨®mico. La diversidad de factores gen¨¦ticos y ambientales que intervienen en su aparici¨®n hace que la posibilidad de sufrir un c¨¢ncer resulte una especie de loter¨ªa en la que unos tienen m¨¢s boletos que otros. Y, una vez desencadenado, las posibilidades de curaci¨®n dependen de factores como la rapidez en el diagn¨®stico o el acceso a los tratamientos. En ambos frentes se ha constatado la existencia de carencias sociales que generan una desigualdad subsanable con medidas de prevenci¨®n y salud p¨²blica.
La incidencia de determinados tumores responde a desigualdades territoriales relacionadas con t¨®xicos ambientales, pero estudios recientes han constatado que tambi¨¦n hay una relaci¨®n entre la vulnerabilidad socioecon¨®mica y la probabilidad de sufrir determinados tumores. Como han puesto de manifiesto diferentes estudios, los bajos salarios, el desempleo y la exclusi¨®n social est¨¢n asociados con una peor nutrici¨®n, mayor sedentarismo y mayor incidencia de h¨¢bitos t¨®xicos, como el tabaquismo o el alcoholismo, que pueden derivar en procesos cancer¨ªgenos. El mapa de la mortalidad en Espa?a, con datos de 26 ciudades, arrojaba en 2021, seg¨²n su coordinador, Miguel ?ngel Mart¨ªnez Beneito, ¡°resultados demoledores¡± sobre la incidencia de la pobreza y la escasez de recursos materiales y formativos.
Est¨¢ bien acreditada la relaci¨®n entre el alcoholismo y el c¨¢ncer de h¨ªgado, o la del tabaquismo y el c¨¢ncer de pulm¨®n, que en Espa?a causa m¨¢s de 30.000 muertes al a?o. Pese a las campa?as antitabaco, el 22% de la poblaci¨®n sigue fumando, pero ese porcentaje no se reparte de forma homog¨¦nea: la tasa de fumadores entre los trabajadores no cualificados es el doble que entre los directivos y profesionales con estudios superiores. Lo mismo ocurre con la alimentaci¨®n: la poblaci¨®n econ¨®micamente m¨¢s pobre presenta tasas de obesidad mucho m¨¢s altas y est¨¢ m¨¢s expuesta a dietas que implican el riesgo de c¨¢ncer. Los factores culturales y de acceso a la informaci¨®n siguen teniendo un papel relevante en las campa?as de prevenci¨®n, como el cribado de c¨¢ncer de mama o de colon, pese a su car¨¢cter universal. El sesgo social existe tanto en t¨¦rminos de prevenci¨®n como en las cifras de riesgo de mortalidad.
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