La ciencia no tiene fronteras
El anteproyecto que modifica la ley de la ciencia penaliza de forma expl¨ªcita la experiencia internacional a los cient¨ªficos de nueva incorporaci¨®n, lo que dificulta la atracci¨®n y la retenci¨®n de talento. El Gobierno asegura que abordar¨¢ la situaci¨®n
Ha sucedido desde el principio de los tiempos: el avance del conocimiento cient¨ªfico y el progreso se han nutrido de la comunicaci¨®n entre ¨¢reas, culturas, pa¨ªses y regiones, y entre instituciones p¨²blicas y privadas. Por el contrario, la imposici¨®n de barreras al conocimiento siempre ha tenido consecuencias negativas, como se ha visto en los m¨¢s oscuros periodos de la historia. Viajes, misivas e intercambios llenan la historia de la ciencia, y ha sido ¨²nicamente en periodos de guerra cuando el secretismo y la nacionalizaci¨®n se han impuesto a la t¨®nica de altruismo, colaboraci¨®n y cooperaci¨®n dominante en la pr¨¢ctica cient¨ªfica: la excepci¨®n que confirma toda regla.
Este clima de cooperaci¨®n se traduce en necesarias estancias internacionales de varios a?os para complementar la formaci¨®n investigadora o aprender nuevas t¨¦cnicas. Lleva incluso a muchos cient¨ªficos a desarrollar gran parte de su carrera profesional en otros pa¨ªses; fen¨®meno acentuado en los ¨²ltimos a?os en Espa?a en la llamada fuga de cerebros. Tambi¨¦n prima la cooperaci¨®n institucional, como prueban los programas europeos Horizon o Erasmus+ para intercambio de estudiantes y profesorado. Otro programa, dise?ado para colaboraciones transatl¨¢nticas, lleva por nombre un paradigm¨¢tico juego de palabras: Human Frontiers of Science Program. Y es que una de nuestras mayores bazas para romper las fronteras del conocimiento es trascender las fronteras nacionales. Como ya hemos alertado en esta tribuna, a ra¨ªz del entonces anunciado plan de retorno de investigadores, en ciencia hay una sola divisi¨®n, enormemente exigente e internacional.
Hace unas semanas, el Ministerio de Ciencia e Innovaci¨®n hizo p¨²blica la esperada reforma de la ley de la ciencia en Espa?a (vigente desde el a?o 2011), se?alando la atracci¨®n y retenci¨®n de talento como uno de los principales objetivos. Sin embargo, las medidas presentadas resultan insuficientes y en algunos casos contradictorias con el mismo esp¨ªritu de internacionalizaci¨®n de la ciencia al que apela el pre¨¢mbulo de la reforma. El texto mantiene un sesgo heredado de la legislaci¨®n actual, seg¨²n el cual los m¨¦ritos investigadores desarrollados fuera de organismos p¨²blicos de investigaci¨®n estatales (siendo el mayor de estos el CSIC) no computan a la hora de definir los denominados ¡°quinquenios de investigaci¨®n¡±. Carece de reconocimiento toda actividad realizada no s¨®lo en el extranjero, sino en universidades o en cualquier otro centro de investigaci¨®n espa?ol. El resultado se traduce en una enorme p¨¦rdida de poder adquisitivo para investigadores que hemos realizado hasta m¨¢s de dos d¨¦cadas de nuestra trayectoria cient¨ªfica en centros internacionales (o incluso nacionales) de prestigio con respecto a compa?eros con similar experiencia, pero adquirida dentro de la misma instituci¨®n. Si bien ambas situaciones deber¨ªan ser equiparables, la expl¨ªcita distinci¨®n y penalizaci¨®n del investigador que viene de fuera es tanto m¨¢s il¨®gica vista a la luz de la voluntad de promover la internacionalizaci¨®n y reducir la endogamia, dos de los objetivos marcados textualmente en el pre¨¢mbulo de la ley.
La comunidad cient¨ªfica ya transmiti¨® al ministerio su fuerte rechazo a esta medida en octubre de 2021, a trav¨¦s de una misiva firmada por m¨¢s de 250 investigadores, incluyendo 50 directores de centros del CSIC. A ello se han sumado multitud de alegaciones presentadas tanto por particulares de este colectivo como por diversas asociaciones de investigadores y sindicatos. Preguntada sobre este punto el pasado martes, la ministra Diana Morant apuntaba a una correcci¨®n parcial de esta anomal¨ªa: una ampliaci¨®n del reconocimiento de la actividad investigadora realizada en centros p¨²blicos espa?oles. Apreciamos sin duda la voluntad aperturista de ese paso, pero hemos de recalcar que esta bienvenida eliminaci¨®n de fronteras cient¨ªficas internas eleva a¨²n m¨¢s las autoimpuestas fronteras externas, dibuj¨¢ndole a Espa?a un extra?o perfil de aislacionismo cient¨ªfico, tan sorprendente en la escena internacional. Desde el Ministerio de Ciencia y Tecnolog¨ªa nos aseguran que se sigue trabajando para que la nueva ley reconozca todos los tramos de investigaci¨®n: los realizados en centros tanto p¨²blicos como privados, espa?oles y extranjeros, para de esta manera presentar una soluci¨®n definitiva a presentes y futuros afectados. Una soluci¨®n cuyas ramificaciones econ¨®micas brindar¨¢n a los administradores del erario p¨²blico una excelente oportunidad para definir su compromiso con la percepci¨®n de la ciencia no como un gasto, sino como la inversi¨®n m¨¢s s¨®lida hacia el desarrollo de un pa¨ªs.
Es nuestra tarea recordar que movilidad e internacionalidad son pilares fundamentales de esta apuesta de futuro. Por ello, desde esta tribuna queremos animar a los responsables del dise?o, financiaci¨®n y ejecuci¨®n de la pol¨ªtica cient¨ªfica a seguir escuchando nuestras voces y dar el paso de integrar la visi¨®n de los que hacemos la ciencia desde la perspectiva del d¨ªa a d¨ªa y del pie de obra en el texto final del anteproyecto de ley, que previsiblemente se somete a aprobaci¨®n en el Consejo de Ministros de este viernes. ?Por qu¨¦ esperar otros 11 a?os? Es ahora cuando debemos desmontar fronteras innecesarias y avanzar entre todos hacia una ciencia espa?ola internacional y de calidad.
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