El binomio educaci¨®n-libertad
Necesitamos que los gobiernos inviertan en formaci¨®n, una condici¨®n necesaria (aunque no suficiente) para que cualquier ciudadano pueda elegir qu¨¦ decisiones vitales toma
![Parlament balear](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JY3C3WZJEMWZAGZMUMYTIQBOAQ.jpg?auth=ee6b47814aab880367c08d50a25b10acd64bd0f3b5bbabf0674d6bd1151980e3&width=414)
Que la educaci¨®n es un recurso fundamental para la ciudadan¨ªa es algo indiscutible. Como dec¨ªan nuestras abuelas: ¡°la educaci¨®n es vuestro porvenir porque os hace libres, sobre todo a las mujeres¡±. Es una valiosa herramienta para el acceso al mundo de la pol¨ªtica: sabemos que las personas con niveles de educaci¨®n m¨¢s bajos votan en menor proporci¨®n y se implican menos en formas de participaci¨®n pol¨ªtica que vayan m¨¢s all¨¢ de acudir a las urnas cada cierto tiempo.
De entre los efectos que la educaci¨®n tiene en la vida de la gente quiero reflexionar sobre uno de tintes filos¨®ficos y que est¨¢ bastante de moda: la libertad. En tiempos pand¨¦micos, cuando los gobiernos se han visto obligados a adoptar normativa excepcional que supone imponer l¨ªmites a la libertad de las personas (como, por ejemplo, las medidas de aislamiento o las restricciones de movilidad), muchos pol¨ªticos de partidos conservadores y, sobre todo, los de extrema derecha han encontrado el eslogan que pone t¨ªtulo a sus cr¨ªticas y reproches al gobierno: ¡°Nos est¨¢n privando de nuestra libertad¡±.
Sin embargo, la apropiaci¨®n del concepto de libertad por parte de los pol¨ªticos conservadores supone un empobrecimiento cuando no un vaciado de contenido del concepto en s¨ª mismo. Nadie puede discutir que la libertad es un derecho humano b¨¢sico, que se define como la facultad que tenemos las personas para elegir de manera responsable nuestra forma de actuar en la sociedad. Si nos atenemos a esta definici¨®n y consideramos sus implicaciones, la libertad no es (ni mucho menos) monopolio del liberalismo conservador.
Nos lo explica Lea Ypi en su libro Free: Coming of Age at the End of History donde relata su infancia y aprendizaje de los valores socialistas en la escuela de un pueblo costero de la Albania hoxa¨ªsta. Un proceso de aprendizaje lleno de contradicciones por las peculiaridades biogr¨¢ficas de la protagonista. Tambi¨¦n rememora su experiencia personal del proceso de transici¨®n al liberalismo econ¨®mico que Albania sufri¨® a finales de los a?os noventa en manos de pol¨ªticos irresponsables. Transici¨®n que deriv¨® en los tr¨¢gicos meses de violencia y caos de 1997, tras una estafa masiva dirigida por una ¨¦lite ¨¢vida de enriquecerse velozmente que dej¨® en banca rota a cerca de dos tercios de la poblaci¨®n albana, provocando un ¨¦xodo masivo hacia Europa, principalmente a Italia.
Las vivencias de Ypi aportan un soplo de aire fresco respecto al vaciado de contenido que la palabra libertad ha sufrido en boca de algunos dirigentes pol¨ªticos conservadores. Pregunt¨¢ndose qu¨¦ es ser libre desde la inocencia de una ni?a de 11 a?os que va creciendo a lo largo de los cap¨ªtulos, Ypi nos plantea una interesante reflexi¨®n filos¨®fica sobre la naturaleza de la libertad, m¨¢s all¨¢ de los discursos triunfalistas sobre el liberalismo o de la nostalgia socialista.
Ypi tambi¨¦n aporta para el debate un cierto escepticismo respecto a las supuestas ventajas de la libertad que a menudo vociferan en sus esl¨®ganes los l¨ªderes conservadores de todo el mundo. Las reflexiones que la autora hace al hilo de sus vivencias personales nos sugieren que los l¨ªmites a la libertad no solo se producen cuando una norma nos proh¨ªbe hacer una determinada cosa, o nos indica c¨®mo tenemos que comportarnos o incluso a d¨®nde podemos ir, como ha ocurrido durante los momentos m¨¢s graves de la actual pandemia. Tambi¨¦n es tremendamente opresiva una sociedad en la que (en teor¨ªa) cualquier persona puede llegar tan lejos como quiera, independientemente de su biograf¨ªa, pero en la pr¨¢ctica no puede progresar porque dicha sociedad est¨¢ plagada de obst¨¢culos estructurales que se lo impiden. Como, por ejemplo, nacer en una familia de clase baja, o en una regi¨®n despoblada en la que no hay carreteras ni hospitales o ser v¨ªctima de una enfermedad cr¨®nica por culpa de la loter¨ªa gen¨¦tica.
A quienes se les llena la boca con la palabra libertad, habr¨ªa que recordarles que la libertad es un concepto universal. La libertad no es solo poder hacer ¡°lo que te da la gana¡± y cuando ¡°te da la gana¡± sin dar explicaciones a nadie. La libertad es algo m¨¢s profundo. Se conquista paso a paso, trabajando por derribar los obst¨¢culos estructurales que impiden sistem¨¢ticamente a la gente prosperar. Estableciendo las condiciones que permiten a la ciudadan¨ªa florecer aprovechando su potencial al m¨¢ximo, y contando con las herramientas adecuadas para adaptarse a las circunstancias cambiantes en un mundo globalizado. Una libertad a la que cualquier proyecto de futuro progresista deber¨ªa aspirar y deber¨ªa reivindicar sin complejos.
La educaci¨®n no solo nos conduce de la mano hacia el camino que lleva a la libertad en el sentido m¨¢s profundo del t¨¦rmino, sino que constituye una condici¨®n necesaria (aunque no suficiente) para que cualquier ciudadano pueda tomar sus decisiones vitales con libertad. Es por eso que hoy, m¨¢s que nunca, necesitamos que los gobiernos inviertan en educaci¨®n. Porque la educaci¨®n nos hace libres y es el porvenir de nuestras hijas e hijos.
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