El gambito de Putin resucita la Alemania estrat¨¦gica
Olaf Scholz ha roto no solo con un rasgo crucial de la identidad nacional germana, sino tambi¨¦n con el merkelianismo cuyo legado prometi¨® preservar en la campa?a con la que gan¨® las presidenciales de 2021
Hay d¨¦cadas en las que no pasa nada y semanas en las que pasan d¨¦cadas. Estas ¨²ltimas ser¨¢n recordadas por enmarcar una ruptura hist¨®rica en la pol¨ªtica exterior alemana. Tras los horrores del Tercer Reich, el pa¨ªs se comprometi¨® a una acci¨®n exterior no beligerante, rechazando no solo intervenciones militares (como, por ejemplo, la intervenci¨®n de la OTAN en Libia en 2011), sino adem¨¢s la exportaci¨®n de armas a zonas de conflicto. Este compromiso, que muchos daban por integrado en el ADN del pa¨ªs, ha sido desechado por el canciller Olaf Scholz en su discurso del pasado domingo 27 de febrero. En un hist¨®rico discurso anunci¨® el env¨ªo de armas a Ucrania, que alcanzar¨ªa el objetivo de la OTAN de inversi¨®n en defensa del 2% en los pr¨®ximos meses, y una partida extraordinaria de 100.000 millones de euros para modernizar el ej¨¦rcito alem¨¢n. Un compromiso que ha exhortado a todos los partidos pol¨ªticos a incorporarlo a su Constituci¨®n.
Hasta la toma de esta decisi¨®n, numerosas voces han atacado a la Administraci¨®n de Scholz, incluyendo los gobiernos de pa¨ªses aliados de Alemania, que han llegado a describir su relaci¨®n con Rusia como ¡°inmoral¡±. De hecho, Alemania prohibi¨® enviar armas a Ucrania incluso despu¨¦s de la invasi¨®n rusa, aunque demostr¨® no tener los mismos reparos para exportar armas a pa¨ªses como Egipto o Arabia Saud¨ª, implicados en abusos contra los derechos humanos y en conflictos como la guerra civil de Yemen. Es m¨¢s, este problema fue m¨¢s all¨¢ de sus fronteras debido a que una importante proporci¨®n de armamento y equipamiento producida en Europa se realiza en proyectos francoalemanes, sujetos por tanto a este bloqueo. En un contexto de crisis internacional, parec¨ªa que Alemania hab¨ªa decidido desmarcarse del conflicto tanto como pudiera. El discurso de Scholz no solo ha puesto fin a esta din¨¢mica, sino tambi¨¦n a a?os de ambivalencia respecto a Rusia y d¨¦cadas de rechazo a una pol¨ªtica exterior estrat¨¦gica.
Llama la atenci¨®n no solo la trascendencia de esta ruptura, sino tambi¨¦n su improbabilidad: Scholz ha roto no solo con un rasgo crucial de la identidad nacional alemana, sino tambi¨¦n con el merkelianismo del que procede y cuyo legado prometi¨® preservar en la campa?a con la que gan¨® las presidenciales de 2021, as¨ª como con las tradiciones de dos de los tres partidos en la coalici¨®n de gobierno: el SPD y Los Verdes. En primer lugar, respecto al merkelianismo debe recordarse que, pese al prestigio del que ahora goza entre algunos sectores, la acci¨®n exterior alemana con Merkel se caracteriz¨® por priorizar la pol¨ªtica comercial sobre los derechos humanos, convirti¨¦ndose en uno de los pa¨ªses occidentales m¨¢s cercanos a potencias autoritarias como Rusia o China. Adem¨¢s de derivarse de la obsesi¨®n germana por el super¨¢vit comercial, que desangr¨® a sus socios europeos durante los peores a?os de la crisis de 2008, este coqueteo de Merkel con la Rusia de Putin es consecuencia de unas relaciones exteriores herederas de la Ostpolitik de la Guerra Fr¨ªa y de dos errores cometidos por la entonces canciller: el apag¨®n nuclear de 2011 tras el accidente de Fukushima, que hizo depender a Alemania de la importaci¨®n de gas, y la decisi¨®n de exacerbar la dependencia energ¨¦tica de Rusia con la construcci¨®n del gasoducto Nord Stream 2. Tras semanas de inc¨®modo silencio sobre qu¨¦ suceder¨ªa con este plan, que Merkel siempre defendi¨® como un proyecto ¡°estrictamente comercial¡±, Scholz anunci¨® que se suspender¨ªa como consecuencia de la invasi¨®n. Esto supone el primer alejamiento sustantivo del continuismo que el nuevo canciller prometi¨® en su campa?a electoral, incluso trat¨¢ndose el gasoducto de un proyecto popular entre los votantes alemanes. El mensaje a Mosc¨² es, por tanto, m¨¢s duro si cabe por su improbabilidad.
Este giro en la pol¨ªtica exterior alemana se realiza a contracorriente de las tradiciones de dos de los tres partidos de la coalici¨®n de gobierno. Por una parte, invierte la visi¨®n hist¨®rica del SPD de Alemania como mediadora entre EE UU y Rusia, legado de la Guerra Fr¨ªa. Por otra parte, se opone a algunos de los principios fundacionales de Los Verdes, que desde los a?os ochenta se han opuesto a la remilitarizaci¨®n alemana, en la l¨ªnea de los movimientos ecologistas. Los l¨ªderes de estos partidos, el canciller Scholz y la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, han considerado que este es un punto de inflexi¨®n hist¨®rico que requiere romper con las inercias que sus partidos arrastraban, una postura que ha sido aplaudida por todos los partidos del Bundestag, en el Gobierno y en la oposici¨®n.
Los an¨¢lisis que describ¨ªan a Vlad¨ªmir Putin como un genio de la geopol¨ªtica parecen haber errado. El dictador ruso ha logrado lo que d¨¦cadas de esfuerzo comunitario fracasaron en alcanzar: las condiciones para una Uni¨®n Europea con autonom¨ªa estrat¨¦gica. Durante a?os, uno de los mayores obst¨¢culos para la construcci¨®n de un ej¨¦rcito europeo ha sido la pol¨ªtica pacifista de Alemania. El compromiso de inversi¨®n del 2% del PIB y la partida extraordinaria de 100.000 millones de euros, conjugados con la sensaci¨®n de urgencia por la arbitrariedad de la invasi¨®n rusa, parecen indicar un cambio de paradigma a escala no solo alemana, sino tambi¨¦n comunitaria. En este sentido, cabe destacar que esta ser¨¢ la primera vez que se utilicen fondos comunitarios para el env¨ªo de armamento. Este resucitar estrat¨¦gico tiene tambi¨¦n importantes implicaciones para nuestro pa¨ªs, tan acostumbrado al seguidismo en cuestiones de pol¨ªtica exterior. Tras unas semanas de relativa ambivalencia respecto al env¨ªo de armas, an¨¢loga a la alemana, nuestro pa¨ªs tiene ahora la responsabilidad (y la presi¨®n p¨²blica) de apoyar con armamento la resistencia ucrania.
Por ¨²ltimo, la maniobra de Putin ha despertado a los l¨ªderes europeos de su letargo respecto a la urgencia de llevar a cabo la transici¨®n ecol¨®gica hacia energ¨ªas renovables como queda patente tras el anuncio de Scholz de la neutralidad de carbono antes de 2045. La suspensi¨®n del Nord Stream 2 y las exhaustivas sanciones anunciadas la pasada semana servir¨¢n como terapia de choque para desengancharse del gas ruso. Pese a que es pronto para comprender en todos sus aspectos las implicaciones del giro estrat¨¦gico alem¨¢n, pocos dudan de que la invasi¨®n de Ucrania ha inaugurado una nueva era.
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