Sancionar a los oligarcas, no al pueblo
Es hora de imaginar un nuevo tipo de medidas que se centren en los multimillonarios que han prosperado gracias a Putin. Para ello ser¨¢ necesario crear un registro financiero internacional, que no agradar¨¢ a las fortunas occidentales
La invasi¨®n de Ucrania ha reavivado un viejo debate: ?c¨®mo sancionar eficazmente a un Estado como Rusia? Dig¨¢moslo ya: es hora de imaginar un nuevo tipo de sanci¨®n centrada en los oligarcas que han prosperado gracias al r¨¦gimen en cuesti¨®n. Para ello ser¨¢ necesario establecer un registro financiero internacional, que no resultar¨¢ del agrado de las fortunas occidentales, cuyos intereses est¨¢n mucho m¨¢s vinculados a los de los oligarcas rusos y chinos de lo que a veces se afirma. Sin embargo, es a este precio al que los pa¨ªses occidentales conseguir¨¢n ganar la batalla pol¨ªtica y moral contra las autocracias.
Recordemos que la congelaci¨®n de los bienes de Putin y de sus allegados forma ya parte del arsenal de sanciones que se intenta aplicar desde hace varios a?os. El problema es que las congelaciones aplicadas hasta ahora siguen siendo en gran medida simb¨®licas. S¨®lo afectan a unas pocas docenas de personas y pueden ser eludidas mediante el uso de personas designadas, sobre todo porque no se ha hecho nada para medir y cruzar sistem¨¢ticamente las carteras inmobiliarias y financieras que posee cada una de ellas.
Desconectar a Rusia de la red financiera SWIFT privar¨¢ a los bancos rusos del acceso al sistema internacional de transacciones financieras y transferencias de dinero. Esta medida est¨¢ muy mal enfocada. Al igual que con las sanciones comerciales convencionales, que tras la crisis de 2014 fueron instrumentalizadas en gran medida por el Gobierno para reforzar su control, el riesgo es imponer costes considerables a las empresas ordinarias rusas y occidentales, con consecuencias adversas para los empleados afectados. La medida tambi¨¦n afectar¨¢ a un gran n¨²mero de binacionales y parejas mixtas, mientras que perdonar¨¢ a los m¨¢s ricos (que utilizar¨¢n intermediarios financieros alternativos).
Para poner en cintura al Estado ruso es urgente centrar las sanciones en la delgada capa social de multimillonarios en la que se apoya el r¨¦gimen, un grupo mucho m¨¢s numeroso que unas pocas decenas de personas, pero mucho m¨¢s reducido que la poblaci¨®n rusa en general. Para dar una idea, se podr¨ªa apuntar a las personas que poseen m¨¢s de 10 millones de euros en activos inmobiliarios y financieros, es decir, unas 20.000 personas, seg¨²n los ¨²ltimos datos disponibles. Esto representa el 0,02% de la poblaci¨®n rusa adulta (actualmente 110 millones). Fijar el umbral en cinco millones afectar¨ªa a 50.000 personas; bajarlo a dos millones afectar¨ªa a 100.000 (0,1% de la poblaci¨®n).
Es probable que ya se pueda conseguir un efecto considerable si se dirige a los que tienen m¨¢s de 10 millones. Estas personas son las que m¨¢s se han beneficiado del r¨¦gimen de Putin desde que lleg¨® al poder, y todo parece indicar que una proporci¨®n considerable de sus activos inmobiliarios y financieros se encuentra en pa¨ªses occidentales (entre la mitad y las tres cuartas partes). Por lo tanto, ser¨ªa relativamente f¨¢cil para los Estados occidentales imponer un fuerte impuesto sobre estos activos, digamos a una tasa del 10% o 20% para empezar, congelando el resto como precauci¨®n. Amenazado con la ruina y la prohibici¨®n de visitar Occidente, podr¨ªamos apostar a que este grupo ser¨ªa capaz de hacerse o¨ªr por el Kremlin.
Para aplicar este tipo de medidas, bastar¨ªa con que los pa¨ªses occidentales creasen por fin un registro financiero internacional que llevase la cuenta de qui¨¦n posee qu¨¦ en los distintos pa¨ªses. Como ya ha demostrado el Informe sobre la Desigualdad en el Mundo 2018, un proyecto de este tipo es t¨¦cnicamente posible y requiere que las autoridades p¨²blicas tomen el control de los depositarios centrales privados (Clearstream, Eurostream, Depository Trust Corporation...) que actualmente registran los valores y sus propietarios. Este registro p¨²blico ser¨ªa tambi¨¦n un paso esencial en la lucha contra los flujos il¨ªcitos, el dinero de la droga y la corrupci¨®n internacional.
Entonces, ?por qu¨¦ no se ha avanzado todav¨ªa en esta direcci¨®n? Por una sencilla raz¨®n: los ricos occidentales temen que esa transparencia acabe por perjudicarles. Esta es una de las principales contradicciones de nuestro tiempo. Se exagera el enfrentamiento entre ¡°democracias¡± y ¡°autocracias¡±, olvidando que los pa¨ªses occidentales comparten con Rusia y China una ideolog¨ªa hipercapitalista desenfrenada y un sistema jur¨ªdico, fiscal y pol¨ªtico cada vez m¨¢s favorable a las grandes fortunas. En Europa y Estados Unidos se hace todo lo posible por distinguir a los ¨²tiles y meritorios ¡°empresarios¡± occidentales de los da?inos y parasitarios ¡°oligarcas¡± rusos, chinos, indios o africanos. Pero la verdad es que tienen mucho en com¨²n. En particular, la inmensa prosperidad de los multimillonarios en todos los continentes desde 1980-1990 se explica en gran medida por los mismos factores, y en particular por los favores y privilegios que se les conceden. La libre circulaci¨®n de capitales sin compensaci¨®n fiscal y colectiva es un sistema insostenible a largo plazo. Solo cuestionando esta doxa com¨²n podremos sancionar eficazmente a las autocracias y promover otro modelo de desarrollo.
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