Un futuro de cuidados, una responsabilidad de todos
En Europa, con una poblaci¨®n cada vez m¨¢s envejecida, la necesidad de atenci¨®n va a aumentar. Lo que hay que replantearse es que sea una tarea pr¨¢cticamente exclusiva de las mujeres
El pr¨®ximo 14 de marzo se inicia en Nueva York la 66? Comisi¨®n de la Condici¨®n Jur¨ªdica y Social de la Mujer (CSW66). Desde 1946, la comisi¨®n es el ¨²nico ¨®rgano de Naciones Unidas dedicado exclusivamente a la formulaci¨®n de pol¨ªticas sobre igualdad de g¨¦nero.
Este a?o, el tema central ser¨¢ el cambio clim¨¢tico. Es indudable que para conseguir la justicia clim¨¢tica hay que avanzar hacia la igualdad. Y en ese camino, la ¨¦tica de los cuidados se convierte en un punto de referencia adecuado. Recientemente, la fil¨®sofa y consejera de Estado Victoria Camps, en su libro Tiempo de cuidados (Arpa), pon¨ªa el foco en la importancia de los cuidados, una labor que han desempe?ado tradicionalmente las mujeres y que, precisamente por eso, ha sido permanentemente invisibilizada. Desde la sociolog¨ªa, Mar¨ªa ?ngeles Dur¨¢n tambi¨¦n ha dedicado gran parte de su obra a destacar el valor de los cuidados como una riqueza invisible.
Nuestras vidas transcurren en el ¨¢mbito de un sistema econ¨®mico sobredimensionado, que ha absorbido otros que deb¨ªan tener prevalencia, como el social. Si lo social prevaleciera sobre lo econ¨®mico o si lo econ¨®mico se definiera en funci¨®n de lo social o al menos contempl¨¢ndolo, los cuidados ver¨ªan reconocido su valor.
Pero lo cierto es que la econom¨ªa de mercado descansa sobre la gratuidad de los cuidados, que se han considerado tradicionalmente una tarea que naturalmente corresponde desempe?ar a las mujeres. Es sorprendente que, en lugar de reconocer que la mujer ya contribu¨ªa suficientemente al cumplimiento de las tareas reproductivas consustanciales a la preservaci¨®n de la especie humana, con el embarazo y el parto, se impuso universalmente un paradigma seg¨²n el cual el corolario del papel de la mujer en la reproducci¨®n es que es ella ¡ªtambi¨¦n¡ª quien debe asumir el rol principal cuando se trata de cuidar a la familia.
Un estudio publicado en 2017 por la OCDE constataba que el ¨²nico pa¨ªs del mundo donde los hombres dedican m¨¢s tiempo que las mujeres al cuidado de los hijos en edad escolar era Finlandia. Esto se corresponde con lo que ya denunci¨® Susan Moller Okin: la injusticia que sufren las mujeres en el ¨¢mbito familiar. Es precisamente la distribuci¨®n desigual del trabajo no remunerado en la familia lo que subyace a muchas manifestaciones de la desigualdad de g¨¦nero. Las mujeres ya estamos muy cansadas de trabajar gratis. Si seguimos asumiendo esta carga, estamos contribuyendo a la perpetuaci¨®n de la inequidad, a la consolidaci¨®n de nuestra servidumbre y a la de todos los sujetos perif¨¦ricos.
Debemos aprovechar la ocasi¨®n que nos brinda la CSW66 para reflexionar sobre la relaci¨®n entre la explotaci¨®n de la naturaleza, la de las mujeres y la de otros grupos humanos que el sistema ha dejado atr¨¢s. Mark Fisher se preguntaba si hab¨ªa alternativa al capitalismo y destacaba que hemos llegado a un punto en que es m¨¢s f¨¢cil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. Esto no es razonable.
Como ha subrayado el grupo de expertos de Naciones Unidas encargado de preparar los documentos que servir¨¢n de base a la 66? Comisi¨®n, una ¨¦tica del cuidado nos ayudar¨ªa a subrayar la interdependencia entre sociedad y naturaleza y a recuperar valores como la solidaridad y la empat¨ªa. Y, en palabras de Victoria Camps, nos servir¨ªa de referencia para inaugurar una forma nueva de estar en el mundo o incluso, yo dir¨ªa, con el mundo, en una visi¨®n m¨¢s simbi¨®tica desde la que se podr¨ªan construir sociedades m¨¢s humanas y m¨¢s conectadas con la vida.
En Europa, con una poblaci¨®n cada vez m¨¢s envejecida, la necesidad de cuidados no va a disminuir. Va a aumentar. Lo que hay que replantearse es que sea una tarea pr¨¢cticamente exclusiva de las mujeres. Es un deber de todos. Las pol¨ªticas de cuidado deben ser prioritarias.
Desde el feminismo se puede reivindicar una sociedad no patriarcal, y adem¨¢s no antropoc¨¦ntrica. Las mujeres y los cuidados hemos estado en la periferia del modelo econ¨®mico y queremos ser centro. Victoria Camps introduce en Tiempo de cuidados una reflexi¨®n sobre la necesidad de superar el antropocentrismo como base ontol¨®gica de la ¨¦tica. Rosi Braidotti nos invita a experimentar un ¨¦xodo antropol¨®gico, para inaugurar un nuevo orden posantropoc¨¦ntrico que se abre al reconocimiento de otras especies y al cuidado del planeta.
Aprovechemos la pr¨®xima sesi¨®n de la Comisi¨®n de la Condici¨®n Jur¨ªdica y Social de la Mujer para reivindicar la solidaridad feminista y la ¨¦tica del cuidado para superar el antropocentrismo que nos ha conducido a una sobreexplotaci¨®n de la naturaleza y para reivindicar el valor y la necesidad de los cuidados, as¨ª como la responsabilidad colectiva que debemos asumir como sociedades democr¨¢ticas y humanas, comprometidas con la vida en este planeta.
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