Putin, maestro en errores
En v¨ªsperas de que se cumpla un mes de la invasi¨®n, se acumulan los fallos tanto militares como pol¨ªticos que desmienten la imagen del presidente ruso como un gran jugador geoestrat¨¦gico
Con todas sus sombras a cuestas ¡ªaut¨®crata, belicista, asesino, violador del derecho internacional¡¡ª Vlad¨ªmir Putin parec¨ªa gozar de una s¨®lida reputaci¨®n como un maestro del juego geoestrat¨¦gico. Una maestr¨ªa que, internamente, le ha permitido anular toda oposici¨®n parlamentaria, someter a los oligarcas con veleidades pol¨ªticas, laminar a los medios de comunicaci¨®n independientes y bloquear la emergencia de una sociedad civil cr¨ªtica. Igualmente, en el exterior, con una econom¨ªa de monocultivo y a pesar de su irrelevancia internacional en el arranque de siglo, Putin ha conseguido que Rusia vuelva a ser o¨ªda, recuperando parcialmente su influencia en su vecindad asi¨¢tica (Georgia y Kazajist¨¢n) y europea (Transnistria y Bielorrusia).
Por eso, se presupon¨ªa que en su manejo de la crisis ucrania Putin volver¨ªa a mostrar esa capacidad calculadora que ha hecho que un pa¨ªs en decadencia siga figurando entre las potencias globales. Pero ahora, cuando ma?ana, d¨ªa 24, se cumple un mes desde el desencadenamiento de la invasi¨®n, esa imagen palidece ante el c¨²mulo de errores cometidos. Entre ellos destacan los siguientes.
Una invasi¨®n que no necesitaba. En la situaci¨®n previa al 24 de febrero pasado, con Crimea y un tercio del Donb¨¢s en sus manos desde 2014, Mosc¨² ya sab¨ªa que Ucrania no ingresar¨ªa en la OTAN. Es cierto que la Alianza Atl¨¢ntica, en el comunicado final de la cumbre de Bucarest (2008), hab¨ªa recogido esa posibilidad, pero tambi¨¦n lo es que hasta hoy no ha abierto ning¨²n proceso real de admisi¨®n y en ning¨²n caso la Alianza iba a abrir las puertas a un pa¨ªs fragmentado con tropas rusas en su seno. Adem¨¢s, los acuerdos de Minsk le conced¨ªan una baza adicional para que, si se aplicaban, pudiera tener asegurada una voz propia en cualquier decisi¨®n ucrania sobre pol¨ªtica exterior y de seguridad.
Sobrevaloraci¨®n de las propias fuerzas. Obnubilado por una parafernalia militarista que presentaba a los Ej¨¦rcitos rusos como una maquinaria todopoderosa, Putin crey¨® que los 190.000 efectivos desplegados alrededor de Ucrania eran suficientes para llevar a cabo una operaci¨®n rel¨¢mpago que le permitir¨ªa derribar a Volod¨ªmir Zelenski y controlar todo el Donb¨¢s, asegurando as¨ª un corredor terrestre entre Crimea y Rusia. La dura realidad ha demostrado que no solo ese primer plan ha fracasado, sino que el segundo ¡ªaplastamiento indiscriminado de la resistencia ucrania¡ª tampoco est¨¢ al alcance de las unidades desplegadas debido a su penoso rendimiento en combate, sus sonoros fallos log¨ªsticos y su incapacidad para garantizar el dominio del espacio a¨¦reo.
Infravaloraci¨®n de la capacidad defensiva ucrania. A la vista de la reacci¨®n de las fuerzas militares ucranias en 2014 y en los a?os siguientes, Mosc¨² crey¨® que la invasi¨®n ser¨ªa un paseo militar. A lo largo de este ¨²ltimo mes ha podido comprobar, sin embargo, que su operatividad ha mejorado sustancialmente, en buena parte gracias a los suministros de armas desde el exterior y a los asesores e instructores externos con los que ha contado. Del mismo modo, Putin ha errado completamente en su idea de que la poblaci¨®n local recibir¨ªa a los invasores como salvadores que iban a librarlos de un Gobierno supuestamente nazi y genocida. Por el contrario, esa misma poblaci¨®n se est¨¢ sumando a los batallones de defensa territorial y est¨¢ reforzando su sentimiento nacionalista.
Revitalizaci¨®n de la OTAN. Una organizaci¨®n que hab¨ªa salido malparada de la desventura militar de Afganist¨¢n, cuestionada por parte de algunos de sus principales miembros y sin un claro futuro, se encuentra ahora nuevamente en el centro de la escena, dotada de una nueva raz¨®n de ser que nos retrotrae a la Guerra Fr¨ªa. Mientras aumenta el n¨²mero de pa¨ªses miembros que anuncian el inmediato incremento de sus presupuestos de defensa, incluso pa¨ªses como Finlandia y Suecia vuelven a plantearse el posible ingreso en la OTAN.
Potenciaci¨®n de la unidad de la Uni¨®n Europea. Acostumbrados a una UE d¨¦bil y fragmentada, la invasi¨®n ha potenciado la unidad de los Veintisiete tanto en la aplicaci¨®n de sanciones como en la activaci¨®n del Fondo Europeo para la Paz para financiar el suministro de armas a Kiev. La crisis acelera sin duda el proceso de una Europa de la Defensa y dificulta el cl¨¢sico juego ruso de explotar las divergencias internas.
Cierre de puertas a un nuevo orden de seguridad europeo. M¨¢s all¨¢ de Ucrania, Putin buscaba redise?ar un orden de seguridad europeo que se hab¨ªa desequilibrado notablemente en su contra desde el final de la Guerra Fr¨ªa. Tanto Washington como Bruselas hab¨ªan mostrado su disposici¨®n a negociar el asunto y ahora la invasi¨®n le ha arruinado esa opci¨®n.
Hundimiento del pa¨ªs y subordinaci¨®n a China. El da?o causado por las sanciones coloca a Rusia ante una crisis de dimensiones colosales que no solo hace insostenible su aventura militar, sino que pone al pa¨ªs en manos de una China que previsiblemente aprovechar¨¢ la ocasi¨®n para subordinar Mosc¨² a su dictado, convirti¨¦ndose en su principal alternativa financiera a precio de saldo.
Y la lista contin¨²a.
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