Clamar (en espa?ol) en el desierto
Atender a la situaci¨®n del castellano entre los saharauis nos revela la desdichada historia reciente de la antigua colonia; nos muestra c¨®mo la identidad se construye en buena medida a partir de la lengua
Los saharauis son un ejemplo de paciencia hist¨®rica en medio de la dejadez poscolonial espa?ola, y son tambi¨¦n, seguramente a causa de esa paciencia, un precioso ejemplo de lealtad ling¨¹¨ªstica. En los a?os setenta, al menos un 20% de la poblaci¨®n saharaui hablaba el espa?ol. Aun siendo colonia espa?ola, el S¨¢hara de entonces no estaba por completo hispanizado ling¨¹¨ªsticamente: junto con cuarteles y soldados espa?oles, muchos saharauis segu¨ªan viviendo su vida n¨®mada en una sociedad beduina que estaba muy poco alfabetizada y que usaba com¨²nmente para la comunicaci¨®n su propia variedad de ¨¢rabe (el ¨¢rabe hasan¨ª o hassan¨ªa). La evoluci¨®n posterior de los acontecimientos cambi¨® la suerte del espa?ol entre los saharauis. El S¨¢hara se convierte en 1975 en la provincia marroqu¨ª que ahora el Gobierno ha ratificado y la lengua espa?ola emprende all¨ª dos caminos distintos.
El patrimonio ling¨¹¨ªstico espa?ol en el S¨¢hara hoy marroqu¨ª ha ido mermando gradualmente: la huella de Espa?a, y el espa?ol va en ella, se ha borrado o ha sido borrada. El ¨¢rabe dialectal marroqu¨ª entr¨® a residir con el hasan¨ª, que en muchos casos qued¨® confinado a uso dom¨¦stico, y el franc¨¦s, la lengua europea que Marruecos ha tenido como lengua culta por su propia historia colonial, fue reemplazando a ese 20% de espa?ol.
Quienes se establecieron en los famosos campamentos argelinos en Tinduf, en cambio, se agarraron a la identidad espa?ola cuanto pudieron. Reivindicar y fortalecer el uso del espa?ol en la escuela se hizo una bandera inmaterial, que se avivaba adem¨¢s con alianzas de cooperaci¨®n informales, como las vacaciones de los ni?os saharauis en Espa?a (muchos, por cierto, en Andaluc¨ªa, donde hemos tenido a estos ni?os como una presencia cotidiana en nuestros veranos) o con ayudas m¨¢s institucionales, como la de Cuba. No solo el espa?ol; tambi¨¦n la propia variedad de ¨¢rabe hasan¨ª se convirti¨® en un rasgo identitario y, de hecho, el hassan¨ªa de los campamentos argelinos incluye palabras concretas que, como pr¨¦stamos, se dicen en espa?ol. La cultura saharaui no es la cultura marroqu¨ª; ha habido una influencia espa?ola durante d¨¦cadas y esa influencia ha pervivido entre los refugiados en Argelia.
Hablar espa?ol y hablar hassan¨ªa era una forma de resistencia simb¨®lica frente a la adversidad poscolonial. Argelia asil¨® a los saharauis y estos asilaron al espa?ol. Bast¨® que los saharauis fueran trasplantados en una tierra nueva para que sus propias lenguas se convirtieran en ramas con las que aspirar a una mayor visibilidad en medio de la arena yerma. A kil¨®metros de los campamentos argelinos, sin embargo, el territorio hist¨®rico de la vieja colonia espa?ola es ya escasamente hispanohablante.
La lengua es un espejo de la historia. No la cambia, pero la refleja con una nitidez que asusta. Atender a la situaci¨®n del espa?ol entre los saharauis nos revela fielmente la desdichada historia reciente de la antigua colonia espa?ola; nos muestra c¨®mo la identidad se construye en buena medida a partir de la lengua. Yo entiendo que cuando se anexiona, se invade o se abandona un territorio no se est¨¢ pensando en la lengua que se puede perder por el camino, pero a veces los hablantes son superiores a las personas que los gobiernan y son justamente ellos quienes s¨ª piensan con lealtad en las lenguas.
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