? Es posible una autonom¨ªa saharaui cre¨ªble en el reino marroqu¨ª?
Existe una salida viable si la diplomacia espa?ola se moviliza a fondo junto a otros pa¨ªses europeos, EE UU y la ONU, para promover un nuevo proceso que trate de convencer a ambas partes, y a Argelia, de una v¨ªa autonomista aceptable para todos
Muchos espa?oles y los que por profesi¨®n hemos estado vinculados con el tema del S¨¢hara, nos enteramos con sorpresa por los informativos del cambio o evoluci¨®n de la posici¨®n del Gobierno sobre el S¨¢hara Occidental, ocupado ilegalmente por Marruecos desde 1976, pero del que Espa?a sigue siendo jur¨ªdicamente la potencia administradora.
El texto fue filtrado unilateralmente por Marruecos y sin aparente consulta aqu¨ª y fuera; subraya que la autonom¨ªa de 2007 es la base m¨¢s seria, realista y cre¨ªble para la soluci¨®n del contencioso. La nueva posici¨®n, muy pragm¨¢tica, pretende normalizar las relaciones, sin unas contrapartidas reconocidas por Marruecos, aunque se se?ala que se pretende una nueva relaci¨®n con nuestro vecino basada en la transparencia, la cooperaci¨®n, la abstenci¨®n de acciones unilaterales, el respeto a la integridad territorial de ambos pa¨ªses y la adecuada gesti¨®n de los flujos migratorios en el Mediterr¨¢neo y el Atl¨¢ntico.
La carta, arduamente trabajada, plantea tres inc¨®gnitas importantes para ambos pa¨ªses. La primera, si es posible confiar que Marruecos cumplir¨¢ dichas premisas sabiendo sus reivindicaciones hist¨®ricas. La segunda, si podr¨¢ garantizar una autonom¨ªa cre¨ªble basada en principios democr¨¢ticos y el reconocimiento de la identidad saharaui. Y la tercera, c¨®mo se integrar¨¢ a esa poblaci¨®n de cerca de 200.000 personas de la di¨¢spora y a los residentes en Tinduf.
Inicialmente parece obvio que Marruecos nunca aceptar¨¢, dificultades censales aparte, un refer¨¦ndum libre y democr¨¢tico, ya que es otro de los dogmas de su Corona y sus esfuerzos para transformar ese territorio en una provincia vigilada son visibles. Asimismo, el Frente Polisario, dada la diferencia de medios militares, nunca podr¨ªa ganar la guerra, ni Argelia se arriesgar¨ªa a enfrentarse a Marruecos defendi¨¦ndole. Muchos cuestionan que un n¨²cleo de poblaci¨®n tan limitada y dispersa pueda aspirar a conformar un Estado viable. Pero esa comunidad saharaui, que malvive, necesita un futuro digno. En conclusi¨®n, el conflicto no tiene hoy d¨ªa salida a la vista y la mediaci¨®n de la ONU ha sido hasta ahora incapaz de encauzar el proceso.
Adem¨¢s, la opini¨®n p¨²blica espa?ola y el estamento militar nunca han escondido sus simpat¨ªas por la causa saharaui y son innumerables los alcaldes, ONG y familias que vienen desde hace d¨¦cadas ofreciendo ayuda humanitaria al pueblo saharaui, otorgando becas, acogimiento y organizando campamentos educativos. Los partidos tambi¨¦n han reaccionado negativamente, aunque sea contradictorio, a como lo hicieron con la acogida humanitaria a Brahim Ghali. Argelia, para colmo, protector y valedor internacional desde los a?os 70 del pueblo saharaui, visto hasta ahora como socio fiable, tiene en su mano el vital suministro de gas y parte del control del flujo migratorio. Para Argelia es una pieza del reto hegem¨®nico en la regi¨®n, pero tambi¨¦n un contencioso inc¨®modo.
En resumen, un rompecabezas que puede estallar en varios frentes. Ante tama?o desaf¨ªo existe la posibilidad de que nuestra diplomacia se movilice a fondo junto a otros pa¨ªses europeos, EE UU y la ONU, para promover un nuevo proceso que trate de convencer a ambas partes, y a Argelia, que una autonom¨ªa aut¨¦ntica es posible, propuesta que ya fue sondeada discretamente de manera oficiosa por canales diplom¨¢ticos desde 1987, con resultados negativos.
Las desconfianzas fraguadas en varias d¨¦cadas condicionan a primera vista cualquier acercamiento. Pero si bien el Frente Polisario estar¨ªa lejos de poder sentarse en una mesa con Marruecos, corresponder¨ªa a este pa¨ªs colocar en la agenda una propuesta que efectivamente sea ¡°seria, realista y cre¨ªble¡± y lanzar algunos mensajes atractivos hacia esas poblaciones saharauis desplazadas. Un consorcio de pa¨ªses potentes (modelo Contadora) podr¨ªa supervisar el proceso por un periodo de tiempo, para garantizar unas f¨®rmulas aceptables y s¨®lidas de inserci¨®n de la comunidad saharaui. Puede ser un ejercicio innovador de diplomacia que piensa en t¨¦rminos estrat¨¦gicos pero tomando en cuenta las nuevas orientaciones de la Agenda 2030.
Una soluci¨®n as¨ª liberar¨ªa a la regi¨®n de una tensi¨®n grave a las puertas de Europa, quitar¨ªa a Argelia el peso de una causa de dudoso futuro y dar¨ªa al pueblo saharaui y a sus j¨®venes una expectativa de vida razonable. Otro valor a?adido ser¨ªa el restablecimiento de la relaci¨®n entre Marruecos y Argelia, y traer¨ªa estabilidad al Norte de ?frica, que para Espa?a y Europa es vital de cara a establecer una nueva pol¨ªtica de cooperaci¨®n renovada en el Magreb, en la lucha antiterrorista y el control migratorio taponando incluso el fr¨¢gil Sahel. En resumen, una llave importante la tiene Marruecos que deber¨ªa dar un paso y ofrecer alguna f¨®rmula generosa acorde con las resoluciones de la ONU. Las dem¨¢s partes deben tambi¨¦n moverse.
?Tendr¨¢n las partes implicadas la visi¨®n hist¨®rica y la voluntad de someterse a un proceso de estas caracter¨ªsticas? Espa?a como administradora deber¨ªa jugar fuerte. El reto es dif¨ªcil aunque no imposible.
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