A favor de la mayor¨ªa plural

1.- Sin tapujos: ahora mismo la mayor¨ªa plural que gobierna Espa?a es la mejor garant¨ªa para frenar la penetraci¨®n del autoritarismo posdemocr¨¢tico. Cierto que la crisis del CatalanGate y la surrealista reacci¨®n del presidente S¨¢nchez han disparado las alarmas. Pero el balance es positivo y hay que preservar la coalici¨®n de los intentos desestabilizadores desde dentro y desde fuera.

La crisis del bipartidismo, que en 2014 se hizo irreversible, acab¨® alumbrando en enero de 2020, con la investidura del presidente Pedro S¨¢nchez y la formaci¨®n del primer Gobierno de coalici¨®n de la democracia, un modelo distinto de gobernanza. Desde la llegada del PSOE al poder en 1982 se hab¨ªa impuesto el principio de mayor¨ªa de gobierno articulada en torno a un solo partido, al servicio incondicional del presidente, sin espacio alguno para la discrepancia y el debate pol¨ªtico (¡°el que se mueve no sale en la foto¡±), a la espera de que el desgaste acumulado por los a?os llevara a la alternancia y al traspaso de poder a la otra pieza articular del r¨¦gimen, el PP, con CiU y PNV como mu?idores complementarios. El poder era cosa de dos, y tan convencidos estaban de ello que no advirtieron que su era declinaba. Y lleg¨® el primer Gobierno de coalici¨®n, formado por dos organizaciones pol¨ªticas (el propio PSOE despu¨¦s del contragolpe democr¨¢tico de S¨¢nchez y Unidas Podemos) y apoyado sobre una mayor¨ªa parlamentaria multicolor. Contra los peores augurios ¡ªy pese a la insidia permanente de la derecha y de la vieja guardia socialista¡ª ha funcionado. Y va camino de completar la legislatura.

La valoraci¨®n positiva de la coalici¨®n no viene s¨®lo de que se haya mantenido en el poder. Se ha demostrado que se puede gobernar desde la diversidad, que es posible discrepar sin romper, y que se pueden conseguir complicidades importantes incluso m¨¢s all¨¢ de sus propias fronteras. Un ejemplo: los ¨²ltimos datos de empleo han dado las primeras se?ales del acierto de una reforma que, impulsada por Yolanda D¨ªaz, como ministra de Trabajo y figura destacada de Unidas Podemos, hizo posible el acuerdo entre todas las sensibilidades de la mayor¨ªa y los representantes de los sindicatos y de la patronal.

2.- En un momento de mutaci¨®n del sistema econ¨®mico y del marco comunicacional, en el que a menudo los ciudadanos se sienten dejados de la mano de Dios por parte de los gobernantes, en los que cada vez conf¨ªan menos, la pol¨ªtica se parapeta cada vez m¨¢s en lo identitario. Se atrapa a los votantes con apelaciones a lo fundamental ¡ªlo que nos constituye como diferentes de los dem¨¢s¡ª y con la construcci¨®n de chivos expiatorios para fomentar el miedo. En este contexto, la pluralidad activa de la actual mayor¨ªa es un instrumento ¨²til contra las apelaciones a la sumisi¨®n incondicional.

La resistencia de la vieja pol¨ªtica y de importantes sectores econ¨®micos y medi¨¢ticos es evidente. Su recurso es el fantasma del populismo, categor¨ªa con la que se pretende distinguir lo admisible y lo inadmisible en democracia y, por tanto, empeque?ecer el espacio de lo posible. Un concepto que etiqueta a quienes se supone que quieren subvertir la democracia en nombre del pueblo. En la medida en que el llamado populismo de izquierdas lleva m¨¢s de dos a?os gobernando con pleno respeto al entramado constitucional, el fantasma decae. Populismo ya s¨®lo es un recurso demag¨®gico para equiparar extrema derecha y extrema izquierda. O dicho de otro modo, una manera de blanquear a la extrema derecha que viene reiterando su intenci¨®n de acabar con derechos fundamentales de los ciudadanos. La pluralidad del Gobierno de S¨¢nchez es ahora mismo la mejor aportaci¨®n a la democracia liberal. Y se equivocar¨ªa el presidente si cayera en la tentaci¨®n centrista, que s¨®lo dar¨ªa alas a la extrema derecha.

3.- Atenci¨®n al caso franc¨¦s. La debacle del viejo bipartidismo ha quedado confirmada en las ¨²ltimas elecciones. Los republicanos y los socialistas han dejado de existir. Macron se anticip¨® hace cinco a?os y se aprest¨® a ocupar su espacio. Su lema: de derechas y de izquierdas a la vez. Resultado: Le Pen m¨¢s fuerte que nunca y Francia dividida en tres: la extrema derecha, el extremo centro y la extrema izquierda (en expresi¨®n de Cyril Lemieux). En cada familia reina lo identitario por encima de la experiencia vital. Y la pregunta es: ?c¨®mo salir de ah¨ª sin que el autoritarismo posdemocr¨¢tico acabe imponi¨¦ndose?

Ahora mismo hay dudas sobre si el acreditado sentido de la oportunidad del presidente S¨¢nchez ha entrado en el proceloso espacio de las soluciones imaginativas (por ejemplo, cuando responde al CatalanGate atribuy¨¦ndose el papel de v¨ªctima). ?Alejarse de su izquierda para crecer hacia el centro al modo Macron? Para defender la democracia en Espa?a, evitando caer en el paradigma PP-Vox, ya homologado por la derecha, ahora mismo no hay otra v¨ªa que la defensa de la mayor¨ªa plural vigente. Y los aprendices de brujo ¡ªmodo sectores del independentismo catal¨¢n¡ª que especulen con carg¨¢rsela son rehenes del delirio del cuanto peor, mejor.