El humor del pobre
Las bromas de los poderosos juegan con la ventaja de nuestra desuni¨®n, nuestra sumisi¨®n y nuestra sorprendente fascinaci¨®n por el dinero, pese a que nunca acabamos de tenerlo
Jardiel Poncela, uno de los grandes talentos de la generaci¨®n del 28, sosten¨ªa que definir el humor es como pretender pinchar una mariposa con el palo de un tel¨¦grafo. Quiz¨¢ por esa imposibilidad a¨²n estamos a la espera de que alguien escriba un tratado sobre la profunda diferencia entre el humor que se practica desde abajo y el que se practica desde arriba. El primero nace de la clase media o baja y suele ser fatalista, autoflagelante y sin atisbo de soberbia. El mejor ejemplo ser¨ªan los telefonazos de Gila. El humor que viene desde el poder es inverso, persigue la humillaci¨®n del perdedor, es engre¨ªdo, autosuficiente y falt¨®n. Un ejemplo estar¨ªa en el tono de la comicidad de Donald Trump, que le llev¨® hasta la presidencia de su pa¨ªs por la apariencia de sincera incorrecci¨®n. La semana pasada tuvimos otra muestra de esta locuacidad de la soberbia por boca del presidente de la compa?¨ªa Iberdrola, cuando llam¨® tontos a aquellos espa?oles que mantienen la tarifa regulada de la luz. Se suma a una serie de declaraciones entre desafiantes y ventajistas que viene haciendo desde que comenz¨® la escalada de precios de la energ¨ªa. Quiz¨¢ sobreact¨²a al percibir que su reputaci¨®n est¨¢ algo tocada desde que se le investiga por recurrir supuestamente a los servicios del fullero Villarejo para solventar asuntos accionariales.
Tiene algo de raz¨®n, pues los espa?oles somos tontos, sin excepci¨®n, en lo que se refiere a las tarifas energ¨¦ticas. Yo no distinguir¨ªa entre unos y otros. M¨¢s que tontos, la definici¨®n perfecta ser¨ªa cautivos. S¨ª, cautivos de un sistema perfecto que funciona como p¨²blico cuando hay que cubrir p¨¦rdidas y privado cuando hay que repartir ganancias. Muchos peque?os emprendedores que intentaron promover las energ¨ªas sostenibles fueron llevados a la ruina cuando desafiaron a esos oligopolios, con la colaboraci¨®n necesaria de un Gobierno de la naci¨®n que quebr¨® su pol¨ªtica de est¨ªmulos y le plant¨® un impuesto al Sol. Todo ello antes de que llegara la cacareada transici¨®n ecol¨®gica, ya s¨ª capitaneada por las grandes empresas, entre ellas Iberdrola, l¨ªder de este nuevo rumbo por el cual hay que creerse que lo verde empieza en los Pirineos. Se oye de vez en cuando por la calle a gente referirse a ella como Ibertrola, como venganza del recibo mensual, pero qu¨¦ gran llamada de tel¨¦fono habr¨ªa sostenido Gila con la teleoperadora de la compa?¨ªa.
Puestos a so?ar con un humor que nos resarza de tanta humillaci¨®n, imaginen la gran broma que podr¨ªamos haber perge?ado contra Elon Musk. Este es otro ejemplar perfecto del prepotente internacional que nos acostumbra a deleitar con su tonillo perdonavidas cuando utiliza el humor para sacudir el mercado. Si al comprar por 44.000 millones de d¨®lares la red social Twitter los usuarios de todo el mundo hubieran decidido darse de baja de la aplicaci¨®n, se habr¨ªa topado con la sorpresa de que hab¨ªa comprado la nada a un precio un poco alto. Claro que para que una broma as¨ª funcionara se necesitar¨ªa que los m¨¢s de 300 millones de personas que utilizan esa red social actuaran como una sola voz colectiva. Lo que nos habr¨ªamos re¨ªdo. Pero no podr¨¢ ser, porque el humor del pobre es una guarida de supervivencia mientras se perpet¨²an los agravios. En cambio, el humor del poderoso juega con la ventaja de nuestra desuni¨®n, nuestra sumisi¨®n y nuestra sorprendente fascinaci¨®n por el dinero, pese a que nunca acabamos de tenerlo.
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