Largas listas de espera
Los ciudadanos merecen saber por qu¨¦ la sanidad p¨²blica les hace esperar a unos m¨¢s que a otros dependiendo de la comunidad aut¨®noma en la que vivan
El estr¨¦s que la pandemia ha causado al sistema p¨²blico de salud era dif¨ªcil de evitar, pero algunas de sus secuelas m¨¢s graves deber¨ªan encontrar remedio a medida que nos acercamos a tiempos de relativa normalidad. Las listas de espera eran inaceptables antes de la covid y lo siguen siendo ahora, cuando un considerable n¨²mero de personas, a¨²n sin cuantificar, han quedado fuera de las estad¨ªsticas por el colapso de la atenci¨®n primaria o porque los propios pacientes han evitado acudir al m¨¦dico por miedo al contagio. El resultado es que un total de 706.740 personas esperaban una intervenci¨®n quir¨²rgica a 31 de diciembre de 2021, con una demora media de 123 d¨ªas, las cifras m¨¢s altas de la serie hist¨®rica, que comienza en 2003. Pero el dato m¨¢s grave es que algo m¨¢s del 20% de ellos llevaban m¨¢s de seis meses aguardando la llamada del hospital.
La sanidad p¨²blica mantiene un elevado prestigio por su capacidad de resoluci¨®n de las urgencias y la respuesta a problemas de salud graves, como un accidente cardiovascular o un proceso oncol¨®gico. Muchas autonom¨ªas han establecido circuitos preferentes para el diagn¨®stico r¨¢pido ante la sospecha de un c¨¢ncer o dispositivos especiales para atender procesos que ponen en peligro la vida de los pacientes, como la atenci¨®n de los infartos o de los ictus. Las intervenciones quir¨²rgicas que figuran en las listas de espera no son urgentes, pero en muchas de ellas esa demora comporta dolor y sufrimiento, como la implantaci¨®n de una pr¨®tesis de cadera, o mala calidad de vida, como en el caso de las cataratas o de la hipertrofia benigna de pr¨®stata. Pero el dato m¨¢s preocupante es el tiempo de demora para la primera visita a un especialista: el n¨²mero de pacientes en esa lista ha pasado de suponer 64 personas por cada 1.000 habitantes antes de la pandemia a 77, con el agravante de que ahora m¨¢s de la mitad, el 52%, llevan m¨¢s de dos meses esperando. Es un cuello de botella que conduce a nuevas esperas en las pruebas de diagn¨®stico, de lo que puede derivarse el agravamiento de la dolencia y hasta la p¨¦rdida de oportunidades de curaci¨®n en el caso de los tumores silenciosos.
Tambi¨¦n resulta incongruente la variabilidad territorial por comunidades que muestran las listas de espera. Unos espa?oles tienen menos opciones terap¨¦uticas que otros por razones pol¨ªticas y organizativas. Comunidades dotadas con los mismos recursos de partida presentan demoras diferentes, lo que refleja desigualdades derivadas en primer lugar de la decisi¨®n pol¨ªtica de destinar m¨¢s o menos recursos a la sanidad, pero tambi¨¦n diferencias atribuibles a una mala gesti¨®n de los recursos sanitarios disponibles. Los peores datos, con los distintos indicadores en la mano, corresponden a Arag¨®n, Castilla y Le¨®n y Catalu?a: los ciudadanos de esas comunidades deber¨ªan poder saber por qu¨¦ a ellos les va peor que a otros.
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