El campo y los techos de cristal

Desde que en 1978 Marilyn Loden acu?¨® el t¨¦rmino glass ceiling (techo de cristal) para referirse a las limitaciones veladas o informales que impiden a una mujer promocionar en el ¨¢mbito pol¨ªtico o profesional, se ha hablado mucho del asunto. Tambi¨¦n se han buscado soluciones. desde el empoderamiento femenino en el ¨¢mbito pol¨ªtico hasta la conciliaci¨®n, presentada por algunos como el b¨¢lsamo de Fierabr¨¢s, capaz de solucionar todos los males en materia de igualdad. Si bien ha habido avances en estos a?os, sigue habiendo sectores en los que a¨²n es necesario horadar m¨¢s para romper ese techo de cristal. Uno es el de la ganader¨ªa, donde las mujeres contin¨²an en una situaci¨®n desventajosa frente a los hombres, cuando no de invisibilidad. La radiograf¨ªa de la mujer del campo es desalentadora: trabaja fuera y dentro de casa, tiene familiares a su cargo y sus retribuciones, en la mayor¨ªa de los casos, son ¨ªnfimas. Adem¨¢s, solo una de cada cuatro dirige una explotaci¨®n agr¨ªcola. Es urgente seguir impulsando el empoderamiento de las mujeres en el ¨¢mbito rural para corregir esta desigualdad cr¨®nica.

Virginia R. Mart¨ªn. Madrid

S¨ª, s¨ª, en bicicleta

Ya sea por el incremento del precio del combustible, o por las medidas para frenar el aumento de temperatura del planeta, la bicicleta debe tener un papel central en la movilidad personal urbana e interurbana.

Los carriles bici ser¨¢n pr¨¢cticos y seguros si conectan bien nuestros pueblos, escuelas y pol¨ªgonos. Hoy tenemos una red inconexa, err¨¢tica e in¨²til, fruto de una pol¨ªtica cobarde y corta de miras que ha perpetrado aut¨¦nticos esperpentos malgastando recursos p¨²blicos y oportunidades.

Es b¨¢sico dejar de ver la bicicleta como un mero apero de ocio o turismo. Y si, seguramente habr¨¢ que cederle parte del espacio de los coches.

In¨¦s Acosta Hern¨¢ndez. Cornell¨¤ del Terri (Girona)

Defendamos nuestros derechos

El borrador que maneja el Ministerio de Igualdad sobre la nueva ley del aborto es un paso importante para mejorar la calidad de vida de millones de personas de este pa¨ªs. Pero es importante tambi¨¦n que tengamos en cuenta que estos derechos ganados hay que defenderlos. Todav¨ªa m¨¢s cuando tenemos el ejemplo de otros pa¨ªses al otro lado del charco que amenazan estos mismos derechos. Acostumbr¨¦monos a estos derechos y hag¨¢moslos parte de nuestra forma de vivir, porque as¨ª ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil que nos los roben.

Miguel ?ngel Senovilla Anillo. Sevilla

Gracias, m¨¦dicos

Mi madre y mi padre son m¨¦dicos; mi hermana es estudiante de sexto de Medicina. Su formaci¨®n se prolonga durante 11 a?os: seis a?os de carrera universitaria, m¨ªnimo uno de preparaci¨®n del MIR, y despu¨¦s, como m¨ªnimo, otros cuatro de especialidad. Hacen guardias de 24 horas, lo que les agota f¨ªsica y mentalmente. Calificar de ¡°fraude moral¡± el ejemplar trabajo y la constancia de los profesionales m¨¦dicos es, cuando menos, una osad¨ªa. S¨ª, la Administraci¨®n p¨²blica tiene trabajo por hacer. Pero no caigamos en la trampa de culpar a quienes nos curan, cuidan y nos salvan la vida. Qu¨¦ pena que agradezcamos poco, nos disculpemos menos todav¨ªa y nos juzguemos demasiado.

Javier Fernandez-Moris. Madrid