El PSOE contra Hegel
La gran diferencia entre los agricultores y los fil¨®sofos es que los primeros no esconden los intereses materiales que los mueven, mientras que los segundos envuelven sus reivindicaciones en un estilo altisonante
Durante los ¨²ltimos meses, los fil¨®sofos han salido a la palestra subiendo un poco el volumen de sus intervenciones. No es que habitualmente est¨¦n callados, pues muchos de ellos participan con asiduidad en la prensa mediante art¨ªculos y columnas. Lo que en realidad llama la atenci¨®n es el tono reivindicativo que han adoptado al defender una causa gremial, la necesidad de cursos de Filosof¨ªa en la ense?anza secundaria, como si fuera m¨¢s bien la causa de la Humanidad y la Civilizaci¨®n.
Todos los trabajadores, hasta los m¨¢s contemplativos, tienen derecho a luchar por sus intereses laborales. Los fil¨®sofos no iban a quedar excluidos, faltar¨ªa m¨¢s. A pesar del prestigio cultural de su saber, las salidas profesionales de los graduados en Filosof¨ªa no son esplendorosas, por decirlo elegantemente. De ah¨ª que sean tan sensibles a las regulaciones que afectan al n¨²mero de horas de los cursos que son de su competencia en las ense?anzas medias. Hay en juego puestos de trabajo, no muchos, desde luego, pero de importancia crucial para este colectivo.
El conflicto procede de la ¨²ltima (en¨¦sima) reforma educativa. Se ha recuperado la ense?anza obligatoria de la Filosof¨ªa en los dos cursos de bachillerato (con la llamada Ley Wert, del Gobierno de Rajoy, era obligatoria en primero, pero optativa en segundo). Esto supone una gran mejora para el colectivo. Su queja procede de los cambios que se producen en la ESO (Ense?anza Secundaria Obligatoria), pues se ha introducido una nueva asignatura, Educaci¨®n en Valores ?ticos y C¨ªvicos, que a los fil¨®sofos no les parece suficientemente filos¨®fica y quisieran convertir en una ?tica en la que no quepa el intrusismo profesional. Adem¨¢s, la nueva ley contempla que las comunidades aut¨®nomas puedan ofrecer una asignatura optativa de Filosof¨ªa en cuarto de la ESO: la mayor¨ªa ya han confirmado que as¨ª lo har¨¢n, temerosas de enemistarse con un gremio tan susceptible e influyente.
En fin, Espa?a es uno de los pa¨ªses del mundo con mayor presencia de la Filosof¨ªa en la ense?anza y este Gobierno ha ampliado considerablemente dicha presencia. Es importante recordar que en muchos pa¨ªses avanzados los estudiantes tienen un contacto muy superficial, cuando no nulo, con la Filosof¨ªa. Sin embargo, los fil¨®sofos de nuestro pa¨ªs han sacado la artiller¨ªa pesada para defender con u?as y dientes su asignatura. Perm¨ªtanme que lo ilustre con algunas muestras. Se trata de fragmentos de art¨ªculos que han ido apareciendo en la prensa durante los ¨²ltimos tiempos. No mencionar¨¦ a los autores, que ya bastante tienen con el menosprecio de su saber que ellos perciben en las autoridades del Estado.
Ejemplo 1: ¡°Al final, sin la Filosof¨ªa lo que tenemos son ciudadanos totalmente d¨®ciles, adormitados y sumisos, que no cuestionan las ¨®rdenes que se transmiten ni observan el doble mensaje impl¨ªcito en titulares y contenidos de medios de comunicaci¨®n¡±.
Ejemplo 2: ¡°Quitar la Filosof¨ªa de la Ense?anza Obligatoria es un acto de dominaci¨®n: la apuesta por un nuevo modelo de sujeto sumiso para el desarrollo de un nuevo modelo social de dominio¡±.
Ejemplo 3: ¡°El fil¨®sofo no habla de todo: el fil¨®sofo habla acerca del todo. Un todo que intenta abarcar con su mirada en gran angular. Ya s¨¦ que es un matiz que m¨¢s de uno ¡ªpor ignorancia o por conveniencia de alg¨²n tipo¡ª considerar¨¢ insignificante o sin el menor inter¨¦s. Pero es ah¨ª, y no en otro sitio, donde se juega la profunda raz¨®n de ser del quehacer filos¨®fico¡±.
Ejemplo 4 (definitivo): ¡°Dec¨ªa Hegel que la Revoluci¨®n francesa hab¨ªa sido ¡®obra de la filosof¨ªa¡¯. Todos esos conceptos y todos esos principios que hab¨ªan irrumpido en la Historia se hab¨ªan fraguado en el seno de la filosof¨ªa. Hegel es una cierta autoridad, no es un periodista sensacionalista empe?ado en exagerar la ¡®utilidad¡¯ de la filosof¨ªa. Hegel es Hegel. Pero en el PSOE (quiero pensar que no con la colaboraci¨®n de Unidas Podemos) han decidido llevarle la contraria. La filosof¨ªa no sirve para ense?ar a los ciudadanos a ¡®ser cr¨ªticos¡¯, sino para algo mucho m¨¢s esencial: para que no se olviden de que lo son, para que no olviden que son o deber¨ªan ser libres, iguales e independientes civilmente, y que nadie tiene derecho a usurpar el lugar de su soberan¨ªa (¡): ni siquiera las empresas, por grandes que sean, o ¡®los mercados¡¯, aunque sean tan poderosos que nos tengan agarrados por el cuello. Son cosas que un ciudadano no debe olvidar jam¨¢s, no porque sea cr¨ªtico, sino porque es un ciudadano¡±.
?Recuerdan a aquellos agricultores que ven¨ªan a manifestarse a la capital en defensa de sus leg¨ªtimos intereses econ¨®micos y profesionales y cortaban el tr¨¢fico rodado de la ciudad llenando el paseo de la Castellana de ovejas? Pues los fil¨®sofos hacen algo semejante sacando a Hegel y toda la tropa de grandes pensadores a luchar contra el Bolet¨ªn Oficial del Estado. La gran diferencia entre los agricultores y los fil¨®sofos es que los primeros no esconden los intereses materiales que los mueven, mientras que los segundos envuelven sus reivindicaciones en un estilo un tanto, digamos, altisonante.
?Se imaginan acaso a los profesores de Biolog¨ªa reclamando doble raci¨®n de mitocondrias y prote¨ªnas en la ESO porque sin el ¨¢cido desoxirribonucleico no habr¨ªa Gobierno, ni docentes y ni siquiera alumnos? ?C¨®mo vamos a recortar las horas de ense?anza de la Biolog¨ªa cuando sin vida estar¨ªamos muertos? Y qu¨¦ decir de los profesores de Qu¨ªmica: imag¨ªnense un mundo sin enlaces at¨®micos, no habr¨ªa mol¨¦culas, el mundo ser¨ªa una sopa de ¨¢tomos, ?pueden entonces nuestros chicos y chicas acabar la educaci¨®n obligatoria sin conocer las diferencias entre los enlaces i¨®nico, covalente y met¨¢lico? Nada de esto impresiona al fil¨®sofo, pues a ¨¦l compete explicar algo incluso m¨¢s dif¨ªcil y angustioso, por qu¨¦ existe el ser y no m¨¢s bien la nada.
Resulta dif¨ªcil entender no s¨®lo por qu¨¦ los fil¨®sofos andan tan encabritados, sino, sobre todo, por qu¨¦ justifican sus demandas con argumentos tan antip¨¢ticos, coloc¨¢ndose en una especie de superioridad intelectual frente al resto de materias. Produce cierta incomodidad la pretensi¨®n de que si una persona no estudia varias asignaturas de Filosof¨ªa en la escuela, est¨¢ condenado a ser un pobre infeliz, presa de enga?os, incapaz de razonar rectamente, un asno que no alcanza la condici¨®n de ciudadano. Como si el razonamiento cr¨ªtico no se conformara en m¨²ltiples esferas de la vida y en m¨²ltiples campos del saber, como si los ciudadanos que no ejercemos la Filosof¨ªa no fu¨¦ramos m¨¢s que p¨¢lidas sombras del modelo encarnado por los fil¨®sofos.
Por lo dem¨¢s, conviene recordar que la historia de la Filosof¨ªa no est¨¢ libre de grandes figuras que, pese a su formaci¨®n y capacidad de raciocinio, abrazaron ideas nocivas y absurdas, promovieron el autoritarismo y la exclusi¨®n y no fueron precisamente ciudadanos ejemplares. Si se quiere justificar la Filosof¨ªa, la mejor estrategia no es idealizar este saber. Convendr¨ªa una defensa m¨¢s prudente, medida y pragm¨¢tica; en suma, menos autocomplaciente. En ocasiones, la exageraci¨®n sobre las consecuencias ben¨¦ficas del aprendizaje de este saber constituyen la mejor demostraci¨®n de que los profesores de Filosof¨ªa pueden ser tan malos razonando como el resto de los mortales.
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