Chivos expiatorios
La frustraci¨®n por unas condiciones adversas afecta a la sociedad, que reacciona proyectando sobre algunas personas los fallos del sistema. Los acusadores viven as¨ª libres de culpas y sin la responsabilidad de tener que cambiar nada
La salud mental ha encontrado una rendija por la que colarse en los medios. Se ha demostrado el impacto que provoca en nuestra sociedad desde el abuso de medicaci¨®n hasta el aumento de suicidios. Era necesario poner nombre a lo que estaba silenciado por miedo, tab¨² o estigmatizaci¨®n. Sin embargo, dada la evoluci¨®n del tema, cabr¨ªa la posibilidad de que, en lugar de conseguir mayores recursos en la sanidad p¨²blica o disminuir las desigualdades que las causan, cay¨¦ramos en un fen¨®meno muy usual entre los seres humanos: la focalizaci¨®n sobre las personas que padecen enfermedades mentales y no sobre el sistema social que las genera. Etiquetar a amplios sectores de la sociedad con patolog¨ªas como el trastorno por d¨¦ficit de atenci¨®n (TDA), espectro autista, depresi¨®n o trastornos diversos puede conllevar olvidar las causas, incluidas las sociales y econ¨®micas, y tranquilizar nuestras conciencias ubicando el malestar en esas personas, lejos del resto.
Se trata de un recurso social muy usado, el del chivo expiatorio, cuando una sociedad se siente en riesgo y tiene miedo, ansiedad o incertidumbre. Puede recaer sobre cualquier colectivo que se perciba como ¡°diferente¡±. A lo largo de la historia ha sucedido, en sus formulaciones m¨¢s crueles, en la persecuci¨®n de las brujas en la Edad Moderna o en el genocidio nazi. Resulta fundamental analizarlo para evitar su aparici¨®n en nuestra ¨¦poca de enorme inestabilidad y desconcierto.
La cient¨ªfica Adela Mu?oz P¨¢ez ha publicado recientemente su libro Brujas, en el que realiza un exhaustivo an¨¢lisis de las causas que condujeron en Europa a tan cruel persecuci¨®n de la brujer¨ªa en la Edad Moderna. Mu?oz desmonta algunos mitos, como la idea tan extendida de que las brujas eran en realidad mujeres sabias, alquimistas o hechiceras. A este potente imaginario contribuy¨® en gran medida el libro Brujas, comadronas y enfermeras, escrito en 1973 por las ensayistas feministas B¨¢rbara Ehrenreich y Deirdre English. Con indisimulado pesar, Mu?oz advierte de que no ha encontrado en su extenso estudio nada que haga pensar en una sabidur¨ªa propia de las llamadas brujas, sino que, por el contrario, encuentra en ellas de forma muy mayoritaria a las mujeres m¨¢s pobres, a las analfabetas, las marginadas y, frecuentemente, con alg¨²n tipo de enfermedad mental. Sin embargo, lo que refleja el libro es el hecho de que son las condiciones socioecon¨®micas las que, sumadas a factores de misoginia y superstici¨®n, disparan el terror y las persecuciones. Se desencadenaron cazas de brujas en toda Europa por razones clim¨¢ticas adversas, al perderse cosechas, al caer en la miseria o cuando la mortalidad infantil aumentaba.
Por su parte, los psic¨®logos Carl Hovland y Robert Sears mostraron un v¨ªnculo entre el linchamiento de afroamericanos y la curva de precios del algod¨®n entre la emancipaci¨®n y la Gran Depresi¨®n americana. La frustraci¨®n con la econom¨ªa del algod¨®n condujo al odio hacia la minor¨ªa inofensiva representada por los esclavos negros. Por no hablar de la utilizaci¨®n de los jud¨ªos como chivos expiatorios para desviar las culpas de los desastres que sufri¨® Alemania como consecuencia de la I Guerra Mundial.
?Podr¨ªamos identificar en la actualidad grupos con el rol de chivos expiatorios? Las personas inmigrantes, los menores adolescentes no acompa?ados, los j¨®venes tildados de ninis, las personas con problemas de drogadicci¨®n, las sintecho, las de diferente orientaci¨®n sexual son con frecuencia acusadas de todos los problemas de nuestras ciudades. Tambi¨¦n las j¨®venes con anorexia o bulimia cargan con las culpas del sistema: los medios y las redes sociales muestran hasta la saciedad un prototipo de mujer imposible, pero quien sufre en sus cuerpos son las j¨®venes, sin recursos para luchar contra ello y sin que la sociedad parezca apenas inmutarse.
El fen¨®meno del chivo expiatorio se utiliza en Psicolog¨ªa Social para explicar c¨®mo la frustraci¨®n o la falta de control debido a condiciones vitales adversas afectan a la sociedad, la cual reacciona proyectando sobre algunas personas o grupos las culpas del sistema. De este modo, los acusadores y la sociedad en general viven libres de culpas y no se sienten con la responsabilidad de tener que cambiar nada. Por el contrario, quienes asumen el rol de chivo expiatorio cargan con un peso emocional que afecta negativamente a su salud mental.
Las personas necesitamos mantener cierto control percibido sobre nuestro entorno y, cuando ocurren epidemias, recesiones, desempleo o guerras imprevistas, se simplifica la realidad designando uno o varios chivos expiatorios. Esta estrategia proporciona una soluci¨®n aparentemente f¨¢cil, que es aislar, eliminar o focalizar el problema sobre el grupo escogido, al tiempo que nos permite mantener el mundo como estable y predecible, y no ca¨®tico o peligroso.
Por todo ello, se?alar a las personas que est¨¢n sufriendo psicol¨®gicamente como resultado de crisis sociales y desigualdades podr¨ªa tener un efecto contrario al deseado, si no estamos muy alerta. Porque no debemos olvidar que son los chivos expiatorios quienes est¨¢n reflejando, como en un espejo, el sistema en que vivimos y del que siempre somos, en alguna medida, responsables.
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